16 de septiembre 2016 - 18:32

"Liberar el comercio con EE.UU. mejoraría las inversiones"

El funcionario negó que exista una apertura indiscriminada y advirtió que “hay un aprovechamiento político del miedo sobre las importaciones”. Habló de una agenda comercial “ambiciosa”.

Frentes. Son varios los que tiene abiertos el Gobierno para negociar acuerdos comerciales. De ello habló Miguel Braun en el foro del CCK.
Frentes. Son varios los que tiene abiertos el Gobierno para negociar acuerdos comerciales. De ello habló Miguel Braun en el foro del CCK.
 A Miguel Braun le toca caminar, cuando se trata de comercio exterior, en la delgada línea que existe entre la liberación indiscriminada -que hay quienes vinculan a malas experiencias del pasado- con cierres de empresas y pérdidas de empleo, y el proteccionismo exagerado, que termina por aislar a la economía y desalentar las inversiones. La Secretaría de Comercio que preside avanza, en el corto plazo, en acuerdos con países de la región que sus antecesores se habían resistido a discutir; y en el mediano y largo plazo, con tratados de libre comercio con grandes potencias que cuestionaría al menos una mitad de los economistas locales. "El objetivo es, ante todo, la inversión y la creación de empleo", aclara el sucesor de Guillermo Moreno y Augusto Costa. Y se anima: "Un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos sería positivo, por el impacto que podría tener en el aumento de la inversión".

Periodista: ¿Reconoce que hay sectores que se pueden ver amenazados hoy por una mayor apertura de las importaciones?

Miguel Braun:
Nosotros hablamos todos los días con los sectores y no vemos para nada que haya un problema con las importaciones. Hay que entender que más del 80% de las importaciones argentinas son insumos necesarios para que la economía crezca y exporte. Con lo cual hablar de trabar las importaciones es una irresponsabilidad total. Segundo, hoy la Argentina está importando u$s60.000 millones cuando, en 2001, llegó a importar u$s90.000 millones. Estamos en un nivel muy bajo. Y cuando comparamos el nivel de importaciones contra el del año pasado, vemos que el valor de las importaciones es menor y el volumen está sólo 4% o 5% por arriba. Sector por sector, no hay para nada una avalancha de importaciones. Lo que hay es un aprovechamiento político del miedo en vez de buscar una mirada optimista y positiva. Nuestro modelo no es de apertura indiscriminada ni tampoco es cerrar la economía. Buscamos una inserción inteligente en el mundo.

P.: ¿Por qué hoy es más atractivo para los argentinos comprar afuera que en el mercado local?

M.B.:
Eso depende de cada rubro. Puede ser por precio, por moda... Y a nosotros nos parece que cada uno tiene que poder comprar lo que quiera comprar.

P.: ¿No son muy altos los impuestos para quien vende en el mercado local?

M.B.:
El costo argentino aplica a toda la producción argentina. Nosotros tenemos que hacer que la economía sea más competitiva. Para eso el Gobierno tiene el plan productivo, que apunta a bajar los costos de financiamiento, los costos logísticos, mejorar la situación energética, reducir la burocracia y bajar los impuestos. Pero todo eso va a llevar tiempo. En este tiempo tenemos que trabajar en una mayor inserción internacional con acuerdos estratégicos: en una desgravación lenta. Por ejemplo, con la Unión Europea, esta desgravación es a 10 y 15 años. Eso calza bien con la mejora en la productividad de los sectores. Además, tenemos que trabajar con los sectores para que mejoren su productividad, con más tecnología y mejorando la capacitación laboral. Es un proceso gradual de industrialización genuina.

P.: ¿En qué va a consistir la liberación del comercio con los países de la región?

M.B.:
Con México ya empezamos a negociar. Es la misma idea que con la Unión Europea: un acuerdo comercial muy amplio donde la desgravación es muy gradual.

P.: ¿La liberación es en todos los sectores de la economía?

M.B.:
Siempre hay sectores excluidos. Esto depende de la sensibilidad que tiene cada país.

P.: ¿Qué sectores ven más competitivos y más fáciles de liberar en estos acuerdos?

M.B.: Ojo, el objetivo no es liberar...

P.: En un tratado de libre comercio, sí, ¿no?

M.B.:
No. El objetivo es, ante todo, la inversión y la creación de empleo. Obviamente, en esos acuerdos, se reducen aranceles y aumenta el flujo del comercio. Pero el desafío es insertarnos en cadenas globales de valor. El objetivo no es la liberación en sí, sino la inversión.

P.: Pero debe haber sectores en los que se puede trabajar más fácilmente que en otros para bajar aranceles, ¿no?

M.B.:
Pensemos en la industria automotriz. En los 60, el razonamiento industrialista era cerrar la economía para que las compañías automotrices tuvieran que invertir en armar una planta acá, para vender autos en la Argentina. Ese razonamiento ya no funciona en el mundo de hoy, porque la producción está globalizada en la cadena de valor: se producen pedazos de cada producto en cada lugar del mundo, entonces lo que hay que buscar es insertarnos en esas cadenas de valor. También, claro, especializarnos. Para tener un país industrial en serio.

P.: En el viaje a China se habló de que la Argentina podía avanzar en acuerdos de libre comercio en software.

M.B.:
En software, la Argentina es muy competitiva. Como también lo es en servicios de alto valor agregado, como el diseño, el cine, la arquitectura, los servicios de back office. Tenemos una población educada que habla inglés: estamos en el puesto 15º en el mundo en términos de nivel de inglés y en el primer puesto en la región. Somos muy competitivos en el sector servicios. Eso puede ser un multiplicador de empleo de calidad.

P.: ¿Con Estados Unidos se podría conversar una liberación?

M.B.: Hemos firmado un acuerdo de diálogo comercial, en el que vamos a avanzar en octubre con el ministro de Producción, Francisco Cabrera, con quien viajamos para Washington. Y un acuerdo que se llama TIFA (Trade and Investment Framework Agreement, por su sigla en inglés), que es un acuerdo de facilitación de inversiones y comercio, y que incluye pasos para discutir puntos de la agenda bilateral. La famosa discusión de los limones, que está en proceso de destrabarse, surge con este diálogo. En término de acuerdos comerciales todavía no está planteado encarar una liberación con Estados Unidos, pero eventualmente creemos que sería positivo porque el impacto que tienen estos acuerdos es en el aumento de la inversión. Y la verdad es que Estados Unidos es uno de los países que más emite inversión extranjera directa, con lo cual vemos esto a mediano y largo plazo como positivo.

P.: ¿Para cuándo lo ve probable?

M.B.:
El mundo está en una situación complicada con estos acuerdos. Por ahora estamos trabajando con la Unión Europea. Tenemos una agenda con Canadá, Japón, México, Colombia, estamos trabajando en la facilitación de comercio con el Mercosur, tenemos una agenda muy ambiciosa.

P.: Viene Michel Temer, el presidente de Brasil, el 3 de octubre. ¿Esperan avanzar en alguna cuestión comercial bilateral?

M.B.:
Con Brasil, el diálogo es muy bueno y fluido. Venimos resolviendo temas. Hace poco firmamos el certificado de origen digital, que permite bajar los tiempos de hacer este trámite, que ahorra plata a las empresas. El comercio con Brasil ya está liberalizado porque tenemos un arancel externo común. Hay mucho para trabajar en estándares industriales, sanitarios, etcétera. La agenda va por ese lado: facilitar el comercio y bajar los costos para las pymes.

P.: ¿Cómo ve el proyecto de ley de tarjetas, que propone bajar comisiones a comercios?

M.B.:
Hay que esperar el proceso legislativo. La comisión de defensa de la competencia analizó el mercado de tarjetas y encontró un caso como era el abuso de posición dominante, de Prisma SA, y a la vez hizo recomendaciones procompetitivas al Banco central y al Congreso. Y estas recomendaciones apuntan a regular la tasa de intercambio, a reducirla, lo que provocaría una baja en los costos.

Entrevista de Ignacio Olivera Doll

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