26 de octubre 2017 - 23:51

De Vido (preso y final) probó la traición que diseñó Cristina

EL EXMINISTRO DE NÉSTOR Y CRISTINA KIRCHNER FUE A LA CÁRCEL SIN APOYO ALGUNO - El temor ahora por el eje Aruba-Ámsterdam y los fletes para el combustible venezolano. El abandono K y los peligros futuros.

Preso. Julio De Vido se entregó en los tribunales de Comodoro Py. Una multitud se concentró en la entrada de los edificios del barrio de Retiro.
Preso. Julio De Vido se entregó en los tribunales de Comodoro Py. Una multitud se concentró en la entrada de los edificios del barrio de Retiro.
No hubo anestesia en el proceso final que terminó con el desafuero y la detención de Julio De Vido. No puede haberla cuando todos los actores de un hecho político están convencidos de protagonizar un evento que en el futuro se mencionará como histórico. El oficialismo avanzó con el pedido de los jueces ajustándose a reglamento al punto de que no hubo fuerza política que pudiera cuestionarle paso alguno; el kirchnerismo, con la avaricia política que le enseñaron sus jefes Néstor y Cristina Kirchner, dejó en el descampado al caído sin asistencia alguna.

En el horizonte aparecen ahora otros riesgos para el grupo. Como bien relata Ezequiel Rudman en su nota de la página 13, el resultado de las elecciones del domingo pasado y la ruptura de la protección a De Vido que se hizo evidente ayer sacan a Cristina de Kirchner del lugar del sparring imprescindible en el que la puso el macrismo desde el primer día de su llegada al poder. En esos términos, la detención de De Vido es la partida de defunción para la utilidad política que suponía Cristina para el macrismo hasta ahora.

El corredor político del kirchnerismo, entonces, pasa a diluirse en los laberintos judiciales que cada día apretan más. Las novedades que pueden aparecer sobran. La Justicia, por ejemplo, ya comenzó a mirar con más detenimiento lo que algunos mencionan como la conexión Aruba, o el "eje Aruba-Ámsterdam", en relación con la isla holandesa frente a Venezuela que siempre aportó la facilidad de ser un trampolín seguro para la transferencia de fondos hacia cuentas en Holanda. En el mundo de negocios venezolanos también está casi todo por averiguar sobre los fletes contratados para el transporte del combustible desde ese país hacia la Argentina, en medio del agujero negro que supuso el fideicomiso petróleo por alimentos. Demasiado para atender al mismo tiempo para los hasta ahora defensores K en el Congreso.

Quizás por alguna de esas razones no hubo sorpresas en el efecto político que tuvo ayer el proceso de desafuero y detención del exministro. La traición final de los diputados kirchneristas a su exsuperministro no fue una improvisación. Todo lo contrario, fue el final del camino que les indicó Cristina de Kirchner cuando en el final de la campaña aclaró que sólo por su hijo y su hija pondría las manos en el fuego.

De Vido no pudo quejarse de nada ayer. Logró, con sus abogados, postergar hasta el último paso la bochornosa foto que le espera a todo famoso procesado por corrupción al entregarse en Comodoro Py y evitar la detención en plena calle. El comportamiento de su propio bloque en el debate sobre el desafuero fue el que él mismo les convalidó a los Kirchner durante toda su carrera política desde la intendencia de Río Gallegos hasta la presidencia.

El matrimonio fue siempre una muestra clara de avaricia política hacia amigos y enemigos. De Vido lo supo siempre porque vio cómo en cada caso los Kirchner miraban al costado cuando alguno de los suyos entraba en desgracia. Aunque se trate en este caso del arquitecto mayor del kirchnerismo de infraestructura, no había razón alguna para pensar que a él no le aplicarían la misma regla. Por eso la poca creatividad parlamentaria que ayer se le vio al bloque K de Diputados, molesto incluso porque De Vido no se hubiera entregado antes para no pasar el sofocón. El exministro no les hizo el favor y tampoco a Máximo Kirchner (otro gran ausente en la defensa y sí presente en el retiro de lealtades) al que dejó en evidencia más que cualquier otro diputado del grupo.

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