El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió ayer a pedido de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia para discutir la escalada en Alepo, la segunda ciudad de Siria, llevada a cabo por las fuerzas de Bashar al Asad con respaldo de Moscú.
"Lo que Rusia patrocina y hace no es una lucha contra el terrorismo, es barbarie", dijo la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Samantha Power, a los otros catorce miembros del Consejo.
"En lugar de buscar la paz, Rusia y Al Asad hacen la guerra. En lugar de ayudar a conseguir la ayuda necesaria para salvar las vidas de los civiles, están bombardeando los convoyes, los hospitales y a los trabajadores humanitarios que tratan desesperadamente de mantener viva a la gente", agregó.
El alto el fuego acordado el 8 de septiembre entre el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller ruso, Serguéi Lavrov, se derrumbó a los pocos días. Tras eso, el régimen sirio anunció el último jueves una ofensiva para retomar la ciudad, clave en la guerra civil.
"Se están cometiendo crímenes de guerra en Alepo", dijo, por su parte, el embajador de Francia, François Delattre. "No deben quedar sin castigo y la impunidad simplemente no es una opción en Siria", agregó.
"Justo cuando pensábamos que las cosas no podían ponerse peor en Siria, se pusieron peor", concordó el embajador británico Mattew Rycroft. "Las municiones incendiarias que se lanzan en Alepo son indiscriminadas y son una clara violación de las leyes internacionales, al igual que las bombas de barril", afirmó.
"¿Qué excusa hay para hacer algo menos que tomar fuertes medidas para detener un crimen deliberado? ¿Por cuánto tiempo más quienes tienen influencia permitirán que esta crueldad continúe?", declaró, por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En medio de la presión occidental para disuadir a Rusia de mantener su respaldo a la estrategia bélica de la dictadura siria, Alepo seguía ayer sumida en el horror, tras otra noche de bombardeos lanzados por fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados rusos.
Según la embajadora Power, al menos 158 bombardeos cayeron sobre la ciudad en las últimas 72 horas, algo que calificó como "una ofensiva total" y "sin precedentes".
La lluvia de bombas dejó al menos 139 muertos, 25 de ellos ayer, según un nuevo balance del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre ellos, figuran 19 niños y mujeres atrapados bajo las ruinas de los edificios destruidos.
En tanto, la delegación de la Comisión Suprema para las Negociaciones siria, órgano de la oposición en el diálogo, suspendió ayer su visita a Nueva York, donde participaba en la Asamblea General de la ONU.
Agencias Reuters, EFE y AFP |
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