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Estrellas prestan su cuerpo a guarradas
En los años 70 y 80 proliferaron films cómicos en episodios, a veces dirigidos por varios realizadores que sabían usar un elenco heterogéneo para armar las cataratas de gags más delirantes, audaces, guarros y políticamente incorrectos de la época. Los ejemplos van desde Todo lo que usted quería saber sobre el sexo de Woody Allen hasta Locura yanqui (Kentucky fried movie) de los hermanos Zucker, y Mujeres Amazonas de la Luna de John Landis y Joe Dante.
Peter Farrelly, uno de los directores de hits como Loco por Mary, obviamente conoce muy bien el formato y lo aprovecha al máximo con la ayuda de una docena de directores que agregan distintos toques de humor hilarantemente guarro a niveles jamás vistos en una película con un elenco tan cargado de estrellas como el de Proyecto 43. Para tener una idea de lo demente del humor, apenas pasado el tercer sketch, el espectador ya se habrá casi descompuesto de risa con chistes sobre incesto, sexo coprofágico y testículos anatómicamente desubicados, esto último a cargo de unos antológicos Hugh Jackman y Kate Winslet en el segmento que abre el film con toda la furia.
Por supuesto, el nivel no siempre es el mismo, y no todos los gags funcionan del mismo modo, pero a grandes rasgos se puede decir que el efecto es como un bombardeo de chistes que puede provocar ataques serios de risa (basta señalar que en la función de avant premiere donde vimos el film, la proyección se cortó unos minutos por un problema técnico, que no impidió que el público siguiera riéndose como si estuviera influido por algún tipo de gas hilarante). El efecto se entiende cuando, ya sin problemas técnicos, la película amaga con terminar, la gente se prepara para levantarse de sus butacas, el film sigue con un increíble relato sobre un gato animado que tiene fantasías sexuales con su dueño.
Lo mejor es la multiplicidad de talentos distintos dispuestos a mostrar todas las formas posibles de gags zarpados. Ver a Richard Gere como el dueño de una empresa que lanza la iBabe (una especie de muñeca inflable con reproductor de MP3) no tiene desperdicio, igual que a Uma Thurman haciendo de Luisa Lane mientras tratan de levantársela Batman y Robin a la vez, exponiéndose a la ira de un Superman acosador. Entre los directores se destaca Griffin Dunne armando una electrizante historia de amor entre el desquiciado cajero de un supermercado noctámbulo y su novia dark. Por su parte, Elizabeth Banks agrega un toque de guarrada feminista en un episodio que se burla de la eterna ignorancia masculina sobre temas femeninos.
Volviendo a las estrellas, Halle Berry también sorprende como una chica dispuesta a todo con tal de divertirse en una de esas típicas citas a ciegas que no llevan a ninguna parte. Nunca se ha visto una madre tan cruel como la Naomi Watts que educa a su hijo en casa sin ahorrarle ninguna de las experiencas angustiantes del colegio secundario. Y a los dos duendes irlandeses ultraviolentos que encarna Gerard Butler no hay con qué darles. La excusa narrativa es tan o más elemental que el resto, pero funciona y no ocupa lugar en vano, ya que también arroja buenos gags.
En síntesis, estamos ante una comedia de culto que lleva el humor de mal gusto al siguiente nivel, haciendo reír sin paz ni pausa.
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