La UE acordó reglas de futuros rescates bancarios
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Los ministros de finanzas de España (Luis De Guindos); de Irlanda (Michael Noonan); y de Suecia (Anders Borg).
Los ministros al menos definieron quién deberá pagar cuando se trate de recapitalizar o de liquidar un banco, y en qué orden: primero los accionistas, luego los acreedores no asegurados, le siguen, llegado el caso, los tenedores de bonos "senior" y en última instancia los depositantes de cantidades superiores a 100.000 euros.
Pero no lograron ponerse de acuerdo sobre el grado de flexibilidad que se le puede dar a las autoridades nacionales para salvar a los acreedores de los rescates bancarios.
Francia y Gran Bretaña quieren poder beneficiarse de cierta flexibilidad y estudiar caso por caso. Francia quiere proteger, en algunas circunstancias, a los depositantes individuales y a las pequeñas y medianas empresas.
Otros países, como Alemania, Holanda y Finlandia, defienden por el contrario reglas más estrictas, para evitar la incertidumbre que puede hacer huir a los inversores y los depositantes.
Y sobre todo que los contribuyentes públicos no se vean de ninguna manera afectados. El compromiso deberá alcanzarse entre estas dos posturas.
"Es importante que tengamos las mismas reglas y flexibilidad en todos los países", declaró el ministro holandés Jeroen Dijsselbloem, también presidente del Eurogrupo, formado por los 17 países que adoptaron el euro.
"El principal problema la semana pasada era un problema franco-alemán", subrayó un diplomático que pidió el anonimato.
Los debates se centran en establecer el porcentaje mínimo de los pasivos bancarios que deberían asumir pérdidas.
La cifra que se maneja es el 8%, tal como propuso Irlanda, que asume la presidencia irlandesa. A partir de ahí, los Estados miembros tendrían un margen de flexibilidad de hasta 5%.
A España "el limite del 8% de los pasivos nos parece correcto y la flexibilidad en torno al 5%", precisó De Guindos.
Si alcanzan un acuerdo, los ministros habrán dado un paso importante hacia la creación de la unión bancaria, deseada por la UE para evitar un nuevo contagio entre crisis bancaria y crisis de la deuda.
Si en cambio fracasan y posponen nuevas discusiones al segundo semestre el calendario parlamentario podría ser muy justo para que el texto sea adoptado definitivamente antes de mayo de 2014, cuando se celebran elecciones europeas.
A fines de 2012 ya fue complicado acordar el primer pilar de la unión bancaria, el mecanismo de supervisión único que debería entrar en vigor en el segundo semestre de 2014.
Los europeos se han propuesto dar una señal de que avanzan en una unión bancaria, que los blinde contra otra crisis financiera como la que golpea al continente y dejó a la zona euro hundida en la recesión.




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