Con sus históricas diferencias intactas y la desconfianza como premisa las dos grandes corrientes rivales de la CGT abrirán 2019 comprometidas en una misma empresa: impulsar la unidad del PJ para favorecer una oferta electoral lo más consensuada posible para confrontar a Cambiemos. La estrategia, que tiene como vector común a Cristina de Kirchner, logró unir a Hugo Moyano con los “gordos” de la central obrera, en particular los gremialistas de Sanidad Héctor Daer y Carlos West Ocampo. La confluencia de ambos clanes en la Mesa de Acción Política del peronismo promete ser la principal novedad del gremialismo tradicional en el año electoral.
El PJ y la búsqueda de la unidad galvanizan las corrientes rivales de CGT
MOVIMIENTOS EN EL SINDICALISMO FRENTE A LAS ELECCIONES - Moyano y los "gordos" exploran una etapa inédita de una relación signada históricamente por la confrontación y la diferencia de estilos. Ambos terminaron referenciados en Cristina de Kirchner.
Las fotos que desde noviembre se hicieron frecuentes con Moyano y Daer codo a codo en la mesa partidaria parecían una entelequia hasta hace pocos meses. La inquina mutua –que el cosecretario general de la CGT heredó de “Carlín” West Ocampo- se remonta a los 90 cuando los “gordos” manejaban de facto la central obrera y toleraban apenas los desaires de un camionero en pleno ascenso en su carrera sindical al calor de su confrontación con Carlos Menem. Desde entonces fueron muchos los intentos por acercarlos entre emisarios de cada sector y sólo de manera episódica cesaron las mutuas hostilidades.
Sólo la administración de Mauricio Macri y el común diagnóstico de que es una amenaza concreta su reelección en 2019 permitieron que las diferencias se zanjaran al menos en el ámbito de Matheu 130. Esa comprensión alumbró incluso sorprendentes defensas de un sector al otro: a Daer los aliados de Moyano de repente comenzaron a destacarle solidez política y en el rincón de los de Sanidad se escucharon defensas a la familia del camionero frente a los ataques del Gobierno y las denuncias que afronta en la Justicia.
Se trata además de una alianza superestructural que surfea por encima de las más asentadas alianzas dentro de la CGT. Por caso, la de los “gordos” con los “independientes” Gerardo Martínez (albañiles, Uocra) y Andrés Rodríguez (estatales de UPCN), hoy más involucrados en las ofertas electorales del peronismo no kirchnerista, o incluso por sobre los afanes del gastronómico Luis Barrionuevo por sostener a Sergio Massa y alimentar una postulación del economista Roberto Lavagna.
También colaboró a galvanizar a los eternos enemigos sindicales la poca diplomacia ejercida con ellos entre los funcionarios de Cambiemos dedicados al trajín con los dirigentes. Mientras el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, transmitió hasta ahora poca confianza a los gremialistas con los que tuvo contacto, su nuevo número dos, Lucas Fernández Aparicio, recién el 20 de diciembre almorzó con Hugo Moyano y dos de sus hijos: su sosias, abogado de Camioneros, y el mayor, Pablo, número dos en el gremio. El encuentro trascendió este fin de semana y tuvo como eje problemáticas de competitividad de la logística pero no avanzó sobre ejes más profundos pero bastó para desequilibrar el frágil balance interno de la CGT, en cuya cúpula esperaban un encuentro formal con el funcionario.
De hecho, Sica pareció mostrar signos inversos a los que exhibía en su gestión anterior Jorge Triaca: el exministro se recostaba en sectores marginales de la CGT y, en última instancia, en su jefatura formal, mientras que el actual jefe de la cartera laboral prefirió hasta ahora dar señales de cercanía a la disidencia más fuerte, representada en Moyano, y a gremios con los que tuvo mucha sintonía como consultor, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) por encima de Daer y su colega en la cima, Carlos Acuña.
En cualquier caso Moyano y los “gordos” tendrán oportunidad durante el verano en darle proyección a su entendimiento político. El primer paso será apuntalar en el PJ la idea de lanzar en tiempo récord una candidatura a la gobernación bonaerense ante la certeza de que María Eugenia Vidal desdoblará la elección para ir en busca de su reelección. A partir del diagnóstico común en este punto hay un matiz: mientras Daer apuesta a Martín Insaurralde, miembros del equipo de Moyano como Omar Plaíni (canillitas) prefieren a Verónica Magario en dupla con el exministro de Economía Axel Kicillof como síntesis de una oferta integradora del PJ tradicional y el kirchnerismo duro.
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