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Coworking: los beneficios de compartir talento
El trabajo se está convirtiendo en algo que se “hace”, en vez de en un lugar al que “se va”. Las oficinas se están transformando y se instala definitivamente el “tercer espacio”, término utilizado para describir lugares fuera de la casa (primer espacio) y de la oficina (segundo espacio), utilizados mayormente por jóvenes emprendedores, freelancers, startups y pymes.
Colores, personalidad, áreas de reunión informales, sillones, pequeños bares, lugares que alientan al trabajo en equipo, sectores de recreo y diversión (que fomentan el intercambio y la generación de grupos y amigos), comedores para compartir entre todos sin importar la jerarquía, áreas de parking con mesas y enchufes para que la gente estacione allí; eliminación de espacios privados que se convierten en abiertos. Este escenario se observa cada vez con más frecuencia en distintos sitios de este tipo instalados en algunos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y también en las grandes urbes del interior del país.
A diferencia de la oficina clásica, lo que caracteriza el coworking es este espíritu de colaboración y pertenencia a algo más grande: la posibilidad de potenciarte con otros talentos, compartir tus conocimientos y relacionarte. Estos espacios son semilleros de innovación y colaboración que suelen hostear distintos eventos y workshops para el ecosistema emprendedor, considera Martín Frankel, socio-gerente de ÁreaTres. El crecimiento del coworking tiene que ver con una evolución de cómo quisiéramos trabajar muchos hoy. El mundo cambió, el trabajo y cómo nos ganamos la vida cambia y los coworkings responden a esta evolución, amplía.
Para Paula Molinari, presidente de Whalecom, consultora regional especializada en Desarrollo y Procesos de Cambio, el empleo en relación de dependencia es un bien del siglo XX, porque ya la palabra dependencia va en contra de los valores de las nuevas generaciones, que aprecian sobre todo la autonomía. Las empresas hoy compiten con un fuerte espíritu emprendedor de los jóvenes profesionales, ya que el 65% quiere trabajar en proyectos propios.
El público que se suma al coworking aprovecha distintas ventajas. El profesional independiente y el emprendedor acceden a un espacio de trabajo a un bajo costo, donde puede enfocarse en su proyecto y no perder tiempo con la gestión de la oficina sumado a todos los beneficios de pertenencia de una comunidad de alto valor, de gente y empresas operando en forma individual o en sinergia. Los ejemplos de éxito de comunidades de colaboración abundan. Desde lo más cotidiano de presentar un miembro que tiene una necesidad puntual de un servicio que otro miembro presta, hasta situaciones en las que dos proyectos se fusionan, o nace una nueva oportunidad complementaria en base a lo que hace cada uno, cuenta Frankel.
EXPERIENCIA EMPRENDEDORA
Cristian Salinas es un joven emprendedor que, tras incursionar en diferentes espacios de coworking, hoy es el coordinador comercial y responsable de Marketing de Endulzarte, empresa cordobesa dedicada a la producción y comercialización de alimentos brandeados.
Uno de los principales motivos por el que aposté al trabajo colaborativo fue que me harté de las estructuras tradicionales. Hoy, la organización laboral cambió. Casi no existe que las jerarquías tengan designado un escritorio más grande que el resto, una oficina en los pisos superiores si el rango es alto y un estilo de gama de muebles serio y formal. Hoy, aún en empresas grandes, es todo mucho más horizontal, considera Salinas.
La gente quiere estar en lugares donde se sienta identificada. Antes no se daba esta búsqueda de identificación con los espacios. Hoy existen determinados símbolos que hay que tirar por la ventana, como por ejemplo, el espacio ligado al poder. Eso molesta porque en la era de la colaboración lo que se busca es compartir, coincide Molinari.
Salinas admite que trabajar en un espacio colaborativo me abrió la cabeza y me hizo salir de mi zona de confort. Además noté algo: salvo las grandes corporaciones, son pocas las empresas que tienen 'in house' todos los servicios. Por ejemplo, una pyme que produce un producto o servicio, para dedicarse de lleno al desarrollo de ese producto tiene que: realizar un estudio de mercado que abarca desde el nombre y la gráfica, hasta la utilización de canales de comunicación para darse a conocer. A esta empresa se le va a hacer muy difícil cubrir los costos, pues necesitará cuestiones como un departamento de marketing, un equipo de diseño gráfico, creativos, publicitarios, y comunicadores. Probablemente necesite una página web y un community manager, entre otros recursos esenciales para llevar adelante el proyecto. Hoy, todo esto es imposible debido a los altos costos que existen en la actualidad. Un espacio de coworking, en cambio, te ofrece la posibilidad de tener, en un mismo lugar, a todos estos profesionales que uniendo sus esfuerzos y conocimientos permitirán solucionar dos aspectos clave: ahorrar costos y tiempos operativos, cuestiones que determinarán el éxito o el fracaso de cualquier emprendimiento, concluye Salinas.
AMANTES Y DETRACTORES
Pero este movimiento tiene amantes y detractores. Muchos cuestionan que el empleado pierde compromiso con la empresa a la cual pertenece. Molinari responde este interrogante: la gente ya no se pone la camiseta desde una perspectiva de estar en un lugar y trabajar al lado del otro, sino desde otros aspectos que tienen que ver con para qué trabajás y los valores con los que te identificás, que son independientes del lugar en sí mismo. Un joven dentro de 10 años va a decir: ¿Qué es una oficina? Yo trabajo desde donde estoy o desde mi comunidad de trabajadores. Podrás estar en un negocio, en un supermercado atendiendo a clientes... pero ¿qué es una oficina? ¿Para qué existe?....
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