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Shangai: Encanto de una urbe que sorprende por sí misma

Es fácil orientarse en la zona turística de Shanghai si se tiene como referencia el río Huangpu, pues separa a la ciudad en Puxi (oeste) y Pudong (este); toda la señalización marca estos puntos cardinales. Los medios de transporte son modernos; los de mayor utilidad para quien no domina el idioma local son el taxímetro y el subterráneo, que cuenta con 5 líneas que recorren aproximadamente 145 km. A fin de este año tendrá 3 nuevas líneas, y para 2010 contará con un total de 11, cuya red alcanzará un recorrido de 400 km.
Shanghai es la ciudad más importante de la República Popular China. Está en continuo crecimiento, el horizonte lo dominan los rascacielos, las grúas (que construyen más rascacielos) y las zonas donde se tiran construcciones antiguas para seguir levantando torres. Aun con la contundencia de las cifras, es difícil imaginar una ciudad de casi 19 millones de habitantes, más de 4.000 rascacielos, con una superficie de 5.800 km2, que equivale a 30 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires, con uno de los ingresos per cápita más altos de China y una actividad económica que la posiciona como uno de los centros financieros más importantes de Asia y del mundo.
Por su estatus jurídico depende en forma directa del gobierno central, razón que la hace particular, tanto como su propia historia, signada por guerras y ocupaciones de potencias extranjeras, que han dejado sus huellas en el carácter de la urbe, que se caracteriza por su impronta liberal y vanguardista.
En esta ciudad se fundó el Partido Comunista Chino, el 23 de julio de 1921, en la habitación de uno de los delegados, Li Hanjun. Otro delegado, Mao Tse Tung, fue uno de los 13 que participaron en el primer gobierno comunista chino formado en 1949. Si bien es una meca para los negocios y las compras, también posee una rica oferta cultural, en la que se destacan los espectáculos tradicionales como la acrobacia, la danza y el teatro. Su vida nocturna, donde no faltan restoranes, cafés, espectáculos en general y todo lo que se espera de una gran ciudad, la ha posicionado como el centro turístico de mayor crecimiento en la región.
El punto de partida para conocer y maravillarse con todo lo que ofrece Shanghai es su hermoso malecón. Sobre la ribera oeste del río, se observa -en forma panorámica- la zona de Pudong, con los edificios más modernos y emblemáticos. Con sólo girar levemente, se tiene una vista próxima de la zona del Bund, nombre dado por los británicos a una zona de 1,5 km con más de 50 edificios de inconfundible estilo europeo, que fueron construidos durante la etapa colonial. Hoy tienen sede en ellos importantes bancos, oficinas gubernamentales y hoteles.
En la zona Xi, es posible visitar el barrio antiguo (Nantao), con su arquitectura tradicional. En él se encuentra el hermoso jardín de Yuyuan, que fue diseñado durante la dinastía Ming, entre los años 1559 y 1577, y que ocupa una superficie de 2 hectáreas. Un funcionario imperial quería que sus padres, que no podían trasladarse a la capital, pudieran ver qué aspecto tenía un jardín de este estilo, por eso le dio el nombre de Yu, que significa salud. Tiene todos los elementos que caracterizan a un jardín chino, y se destaca la figura de un dragón que recorre la parte superior del muro perimetral.
LO ANTIGUO Y LO MODERNO
Toda la zona es un gran complejo comercial donde es posible adquirir objetos antiguos y modernos, de marcas locales e internacionales. Es un lugar bullicioso, que se llena de turistas por lo pintoresco y por sus precios accesibles. No muy lejos de allí se encuentra el camino de Nanjing, que es desde la antigüedad una de las calles más famosas por su actividad comercial. En esta arteria es posible encontrar todo tipo de artículos. Verdaderas mareas humanas la transitan todo el día. Esta calle comienza en el malecón. A unas pocas cuadras, donde finaliza el tramo peatonal, se encuentra la Plaza del Pueblo, construida en los años cincuenta sobre los terrenos de un hipódromo realizado por los ingleses. Alrededor hay importantes centros comerciales, el Teatro de Shanghai, el Museo de Arte Antiguo, el Museo Municipal y en el centro una gigantesca fuente musical.
A pocas cuadras (hacia el sudeste) comienza el Barrio Francés, donde se han concentrado las marcas internacionales, dando un toque distintivo a este sector de la ciudad que en su época de esplendor albergó a un tercio de los extranjeros que se radicaban en Shanghai. Todo el barrio posee un estilo arquitectónico colonial francés que permanece intacto. La antigua concesión francesa es un lugar perfecto para pasear. Se destacan los jardines de Ruijin Guest House, llenos de restoranes, galerías de arte, boutiques de diseñadores y cafeterías. El Parque Fuxing tiene paseos a la sombra de los árboles, bares, hoteles de la época colonial como el Okura Garden Hotel, 58 Maoming Nan Lu y el Jinjiang Hotel.
Como en toda China, conviven lo antiguo y lo moderno. Una visita que no se puede evitar es al templo del Buda de Jade, un complejo con un conjunto de patios que interconectan varios edificios que contienen distintas estatuas de Buda. Se destaca entre ellas una imagen de Buda sentado que pesa 3 toneladas y mide casi 2 metros, de la cual no permiten tomar fotografías, y otra imagen de Buda reclinado ubicada en una sala contigua. Si bien el templo oficialmente es un museo, en él se forman monjes y la gente concurre para hacer peticiones y ofrendas.
Las zonas Este y Oeste se conectan por puentes o túneles y por las líneas de subterráneos; en esta zona nueva, se encuentran importantes plazas comerciales, donde también es posible hacer todo tipo de compras y disfrutar de los más variados servicios.
PARA TENER
UNA PANORAMICA
Un detalle que caracteriza la zona Dong son sus complejos de viviendas y sus hermosos edificios, como el rascacielos Jin Mao, de 420 metros de altura. Tiene algunas características de la arquitectura local, ya que recuerda a una pagoda. Fue proyectado teniendo en cuenta la numerología china, que le da al número 8 el significado de la suerte. Posee 88 pisos, construidos sobre una base octogonal apoyada sobre ocho columnas de acero. Desde el piso 53 hasta el 87, el edificio está ocupado por un hotel de lujo. En el piso 88 se encuentra un mirador con capacidad para 1.000 personas desde donde se puede observar una panorámica de la ciudad. Se accede a este mirador, previo pago de una tarifa, mediante dos ascensores que permiten la ascensión de los 88 pisos en menos de 45 segundos.
Otro de los edificios emblema es la Torre de la Perla Oriental, una de las torres de televisión más altas del mundo con sus 468 metros. Su estilo lo conforman esferas de distintos tamaños ubicadas a diferente altura. La mayor tiene un diámetro de 50 metros. Posee tres miradores y el más alto se encuentra a 350 metros y lleva por nombre «Módulo espacial». También, para uso público, el edificio posee un restorán giratorio a 267 metros de altura.
La ciudad ofrece a cada paso la oportunidad de mirar, regatear y comprar, es algo que forma parte del paisaje. Se debe tener en cuenta que hay muchas calles especializadas, como el camino de Huaihai, una calle comercial elegante y cultural, ideal para los que buscan las últimas tendencias en moda. El camino de Sicuani es una calle comercial popular donde concurre la gente local; camino de Beijing Xi, es la calle del hardware; camino de Dongtai es la calle de las antigüedades; camino de Huanghe es una calle famosa por su oferta gastronómica. De esta forma hay muchas calles que se caracterizan por ofrecer un rubro comercial diferente. Desde luego, están los grandes centros comerciales, donde no existe el regateo y los productos tienen precios internacionales.
La visita no será completa si no se realiza un paseo por el río Huangpu. De día se podrá observar la intensa actividad de barcos y barcazas y el caótico movimiento de la ciudad. De noche, la iluminación de los edificios y de la ribera regalarán una imagen imborrable de esta fabulosa metrópoli. Shanghai significa «más arriba del mar». No hay dudas de que en su vertiginoso y bien planeado desarrollo, dentro de pocos años no sólo estará arriba del mar, sino de muchas otras ciudades que creían no tener competencia.
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