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''Vienen por negocios y vuelven por placer''

Norberto Gunsberg: Depende de los destinos. En destinos domésticos viajan en económica; es muy raro que un viajero corporativo viaje en business, salvo que pertenezca a los altos mandos de una gran empresa. En destinos regionales esto va según los cargos: de mediano para arriba viaja en business. En los destinos de más de siete horas de vuelo ya no es por cargo, es business class para cualquiera, y los altos mandos van en primera.
N.G.: Hoy hay mucha dificultad para tener plazas en business. Es complicado conseguir lugar en vuelos a zonas como las del sur de nuestro país, que son muy solicitadas, entre otras por las empresas petroleras.
N.G.: Por lo pronto, hoy no quieren perder tiempo. Y tanto el que sale como el que llega tienen gran conocimiento de los viajes. Están enterados de los tipos de aviones, de los asientos, de qué aeropuerto es mejor que otro o dónde hacer una conexión. En esto Internet ha ayudado muchísimo. Además, buena parte son viajeros frecuentes.
N.G.: En la Argentina, IATA y no IATA, hay unas 3 mil agencias de viajes. Pero el servicio para el viajero corporativo es muy especial: cuando tiene que viajar, tiene que viajar. No le da lo mismo ayer, hoy o mañana. Tiene una meta que cumplir. Al viajero de placer, en tanto, se le puede aconsejar que no viaje mañana porque la semana que viene va a tener la tarifa más barata o que espere para entrar en una determinada promoción. Eso no va para el que viaja por trabajo, por negocios. A esto hay que agregar que las grandes empresas tienen una política de viajes.
P.: ¿Qué es una política de viajes?
N.G.: Es la «biblia» de cómo los corporativos de grandes empresas tienen que viajar. Dice, por ejemplo, que tienen que viajar por tal línea aérea, que si van a tal ciudad, tales son los hoteles a los que tienen que ir, que si viajan más de tantas horas pueden hacerlo en business class o si viajan en business sólo los directores de la compañía y los empleados viajan en económica. La política de viajes es como la columna vertebral de la empresa y del negocio de quienes participan de nuestro foro. Y a nosotros nos importa saber de entrada si la empresa que atendemos tiene una política en ese sentido. Y llegamos a hacer una crítica de esa política porque es muy restrictiva o todo lo contrario. Por dar un ejemplo, la política puede ser que el ejecutivo tiene que ir a su destino en forma directa. Y eso hay veces que no conviene; una combinación puede dar mejores frutos, más descanso, mejor llegada. Por eso planteamos que se agregue en esa «biblia» que el viaje debe ser con la ruta más lógica y económica posible.
POLITICA DE VIAJES
P.: ¿Cuál es la situación en la Argentina?
N.G.: Hace un año se hizo un estudio basado en una encuesta realizada al respecto y sólo 12 por ciento de las empresas argentinas, grandes y medianas, tenían una política de viajes. Y de ese 12 por ciento sólo 35 por ciento la aplicaba porque la tenía por escrito. Y hay que tener en cuenta que el traslado corporativo es un gasto importante: es el aéreo, el hotel, las comidas, el auto, el combustible, taxis, propinas, llamadas por teléfono, lavandería, etcétera. Esa actitud cambió bastante desde 2002. Han aumentado los acuerdos corporativos que dan mejor economía. Y ha aumentado también nuestra labor de consultores.
P.: ¿Esos cambios comenzaron con la crisis de 2001?
N.G.: Esto empezó a cambiar a partir de 2000, antes de la crisis de 2001, pero ya había empresas que venían realizando el cobro de honorarios por servicio. Algo que se ha ido incrementando en la medida en que las líneas aéreas para bajar costos decidieron, a nivel mundial, reducir o no pagar comisiones a las agencias. Eso hizo que el rol del agente de viajes cambiara en todas partes; dejó de ser un intermediario para ser un consultor de viajes.
P.: ¿Qué modificó el boom turístico de la Argentina?
N.G.: Transformó el mapa de trabajo; hoy se trabaja en forma diferente. Hasta antes del boom, el tema con los viajeros era conseguirles la mejor tarifa; desde hace tres años ya no se habla de eso, sino de conseguirle lugar. En promedio, 50 por ciento de los asientos de viajes que parten al exterior está ocupado por ejecutivos. Hay 50 por ciento de asientos ocupados por extranjeros que vienen a la Argentina a hacer turismo y vuelven a su lugar de origen. Esto crea problemas porque la cantidad de asientos no aumentó tanto desde los 90, cuando el tráfico era de argentinos al exterior.
P.: ¿Qué pasa con los viajes de incentivo?
N.G.: Están creciendo. Nunca dejaron de existir. Se venía a la Argentina por su belleza natural, su cultura, su seguridad: tenemos un país seguro comparado con otros. Con la devaluación hay mutaciones. El viaje de incentivo para argentinos se hace dentro del país, y comienza la oleada de extranjeros. Esto significa que tenemos más gente viajando dentro de la Argentina, eso crea posibilidades y complicaciones. Se construyeron nuevos hoteles, aumentó la infraestructura, pero, por falta de vuelos, es más difícil que antes armar un viaje de incentivo dentro de la Argentina. Esto ha hecho que muchas empresas argentinas den viajes de incentivo nuevamente en el exterior.
P.: ¿Los viajeros siguen llegando gracias a la devaluación?
N.G.: Ya no influye el factor precio; el país está más caro, pero vienen porque el boca en boca ha funcionado. La Argentina está de moda. Una encuesta internacional reciente dio por segundo año consecutivo a Buenos Aires como la ciudad, después de Florencia, a la que los turistas quieren ir. En nuestro sector, los viajeros que vienen por negocios vuelven por placer.
Entrevista de Máximo Soto
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