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El radical K Miguel Saiz abandona su re-reelección
Es que apenas sellado su encolumnamiento con el matrimonio presidencial, Saiz debió soportar una lenta pero firme oposición interna que fue limando y desgastando su poder político. Los barones radicales rionegrinos, fundamentalmente aquellos alineados detrás del senador y ex gobernador Pablo Verani, del diputado nacional Fernando Chironi e incluso de su propio vicegobernador, Bautista Mendioroz, hace tiempo que lo dejaron de lado. El bloque de diputados provinciales le rebotaba todos y cada uno de sus proyectos importantes, y en ese escenario parecía surrealista la pretensión del mandatario de querer continuar en el cargo.
Tampoco su férrea alianza con los Kirchner parece marchar viento en popa. Néstor o Cristina deben armar su estrategia electoral en Río Negro, y Saiz aparece muy devaluado en las encuestas que se han realizado en su territorio. No sólo ha perdido la iniciativa, sino que los proyectos importantes, como la renegociación de los contratos petroleros, quedaron en manos de la oposición interna y externa. Desde el justicialismo, es implacable la acción de hostigamiento permanente que desarrolla Carlos Soria, intendente de General Roca que ha visto crecer su imagen de futuro gobernador de un modo ponderable.
Es que este ex diputado nacional menemista, ministro de Seguridad primero y jefe de la SIDE, después, de Eduardo Duhalde, viene articulando alianzas políticas -la última con el prestigiado intendente de Cipoletti por el Frente Grande, Alberto Wereltinek- que pueden llevarlo al principal sillón de la provincia. Pero tampoco es menor el crecimiento de Miguel Pichetto, el operador todoterreno de los K en el Senado de la Nación, que negocia con Soria el reparto del poder futuro en una provincia que viene siendo gobernada por la UCR desde 1983.
Por primera vez, desde el retorno de la democracia, el PJ local podría recuperar el poder -el último gobernador peronista fue el ortodoxo Mario Franco, quien fue destituido por el Gobierno militar de Jorge Videla-, salvo que cometa los errores que en su momento le hicieron perder la gobernación al ex senador Remo Costanzo, por 500 votos. Pichetto y Soria parecen haber aprendido la lección y hoy discuten la fórmula con menor virulencia que aquella interna donde Costanzo se negó a negociar con Franco y perdió todo.
Por el lado radical, no es probable tampoco que Saiz pueda dejar a algunos de sus hombres como Jorge Ferreira, intendente de Viedma, o sus colaboradores César Barbeito y Francisco González. El jefe comunal se había despegado de Saiz, con lo que creció en imagen, pero luego retornó al redil para mantener la gobernabilidad de una ciudad complicada desde el punto de vista político y resignó posibilidades futuras. Hoy los posibles sucesores de Saiz surgen de un bando diametralmente opuesto y anti-K, entre los que sobresalen Mendioroz o Chironi, este último referenciado en Ricardo Alfonsín. En setiembre u octubre, a más tardar, Saiz oficializará su alejamiento de la política.
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