Por Lic. Sebastián Ibarzábal, psicólogo. MN. 42.413.
Tres reflexiones sobre la cosmeticorexia
La cosmeticorexia es el interés desmedido por el uso de cosméticos en niñas y preadolescentes.
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La primera reflexión se centra en los adultos, particularmente, en los padres, como el grupo primario de apoyo para abordar la problemática de la cosmeticorexia -interés desmedido por el uso de cosméticos- en niñas y preadolescentes. Se entiende que los niños son, en gran medida, reflejos de las figuras de cuidado primario, lo que plantea la necesidad de recapacitar sobre el énfasis que los adultos otorgan a la perfección estética y cómo esto puede influir en la salud emocional y psicológica, tanto de los adultos como de los menores a su cargo.
Se debe plantear la necesidad de establecer límites claros y saludables en relación con las expectativas estéticas y el uso de prácticas cosméticas. Es fundamental que los adultos proporcionen orientación y apoyo emocional a sus hijos, así como que intervengan de manera adecuada si perciben signos de que la preocupación por la apariencia les está afectando negativamente la salud y el bienestar.
Sin embargo, frente a estas manifestaciones, es importante preguntar cómo los propios adultos están percibiendo y estableciendo límites en relación con la búsqueda de la perfección estética. Parecería que el primer desfazaje proviene de los ellos mismos y derrama sobre los niños. Y bien vale el debate dado que los menores son extremadamente vulnerables frente a la exposición masiva y constante de las redes sociales y los mayores, encargados de su cuidado, son la primera línea de defensa.
La segunda reflexión se centra en los posibles riesgos asociados con la adicción a prácticas estéticas. Estas conductas pueden generar percepciones distorsionadas de la realidad y fomentar ideales de belleza inalcanzables, lo que conlleva problemas de autoestima, tristeza, ansiedad y frustración.
En adolescentes, está correlacionado con estados depresivos y conductas autolesivas. Pareciera ser que, en lugar de fortalecer la autovalía de los niños y resaltar la importancia de aceptarse a sí mismos, se está reforzando la idea de que necesitan transformarse desde una edad temprana, socavando así los pilares de su autoimagen, autoestima y sentido de valía personal.
Por último, la tercera reflexión se centra en las repercusiones en el largo plazo en la formación esta generación de jóvenes. Si bien ésta es una pregunta sin una respuesta definitiva en el presente, resulta relevante considerar las posibles consecuencias que podrían surgir en el futuro. Dentro de 5, 10, o 15 años, es probable que se esté analizando y debatiendo los resultados negativos de estas intervenciones.
Es esencial repasar sobre cómo estas experiencias moldearán su percepción de sí mismos, su relación con la belleza y la autoaceptación, así como su bienestar psicológico y emocional en la vida adulta.
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