El cellista finlandés Anssi Karttunen fue el excepcional solista del segundo buen concierto de la Filarmónica.
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dir.: J. Neschling. Solista: A. Karttunen (violoncello). Obras de Haydn, Sibelius, Camargo Guarnieri y Villa-Lobos. (Teatro Coliseo).
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En su segundo concierto del año, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires contó con la conducción del director brasileño John Neschling, lo que motivó que la segunda parte del programa se integrara con dos creaciones de autores de ese origen. Ellas fueron, la breve composición de carácter meditativo de Mozart Camargo Guarnieri, «Encantamiento», y luego, la más ambiciosa «Choros N° 6», de Heitor Villa-Lobos, con una propuesta que trata de reproducir el espíritu, la filosofía y la exuberante naturaleza de Brasil.
John Neschling y la Filarmónica tradujeron impetuosamente estos materiales sinfónicos poniendo de relieve la rica instrumentación de ambos autores, a través de cuyas obras se expuso el genuino espíritu musical posromántico ligado al color folklórico.
En la primera parte se interpretaron obras de Haydn (la Sinfonía N° 88, en Sol mayor y el Concierto para violoncello y orquesta, en Do mayor), y de Jan Sibelius (Cantique Op. 77, N° 1, de «Dos melodías serias»).
Luego de una energética lectura de la sinfonía de uno de los padres del género, se oyó el Concierto con la actuación del violoncellista finlandés Anssi Karttunen, discípulo de la gran Jacqueline Du Pré, entre otros maestros. Dueño de un toque de gran refinamiento e impecable técnica, su amplio virtuosismo le permitió transitar a lo largo de la obra con una pulcritud y un vuelo espiritual excepcionales. Una curiosidad: las «cadenzas» del concierto, de enorme creatividad en sus búsquedas armónicas, poco o nada tuvieron que ver con el estilo de Haydn. De todas formas se integraron a la obra como un aporte contemporáneo a una estructura sólidamente clásica, Neschling, en el acompañamiento orquestal, puso de manifiesto una absoluta autoridad desde el podio.
A los entusiastas aplausos, Karttunen respondió con una versión también muy personal del tango «Nostalgias» de Cobián y Cadícamo, que terminó por conquistar del todo al auditorio con su trabajo meditativo y de transparente belleza musical.
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