25 de mayo 2009 - 00:34

Empresarios se unen para evitar pandemia

Empresarios se unen para evitar pandemia
«Temor no, preocupación sí». En esa frase -dicha por al menos tres dirigentes empresarios a este diario- se resume el sentimiento del sector ante lo que podría hacer el Gobierno de los Kirchner con la propiedad de las empresas privadas.

Y si bien el disparador de esta preocupación fue la estatización anunciada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, de tres empresas del grupo Techint, las noticias llegadas desde Caracas serían la brizna de paja que rompe la espalda del camello cargado.

El silencio a que se llamó el régimen chavista este fin de semana contrastó con las apariciones entre el sábado y ayer de dos ministros del Gobierno asegurando que no tienen intención alguna de imitar ese modelo y estatizar empresas privadas. El más enfático fue Julio De Vido, a quien Techint sigue agradeciéndole su intervención para que el chavismo los indemnizara por la confiscación de Sidor; un día después, su par de Interior, Florencio Randazzo, dijo algo similar. Sin embargo, según pudo averiguar este diario, esas declaraciones no alcanzaron para calmar a los empresarios. Es que el listado de medidas similares a las tomadas por el líder del régimen bolivariano es largo, y hace al estado de inquietud de un sector que se mantuvo en un resignado silencio durante los seis años del Gobierno de los Kirchner.

La lista arranca con la reestatización del Correo Argentino a pocas semanas de asumir (lo explotaba el Grupo Macri), siguió con Aguas Argentinas y otras empresas de aguas del interior, más la reciente (y muchas veces celebrada por el matrimonio presidencial) Aerolíneas Argentinas. En el medio se produjo el ingreso del Estado a través de ENARSA en el capital de la transportadora eléctrica Transener.

El capítulo final es el -por ahora tímido- ingreso de delegados oficiales en los directorios de las empresas que tenían como accionistas a las AFJP, y cuyos activos (incluyendo esos paquetes accionarios) fueron confiscados por el Gobierno.

En esta lista, los empresarios -sobre todo los que quedaron heridos- incluyen las compras por empresas amigas del Gobierno y obras y licitaciones que aparecen como «preadjudicadas» a esas firmas aun antes de que se vendan los pliegos.

«Lo de Massuh es increíble: si bien es cierto que la empresa está muy mal, al día siguiente de estatizarla Guillermo Moreno dice que el Gobierno le va a comprar toda la papelería. Después, llaman a los acreedores para pedirles que retiren los pedidos de quiebra; en el caso de Mahle, lo mismo: le van a dar un crédito blando del Banco Nación, pero sobre todo le van a pagar los reintegros por exportaciones, que para todas las demás empresas están congelados, como denunciamos la semana pasada. Así cualquiera es exitoso», dijo a este diario un alto directivo de la UIA.

La central fabril encabezó el viernes la protesta, con ADEBA (bancos de capital argentino), ABA (entidades extranjeras), la Cámara Argentina de Comercio, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) -que parece decidida a reemplazar los debates internos por una actuación ante la coyuntura más proactiva-, la Sociedad Rural, la CAME, el Grupo Roggio, la Cámara de exportadores de la República Argentina, la Asociación Cristiana de dirigentes de Empresas, hasta la CGE y el propio Hugo Moyano, estos últimos «propia tropa» K. Y si bien la estatización chavista del viernes los tomó de sorpresa, ya desde el jueves los empresarios venían manteniendo reuniones porque algo se olía en el ambiente.

¿Por qué ahora, entonces, salen los empresarios a protestar? Podría hablarse de la búsqueda del efecto «Fuenteovejuna» (todos a una). La avalancha de comunicados solicitando al Gobierno la defensa de Techint hasta de dirigentes como Carlos Enrique Wagner -presidente de la Cámara Argentina de la Construcción y uno de los empresarios más cercanos al Gobierno- sería el preludio de alguna acción concertada en la que están trabajando los principales empresarios del país, que consistiría en tratar de convencer al Gobierno de que el rumbo que sigue es peligroso. «El Gobierno manda a decir por dos ministros que no va a haber estatizaciones; lo mismo decían de Aerolíneas Argentinas...», confesaba su desazón un miembro de AEA.

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