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Coppola: “Soy como Orson Welles, pero más rico”

Francis Ford Coppola en Cannes: «La idea de filmar en la Argentina me vino cuando me di cuenta de la importancia que tuvo Italia en la cultura de ese país y cuando comprobé la calidad de sus actores y de sus técnicos».
El cineasta agregó que la «gran influencia italiana en la cultura argentina hizo que pudiera pintarla integrando en mi mirada elementos de mi propia experiencia, al igual que hice en 'El padrino'. No sabía nada de los gángsters, pero los mafiosos eran de origen italiano, como mi familia, y pude proyectar mi propia experiencia y dar una ambiente real a esa familia».
Coppola insistió más de una vez en la importancia que tiene para él, a esta altura de su carrera, rodar proyectos pequeños y completamente independientes, como lo fue hace tres años «Juventud sin juventud», sobre la nouvelle de Mircea Eliade, que filmó en Rumania (nunca estrenada en la Argentina). Cuando se lo comparó con Orson Welles reconoció con una sonrisa: «Él se refugió en Europa para hacer el cine que quería y yo en la Argentina. Pero hay una gran diferencia: yo soy rico, y no por el cine sino por los vinos y los hoteles. El secreto para hacer una película rápidamente es tener el dinero. Yo ya he dejado de llamar a las puertas de los grandes estudios para suplicar financiación y no recuerdo lo que es tener que discutir con los productores lo que ellos quieren».
A la Argentina la elogió «por la intimidad que transmite», pero también «porque era un lugar donde mis dólares valían más que en una zona con el euro».
En cuanto al film propiamente dicho, las primeras reseñas están muy lejos de ser entusiastas. El corresponsal de EFE escribe: «'Tetro' tiene las ventajas y los lastres de quien realiza una obra con el monopolio y sin voz crítica a su alrededor. En ella fluyen en bruto las brillanteces y las aristas del genio. Coppola cuenta con pasión y con regodeo esteta la historia de un escritor frustrado y desequilibrado (Gallo) que enamora a su psiquiatra (Verdú) y recibe la visita inesperada de su hermano pequeño después de años sin mantener contacto con su familia, perteneciente a una elite artística de ascendencia italiana. Al director no le preocupa ahora el error. Aunque ha descendido notablemente su impacto artístico se ha dedicado exitosamente a la producción vinícola y eso le permite dejar de pensar en la rentabilidad y centrarse en el disfrute del proceso creativo, otro tema que sobrevuela la película.»
Por su parte, AFP señaló: «Una solidez narrativa rota sólo por algunas desviaciones inútiles de la trama que restan coherencia a la película. Coppola filma magistralmente su escenario, Buenos Aires. Vincent Gallo, Maribel Verdún y Alden Ehrenreich componen un perfecto trío de intérpretes. En cambio, algunos personajes secundarios (pese a la excelencia de los actores que los encarnan, como los argentinos Rodrigo de la Serna y Leticia Brédice o la española Carmen Maura) carecen de solidez psicológica y a veces rozan la caricatura.»
Finalmente, ANSA es el más duro: «Un guión que se alarga en peripecias (hasta llegar a dos horas siete minutos excesivos de filme), de una actuación desigual en la que sobre todo los argentinos quedan librados a sus propios medios, prisioneros de personajes desdibujados cuando no inútiles, y de algunos pasajes coreográficos, que si bien son de gran calidad (los firma Ana María Stekelman) son también totalmente gratuitos. La más convincente de todos los actores es Maribel Verdú que sabe llegar al espectador con su dolida figura de amante sacrificada del protagonista, Tetro,interpretado por un Vincent Gallo monocorde mientras el debutante Ehrenreich aporta tan sólo la frescura de su juventud. Carmen Maura y Brandauer caen, como muchas veces les ha pasado en sus carreras, en las caricaturas de sí mismos mientras totalmente desaprovechado resulta ser un actor habitualmente de gran espesor como Rodrigo de la Serna.»
Agencias EFE, ANSA y AFP
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