29 de junio 2017 - 23:26

Cosecha récord (pero productores reacios a vender)

El ciclo productivo 16/17 ha sido excelente desde el punto de vista del volumen. Las medidas tomadas por el Gobierno para eliminar las restricciones a la comercialización de trigo y maíz así como la eliminación de las retenciones para trigo, maíz y girasol permitieron el aumento del área sembrada de estos cultivos y desataron el potencial productivo del campo sin hacer mella en el área de soja que se mantuvo por sobre las 19 m de hectáreas.

Las abundantes lluvias que afectaron al país durante la campaña 16/17 mostraron la doble cara de este fenómeno climático que, por un lado, no sólo afectó la producción agrícola en las zonas inundadas, sino que también generó un dramático impacto social. Por otro lado, potenció los rindes compensando las áreas que se malograron y no pudieron ser cosechadas.

Las distintas estimaciones muestran una cosecha récord en el rango de 127-130 millones de toneladas con una cosecha gruesa superior a los 100 millones, siendo importante destacar que la soja se encamina hacia la segunda mayor cosecha de la historia después de los 61 millones de toneladas alcanzados en 2014/15. Todo esto, a pesar que de los 19,2 millones de hectáreas sembradas se perdieron 1,1 millón por cuestiones climáticas. Por el lado del maíz, el país va a registrar una producción histórica en el rango de 39-40 millones de toneladas.

Desde el punto de vista de la rentabilidad del productor vemos que este ciclo agrícola dista mucho de las ganancias generadas en 2015/16, donde los costos de producción se realizaron con un dólar predevaluación de 9,50 pesos mientras que los ingresos se liquidaron a una cotización del dólar de 15 pesos a la que se sumó la eliminación/reducción de las retenciones.

Esto permitió estabilizar las finanzas de muchos productores, quienes con mucho optimismo, encararon la campaña 2016/2017 y apostaron a crecer productivamente con las nuevas reglas de juego.

Sin embargo, los precios locales de los granos han dejado de ser atractivos para los productores. Sufren por la excesiva oferta global de granos que ha puesto presión a la baja sobre los valores internacionales mientras que la abundancia de dólares, generada por el endeudamiento del estado nacional y las provincias, ha hecho que la divisa americana mantenga muy estable en los últimos 12 meses. Por otra parte, el 70% del salto devaluatorio se vio rápidamente erosionado por el aumento de los costos locales y por las altas tasas de interés.

Las noticias positivas vinieron por el lado de los excelentes rindes que se obtuvieron así como de la mano de la reducción de los costos de insumos. En una situación inédita para el mercado local hubo una transferencia de rentabilidad de la industria de insumos de unos u$s600 millones a favor de los productores. La caída de precios de los fertilizantes -claves para la producción de trigo y maíz- estuvo en el orden de los u$s200 millones mientras que la pérdida de precios de los fitosanitarios fue de unos u$s400millones.

Las sumas y restas de todos estos factores hicieron que los márgenes fueran -como dicen los expertos- muy finitos. Aquellos que hicieron un manejo profesional del campo propio están cerrando los números con una rentabilidad estimada en el rango del 3%-5% del capital invertido. Un número muy alejado de los valores esperados considerando la gran cantidad de riesgos que se corren en este negocio (climático, precios, moneda, operacional, etc.).

En el caso de aquellos que pagaron un alquiler, hay que distinguir entre los que acordaron importes fijos y asumieron todos los riesgos de aquellos que pagaron valores variables y compartieron los riesgos con los dueños de los campos. Para los primeros, la rentabilidad ha sido esquiva, mientras que los segundos tuvieron una ganancia acotada dentro de márgenes esperados.

De cara al segundo semestre y al ciclo 17/18, la situación no luce más atractiva que la campaña anterior. Sin embargo, el productor va a seguir apostando por lo que sabe hacer y ya vemos que el área de trigo se encamina a un aumento del 10%. Aún falta mucho por definir para encarar la siembra de la gruesa, pero parece que el maíz puede crecer un 5% más a costa de la soja ya que muchos lo ven con mayor recorrido alcista. Sin embargo, no está dicha la última palabra.

En el ínterin, el productor será reacio a vender el grano almacenado en los silobolsas, que, dicho sea de paso, registraron una venta record en el ciclo pasado. Solamente se decidirá a vender si observa precios razonables ;sino se limitará a esperar y vender lo más tarde posible. No hay impaciencia por vender por lo que no veremos una lluvia de agrodólares producto de la liquidación de los stocks de granos en el segundo semestre.

(*) CEO de Los Grobo

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