17 de agosto 2010 - 00:00

La realidad cotiza bajo

La realidad cotiza bajo
No hubo Bolsa en Buenos Aires. En la irrespetuosa secuencia donde nuestros próceres nacen antes -o mueren después- según convenga a lo turístico, lo que hoy debía ser feriado resultará la primera rueda semanal. Y si no existieron novedades económicas en el fin de semana, lo más relevante atravesó por un Obama que cada vez se complica más solo, poniendo en serios riesgos su primer desafío electoral, que sí tendrá sus implicancias económicas, a partir de noviembre. Por lo demás, todas las notas acerca de cómo le va al mundo daban referencias de que la realidad -y la desesperanza- vuelven a cotizar por sobre las piezas técnicas, o dialécticas. Tanto en los Estados Unidos, como en Europa,

las señales llegadas dieron razón a la pobre semana desarrollada.

Si es por nuestro ambiente doméstico, en diario Clarín se quitó una simple semblanza sobre estados contables (como siempre, tomados sólo de lo que se presenta en Bolsa) y alguna no menos simple conclusión, sobre que buena parte de las empresas no pudo superar la inflación en sus utilidades y -varias de ellas- ni siquiera alcanzaron tal nivel.

Ergo, en términos reales muchas habrían dejado negativo en el trimestre. Pero pagarán impuestos por números históricos, sin ajustar. Desalentador.

Sólo porque se transita por una zona de la tendencia que se abre a todo pronóstico, la semana puede presentar una prosecución de lo previo, o darse vuelta para procurar repuntes y tener diferencias para ser tomadas, en el repetido juego corto.

De pronto, todo adquiere colorido, optimismo aparente y -después- debiendo asumir un baño de realidades. Es prematuro imaginar otro escenario. Y la Bolsa lo asume.

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