Sigue todo mal y empeora: campo rechazó medidas que el gobierno lanzó sin consultar
Antes de que los dos Fernández (Alberto y Carlos) anunciaran una virtual baja de las retenciones, ya se sabía que ese gesto era insuficiente para que se levante el paro agropecuario. Conociendo esa respuesta, entonces sólo se podía entender el mensaje como una muestra de la voluntad oficial -frente a otros sectores- para ofrecerse tolerantes con los disidentes. Y, claro, que algunos no consideraran tan irreductible la posición que, desde el inicio del conflicto (hace 79 días), impuso Néstor Kirchner. O sea que, al margen de la tablita, la baja improbable de retenciones (siempre que alcancen ciertos precios los commodities) y la aburrida y desconcentrada conferencia de los disertantes, lo cierto es que el litigio se mantiene en la forma que más desea el gobierno: la política. Por más que sea una cuestión de precio.
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La conferencia que generó tanta expectativa se vio demorada por casi una hora debido a que los técnicos no pudieron conectar la computadora del jefe de ministros a una pantalla gigante para que se pudiera proyectar el power point, lo que obligó a Alberto Fernández a tener que leer numerosas cifras que complicaron la explicación del anuncio. Pero, el que terminó por generar confusión fue el ministro de Economía, hombre temeroso de hablar en público y que no se caracteriza por su capacidad docente. Al término de la conferencia, aún existían dudas de los nuevos porcentajes establecidos para las retenciones, que luego fueron aclaradas por los comunicados de prensa.
Previamente, Alberto Fernández se ocupó de explicar con detalles cómo le cambió la situación al agro desde 2003 (ver nota aparte) y defendió la «política absolutamente favorable que hicieron para el campo». Reivindicó la política oficial de privilegiar al mercado interno y explicó que los productores de soja «han tenido un resultado superlativo, mucho más allá de lo esperado». En su discurso, el jefe de Gabinete se ocupó de acusar al dirigente de Gualeguaychú, Alfredo de Angeli al decir que el domingo pasado, se enteró que «uno de los que más motorizan el reclamo de los chacareros, también, alquila sus campos». Previamente había explicado que muchos pequeños productores dejaron de producir sus tierras y se dedicaron a alquilarlas a los pooles de soja para que ellos produzcan y la rentabilidad que obtienen por alquilar los campos es del orden de 35-45% de lo producido.
Esto le dio pié para señalar que muchos agricultores se pasaron a la soja afectando la producción de trigo, maíz, el desarrollo lacteo, cárnico y de las economías regionales.
Asimismo, el jefe de Gabinete volvió a insistir con que el sector ocupa poco empleo y que una gran mayoría trabaja en negro. Sostuvo que el gobierno escuchó los reclamos del sector y que se trabajó en modificar varios aspectos. Hizo mención a que en la reunión que el agro mantuviera con la presidente Cristina de Kircher, los dirigentes de campo plantearon tres cuestionamientos: «sobre las exportaciones de carne, sobre las exportaciones de trigo y, finalmente, sobre las retenciones móviles, que según ellos entendían afectaban a pequeños productores y a los mercados a término», dijo Fernández. Según el jefe de ministros, el gobierno estuvo trabajando con el sector para encontrar acuerdos en materia de carne y trigo, aunque «hemos tentado vanamente discutir el problema de los mercados a término». Hacia el final del discurso subió el tono crítico y acusó a la dirigencia del sector agropecuario por lo que consideró su «formidable incapacidad de dialogar» y su «formidable altanería de exigir a aquellos con los que se dialoga que hay sólo una salida que es la que ellos proponen».
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