Las modificaciones que se terminaban de pulir anoche en el despacho de Emilio Monzó y que por la tarde supervisó Rogelio Frigerio durante una visita que hizo a la sesión incluyen:
La sesión de Diputados comenzó ayer a las 12.20. Para ese momento el Gobierno podía mostrar 147 diputados en el recinto, un quórum holgado y un acuerdo para la votación que le permitía a Cambiemos no depender absolutamente de las demandas de Sergio Massa y su bloque, muy cómodo en el rol de equilibrio del recinto que ocupa desde que comenzaron las negociaciones en el Congreso.
Fue un día inaugural para el Gobierno de Macri en el Parlamento. Pocos minutos después del arranque de la sesión, el kirchnerismo intentó suspender el debate de la ley para salir del default pidiendo que se convoque a una consulta popular. La moción se sometió al recinto y el bloque K perdió por 165 votos en contra, 84 a favor y 3 abstenciones.
Con ese número, que actuó como un ensayo que le regaló el kirchnerismo al oficialismo, el radical Mario Negri, jefe de la bancada partidaria y del interbloque Cambiemos, ya pudo proyectar casi con seguridad absoluta el resultado de la votación final.
Massa, poco después, hacía alarde en el recinto de liderar las negociaciones, mientras el resto de Cambiemos avanzaba para garantizar la votación.
"Estamos terminando de redactar un dictamen común", decía Massa a la tarde proclamando la incorporación de cuestiones que "defiendan el interés de la patria y del país a la hora de sentarse a discutir el dinero que se va a pagar".
"Hay una cuestión muy clara: si la Argentina no tiene sentencia firme no puede ni firmar los acuerdos ni pagar, porque sería atentar contra los intereses económicos del país", explicaba Massa en relación al fallo de la Corte de Apelaciones.
"No se puede dar por aprobada la ley hasta tanto no esté en firme en la Corte de Nueva York la sentencia, de manera que la ley va a surtir efecto en el momento en que la sentencia esté firme y en ese momento se puede firmar y hacer los pagos", explicó. En realidad, la puesta en escena de Massa se hizo sobre la base de esas reformas negociadas con Cambiemos que en muchos casos estaban ya incluidas en el texto original pero con diferente redacción y en otros forman parte de las cláusulas habituales que incorporan los acuerdos para este tipo de cancelaciones de deuda.
En el debate, Luciano Laspina, del PRO, arrancó con la defensa y planteó: "No votar esta ley nos pondría ante una alternativa de hierro que los argentinos queremos evitar. No queremos el ajuste fiscal ni el ajuste por inflación que quiere el kirchnerismo. Queremos el crecimiento".
Laspina explicó "la quita del 38%" sobre el pasivo total, correspondiente al 7% de los bonistas de la deuda en default, que son los que no aceptaron los canjes de 2005 y 2010: "Esto supondrá un ahorro de más de 10 mil millones de dólares para los argentinos en el futuro, más un ahorro adicional con la reducción de la tasa de interés que ya se está logrando por la reducción de la deuda pública".
Lo siguió Axel Kicillof, que presentó un proyecto alternativo: "Es fácil pagarles a los buitres todo lo que quieren. Esto se hace en dos minutos. Les das lo que te piden y firman. El tema es negociar con dignidad". Siempre en tono ideológico, insistió: "Esto implica una vuelta al Fondo Monetario Internacional encubierta".
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