- ámbito
- Portada Principal
Pese a la indiferencia, el mural de David Siqueiros aún sobrevive
El juez de la Nación Juan Manuel Gutiérrez Cabello abrió la semana pasada, para inspeccionar su estado, el valioso mural "Ejercicio plástico" que el artista David Alfaro Siqueiros pintó en 1933 en la Argentina, en la que era la quinta de Natalio Botana. Ese mural, desguazado y en pésimas condiciones de conservación, duerme en varios containers en San Justo, en una playa de grúas. Este diario advirtió hace un año el peligro que corría la obra, pero sólo hubo tibios reclamos oficiales. Según el juez, el abandono de la obra daña el patrimonio nacional.

El juez Juan Manuel Gutiérrez inspecciona la obra
Gutiérrez Cabello accedió a viajar a San Justo, hasta el Camino de Cintura al 700, a la playa de grúas Don Bosco, para ver con sus propios ojos el mural. El día anterior, en su despacho, en el segundo piso de Diagonal Roque Sáenz Peña 1211, el juez había observado con franqueza: «Me resultaba extraño que, tratándose de una obra tan importante, nadie se acercara a preguntar por ella».
Traba judicial
El juez explica que el mural está trabado en ese depósito por un litigio judicial desde 1994. «La obra está desguazada y además hay tres intereses en juego. A la discusión entre las partes se suma el reclamo de los dueños del depósito, que no han cobrado un centavo por esa guarda y retienen la obra porque les deben siete años. En estas condiciones es difícil movilizarla.»
La gravedad de esta y otras cuestiones es desestimada -en parte-por Mirta Barruti, representante legal de Dencanor SA, firma que compró el mural en 1994 por 825.000 dólares, la mayor cifra que se haya pagado en la historia del arte argentino. «En el expediente hay dinero que se puede utilizar para pagar el depósito -señala Barruti-. Luego la Justicia determinará a quién corresponde hacerse cargo de ese gasto.» El juez acepta la viabilidad de ese trámite.
Barruti asegura que sus clientes no se oponen a la exhibición de la obra. «Siempre y cuando se garantice que el restaurador mexicano Manuel Serrano, que en el año 1991 extrajo el mural con una compleja obra de ingeniería, sea contratado para volver a montarlo. Pero se requieren fondos para financiar el montaje, y nadie posee ese dinero.»
Más allá de las carencias financieras, cualquiera que observe la estructura de hierro y maderas para el montaje del mural, un mecano sin instrucciones para armar que ocupa todo un container, puede advertir que sólo quien creó ese complicado sistema sería capaz de volver a armarlo.
De todos modos, ante las aseveraciones de Barruti y sabiendo que el subsecretario de Cultura y Comunicación, Hugo Storero, elevó hace ya varios meses a la Comisión de Museos y Lugares Históricos el pedido de que el mural pase a formar parte del patrimonio histórico-artístico de la Argentina, le preguntamos al juez: «¿Si finalmente los organismos oficiales le solicitaran que preserve la obra, usted tiene autoridad para sacarla de ese lugar de riesgo?». «Sí, definitivamente. Aunque pueden apelar esa medida», es la respuesta.
«Gracias a Dios esa pintura todavía se mantiene. No deberíamos dejar que continúe el deterioro», agrega Lucas Fernández Moores, el oficial de Justicia, al salir de las entrañas de esos containers. ¿Y cómo sigue esta historia? Gutiérrez Cabello es consciente de que dejar abandonada esta obra de arte en ese estado lesiona el patrimonio nacional y, sin ocultar el fastidio que le provoca tanta indiferencia, dice: «Cuando leo en los medios que existe preocupación por el patrimonio, me pregunto por qué ni siquiera me llaman por teléfono. Me parece óptimo que se traslade a un sitio donde se exhiba y se cuide». Seguidamente cuenta que su propósito es tomar las medidas pertinentes para su traslado y añade que está dispuesto a escuchar «con todo gusto a cualquiera que demuestre algún interés». Entretanto, el fiscal de la Nación Gustavo Bruzzone, coleccionista y erudito en el tema del arte, explica: «Esa obra se puede comparar con un niño cuyos padres se pelean y ponen en riesgo su vida. La tutela la debe asumir el juez».
Interrogado sobre el silencio de la Comisión de Patrimonio, Storero explica que la Secretaría de Cultura realizó un pedido ante un juez de Morón que hasta hace poco tiempo entendía en esa causa. Además, se presentó como parte interesada en un juzgado comercial donde está radicado un expediente del complicado litigio. «Nuestra ambición es que se nos permita resguardarlo y, de ser posible, exhibirlo», manifiesta Storero, mientras se dispone a hablar con Gutiérrez Cabello.
Dejá tu comentario