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• Tecnología
Pero, considerando un mismo escenario, se nota que el aumento de producción de algunos cultivos va en detrimento de otros. Tomando los cuatro principales -girasol, trigo, maíz y soja-, vemos cómo, en los años en que aumenta alguno de ellos, disminuye otro, y siempre tomando en cuenta las áreas sembradas.
Pero, si el escenario cambia, como ocurrió a partir del 20 de diciembre de 2001, la situación se hace harto complicada.
Quedó en evidencia este año -ejemplo máximo, el trigo- que los chacareros utilizaron escasa tecnología, gastaron menos insumos y usaron semillas no del todo adecuadas. Algo similar pasó con el girasol, el maíz, el arroz, el algodón y otras producciones regionales.
Pero muchos se dejan engañar por la expansión que tiene la soja, creyendo que esta oleaginosa va a ser la suplente ideal de todos los demás granos.
Pero pocos prestan atención a los técnicos que indican los males que ocasionan la tendencia al «monocultivo», como es la desertificación, agotamiento de la tierra, aparición de plagas antes erradicadas, etcétera.
• Cambios
También habría que considerar la constante falta de políticas agropecuarias a largo plazo, los continuos cambios económicos, las retenciones a las exportaciones -con más posibilidades de ser aumentadas que disminuidas-, la presión impositiva, la gran cantidad de hectáreas productivas inundadas y un sinfín de impedimentos que hacen de la producción agropecuaria argentina un camino complicado y demasiado riesgoso.
También habría que tomar en cuenta lo que viene ocurriendo con los productores. De 250 mil productores que existían hace 10 años, según datos extraoficiales, hoy hay solamente 120 mil hombres de campo activos. Muchos dirán que la cantidad de hectáreas no varió y que ahora están en manos de empresas fuertes, haciendo probable que los volúmenes continúen constantes.
Esto puede ser, pero resulta improbable un fuerte aumento de los guarismos de producción, ya que esas empresas invierten en campos, buscando obtener ganancias acordes con lo invertido. Y, con el panorama descrito anteriormente, difícilmente los inversores apuesten mayor cantidad de dinero en la producción agropecuaria argentina.
Es lindo dar buenas noticias, ser positivos y crear un panorama ideal, pero es más importante tratar los temas con la seriedad y responsabilidad que el actual momento requiere. Generalmente, las barreras de humo se disipan con el viento y, en la actualidad, la brisa comienza a soplar más fuerte.
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