“Y, como no podía ser de otra manera, viene de alguien que era medio zurdito, que se llama Vilfredo Pareto”
Un Javier Milei "sacado" en contra de Vilfredo Pareto
El objetivo de las “Clases Magistrales”, generalmente largas y detalladas, es transmitir conocimientos profundos a una audiencia, combinando información técnica y teórica, ejemplos prácticos y algunos elementos narrativos, para captar la atención del auditorio. Transmitir conocimientos, no atacar e insultar al otro…
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“La tienen adentro”, durante la “Clase Magistral” que dio en la última edición de la ExpoEfi, Javier Milei arremetió contra todos, pero nadie “la ligó” tanto como Vilfredo Pareto.
“…cuando empezamos a comparar el maldito Optimo de Pareto contra lo que pasa en la realidad…”
¿che, a ustedes les gustaría volver a la época de las velas por el fucking Óptimo de Pareto?
“Digo, me parece que no están odiando lo suficiente el óptimo de Pareto”.
“No digo que sea tan malo como los periodistas, pero el optimo de Pareto es malo”.
El primer indicio de la fobia del presidente contra Vilfredo Pareto la tuvimos el 24 de febrero del año pasado cuando le apuntó en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), en Washington. Entonces deslizó: “El problema (i.e. cómo la economía neoclásica y su visión de los fallos del mercado son funcionales al avance del socialismo y cómo eso destruye al crecimiento económico) aparece cuando ingresa el análisis normativo de la mano del análisis de Pareto. Básicamente la idea del óptimo de Pareto”
En junio, durante su viaje a Praga, Milei volvió a denostar a Pareto, pero de ahí y durante un tiempo parecía que lo había olvidado, pero el domingo pasado, 27 de abril, al condecorar con la Orden de Mayo a su idolatrado Jesús de Huerta de Soto (un intercambio de gentilezas, luego que en enero de 2024 el español lo propusiera para el Premio Nobel de economía junto al Rabino Israel Kirzner, y pergeñara la entrega del premio Juan de Mariana en junio; además del “Mayo”, Milei le facilitó un Honoris Causa del ESEADA el mes pasado), advirtió: “me la voy a agarrar con alguien que suelo agarrármela regularmente, que es con el señor Vilfredo Pareto y su definición del óptimo de Pareto”.
Tres días más tarde, lo que era una ventolina se convirtió en un ciclón. Durante su “master Class” en la X Expo EFI apuntó 19 veces contra Pareto y sus ideas, 3 contra “los zurdos” y 1 contra los kirchneristas. ¿Quién es entonces este pobre buen señor que tanto obsesiona a nuestro presidente, aun mas que “los Kukas” y “los zurdos”?
Vilfredo Pareto
Seguramente a Pareto, lo que diga de él Javier Milei, poco y nada le importa, ya que se murió hace más de un siglo, el 19 de agosto de 1923.
Seguramente, de estar vivo tampoco le importaría demasiado.
Lo que es claro, es que, a pesar de las acusaciones del nuestro primer mandatario, “zurdo” no era. De hecho, en su juventud fue partidario de Giuseppe Mazzini, uno de los padres de la actual Republica de Italia. Lo que, es más, Pareto fue siempre uno de los máximos defensores de la doctrina librecambista en Italia y de los más férreos enemigos en contra del proteccionismo y el socialismo, escribiendo innumerables panfletos en contra del intervencionismo estatal.
Su mayor obra atacando al socialismo son los dos volúmenes de 1902 y 1903 de “Les systemes socialistes” donde critica desde lo económico y lo sociológico el desconocimiento de “los zurdos” a los incentivos individuales y la eficiencia del mercado, analizando la imposibilidad de lograr una igualdad social, señalando que se trata de una ideología sentimental, sin bases lógicas, que lo único que logra es reemplazar una elite con otra aun mas ineficiente (esto lo profundiza y reitera en 1916 en el “Trattto di…”).
En 1890 Pareto comenzó a colaborar en el “Giornale degli Economisti” y en el 93, insatisfecho por las ineficiencias que percibía en las industrias y el gobierno, abandonó su profesión de ingeniero para dedicarse a la enseñanza de la Economía Política en la Universidad de Lausana, que le ofrece la catedra que hasta ese momento había sido de León Walras. De 1896 es su primer gran libro “Cours d´économie politique”.
Cuando cumplió 58 años en 1906, poseedor de una buena fortuna propia y heredada, se retiró para dedicarse a la investigación y escribir (en 1912 renunció a la Universidad). Este seria, hasta su muerte, su período más productivo, publicando sus dos textos más reconocidos, el “Manuale di Economía Política” y el “Trattato di sociología generale” de 1916 (Pareto, doctorado en ingeniería, hablaba italiano, francés, alemán, inglés, griego y latín). Fue en ese mismo año, 1906, en que introdujo la idea que el 20% de la población poseía en 80% de la riqueza, lo que hoy conocemos como “el principio de Pareto”.
Tres años mas tarde, viendo que sus teorías económicas no coincidían con la realidad desarrolló el concepto de lo que hoy llamamos la distribución de Pareto (hasta entonces la distribución de Gauss, era la preponderante). Esta distribución es la que más se aproxima hoy en día a cosas tan disimiles como el comportamiento del precio de las acciones, el tamaño de los asentamientos humanos, las reservas de petróleo, el tamaño de los meteoritos y las partículas de arena, las perdidas esperadas por las aseguradoras en varios rubros, la crecida de los ríos, la fiabilidad del sistema eléctrico, etc.
A partir de entonces Pareto comenzó a volcarse más hacia la sociología y la Política, abandonando el liberalismo de su juventud para convertirse en un profundo crítico del socialismo y la democracia burguesa, sugiriendo -en contra de la visión más clásica- que las personas actuábamos también en base a elementos que no eran ni racionales ni lógicos, sino residuos instintivos.
Un problema matemático
Es cierto que el modelo formal de Pareto sobre una frontera de eficiencia -el punto en el que lo que ganaba uno implicaba una perdida en el otro- es estático, describiendo un estado de cosas en un punto temporal determinado, asumiendo que los recursos, preferencias y tecnología son fijos. Pero el nunca postula que esta frontera fuera estática.
Ya en su “Cours d´économie…” reconoce como los cambios en las condiciones económicas, en la producción o en el acceso a bienes (lo que hoy llamaríamos cambios tecnológicos) pueden desplazar su frontera de eficiencia hacia arriba. En “Les Systémes socialistes” de 1902 y en “Trattato di sociología…” avanza aún más apuntando a cómo, además de la capacidad productiva, los cambios en las instituciones y elites son capaces de reformular estos resultados económicos.
El problema es que para resolver modelos dinámicos debemos apelar al uso de ecuaciones diferenciales, que habían desarrollado Newton y fundamentalmente Leibniz en los 1670´s.
El primer economista en hacerlo había sido el alemán Herman H. Gossen en 1854 en Entwicklung der Gesetze des menschlichen Verkehrs de 1854 (desarrolla la teoría de utilidad marginal y el comportamiento de los consumidores), pero su trabajo fue prácticamente ignorado hasta 1870.
Cuando se quería elaborar un modelo matemático, lo usual por entonces era apelar al uso de integrales (Jevons) y algebra (Cournot). Cuando León Walras, el predecesor y sobre quien avanza Pareto, desarrolla su modelo de equilibrio general en “Elements of Pure Economics” (1874) apela al uso de ecuaciones simultaneas, lo que implica cierta dinámica, pero no dejan de ser ecuaciones algebraicas.
Los modelos que emplea en Principles of Economics (1890) Alfred Marshall, el otro de los grandes economistas de la época, son gráficos o verbales, si bien discute la idea de los ajustes dinámicos.
Recién en 1892 Irving Fisher apela al uso de ecuaciones diferenciales para describir procesos dinámicos en “Mathematical Investigations in the Theory of Value and Prices” pero será Knut Wicksell en 1898 (Interest and Prices) el que apela al “calculo” de manera más estricta.
Cuando Pareto desarrolla su modelo de equilibrio en 1896, el uso de las ecuaciones diferenciales entre los economistas -que le habrían permitido reformular su modelo de manera dinámica-, era algo absolutamente marginal, lo que no evito que reconociera que se tratara de procesos dinámicos. El modelo que desarrolló era lo que, dentro de parámetros fijos, es estático pero la frontera, dentro de un sistema dinámico, no lo era.
El siguiente paso, desarrollar una frontera de equilibrio que fuera dinámica les quedó a John Hicks y Nicholas Kaldor, R.G.Allen, Tibor Scitovsky. Si Pareto no lo hizo es porque, como ya señalamos, a principios de 1900 su interés había girado más hacia la sociología y la política.
El que lo dice lo es, multiplicado…
Dicen que el insulto define más a quien lo dice que al que lo recibe. De chicos nos divertíamos con aquello de que “el que lo dice los es… multiplicado por tres”.
La realidad es que los integrantes de la escuela Austriaca, en especial en sus versiones más extremas, muy duchos en matemáticas nunca fueron. De hecho, inventaron el concepto de “praxeología” (el estudio de las acciones humanas mediante la lógica deductiva”) lo que aleja a la economía de cualquier rigor científico y les evita tener que hacer cuentas.
Si bien von Mieses, Hayek -en menor medida, ya que es el más “matemático” del grupo- y hasta Kirzner han cuestionado las ideas de equilibrio de Pareto (Jesús de la Huerta no pareciera atacarlo directamente), es Murray Rothbard, el máximo referente económico del Presidente Milei (“un trabajo, que fue el que me convirtió a mí a la Escuela Austríaca de Economía, que se llama: "Monopolio y competencia", de Murray Newton Rothbard) quien le salto al cuello, especialmente en “Man Economy and State, acusándolo de crear una justificación falsa para la intervención estatal.
Toda esta crítica en contra de Pareto no deja de ser algo irónica, porque si bien el italiano es uno de los padres del del formalismo matemático económico (le seguirían Samuelson, Arrow, etc.), su “opus” fue corriéndose hacia una visión más cualitativa (El Trattato…”), en línea con la que hoy asociamos con la escuela Austriaca.
Claramente si Rothbard o Milei realmente hubiesen leído y comprendido a Vilfredo, en lugar de quedarse con una fórmula matemática que nunca entendieron del todo, hubieran encontrado a un liberal y furiosos antisocialista que estaba estaba mucho más cerca de ellos de lo que parecería a simple vista (en sus últimos años se lo intentó asociar al fascismo; la realidad es que Mussolini admiraba a PAreto y le ofreció una senaduría que Vilfredo declinó).
No voy a señalar acá todo lo que le debemos a Vilfredo Pareto, pero confío que cualquiera que sepa leer entre líneas puede darse cuenta de que se trató de adelantado de su tiempo en la comprensión de la economía, que no merece los insultos que acaba de recibir de Javier Milei (los Presidentes en serio, no insultan).
Pareto y el CAPM
Por distintas razones Pareto es un “postergado” entre los economistas, si bien su influencia es omnipresente (de hecho, por Wikipedia es el noveno economista más popular debajo de Hayek y Friedman; los favortios de Milei, Von Mieses el 14avo y Rothbard el 49avo).
Ni Harry Markowitz, ni William Sharpe ni John Litner, los padres del Capital Asset Pricing Model (CAPM), la base de toda la industria financiera moderna -con y sin inteligencia artificial- reconocieron a Pareto como su antecesor más directo, pero la influencia del italiano es innegable.
La idea de una frontera de eficiencia de la Modern Portfolio Theory (MTP) de Markowitz es conceptualmente idéntica a la del Optimo de Pareto, solo que aquí se trata del punto en que no es posible mejorar el retorno, sin incrementar el riesgo (existe un punto fijo en que la mejora en una dimensión deriva en la desmejora en otra).
Incluso en el aspecto matemático Markowitz esta en deuda con Pareto, cuyo trabajo sobre curvas de indiferencia y optimización acotada fue clave para su trabajo de optimización de carteras.
El CAPM de Sharpe y Litner fue un paso más allá del MPT, al introducir la idea de la tasa libre de riesgo a las carteras, asumiendo que el precio de las acciones seguía una distribución normal (Gaussiana). Aquí la deuda con Pareto es doble. Por un lado, por el rigor científico y matemático que este introdujo en el estudio de la economía. Por el otro, el hecho que en el mundo real las acciones se conforman más a una distribución de Pareto que a la normal, lo que dio base a todas las criticas que luego siguieron al CAPM.
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