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Macri insiste con aumento de impuestos
Ya se lo había pedido a su propio bloque, lo repitió en la apertura de sesiones y, ayer, Macri se lo refrescó a los jefes de las bancadas opositoras al PRO, a quienes convidó a la hora del almuerzo en el palacio municipal: hay que hacer la reforma tributaria. Invitó a todos, pero no concurrieron Marcelo Parrilli, de la izquierda, con el argumento propio de su agrupación de que no podría acordar nada con el macrismo, y tampoco estuvieron los representantes del PJ ni los del Frente para la Victoria, que en general suelen ayudar al PRO en el recinto.
Hubo reproches, especialmente porque durante el verano Macri vetó 18 leyes de la oposición y también le reclamaron por la reglamentación de normas. Los diputados encontraron a un Macri distendido que respondió con ironía. Por ejemplo, cuando el ibarrista Eduardo Epsztein recriminó la renovación de los contratos de recolección de residuos sin el acuerdo legislativo. «Y bueno, ayúdenme ustedes con Moyano», sonrió el mandatario. Aliado de ese grupo, el monobloquista Martín Hourest sacó a relucir números y se lamentó porque dice que en la Ciudad de Buenos Aires cada vecino paga $ 354 al año para que se lleven la basura domiciliaria, y en la ciudad de Rosario, $ 140.
Lo cierto es que, en cuanto pudo, Macri, dispuesto a acelerar una medida antipática para los vecinos a cambio de caja para obras, insistió con que «lo normal» sería que del Presupuesto porteño se destinara un 20% para inversión pública y que actualmente sólo se puede disponer del 10%.
Para la oposición, «se gasta mal»; para Macri, se va demasiado en sueldos en la administración pública y «no alcanza».
El jefe porteño apeló a reconocer méritos de la oposición cuando señaló: «Como nos dijo el año pasado Hourest», había que hacer una reforma tributaria, es decir, aumentar impuestos. Pero el proyecto de ese legislador que se referencia con Pino Solanas, propone gravar la herencia, imponer Ingresos Brutos a la compraventa de acciones y subir la alícuota a las grandes transacciones financieras. Para el macrismo, los mayores ingresos vendrían de un aumento de las tasas municipales de Alumbrado Barrido y Limpieza (ABL), y la idea es conseguir su aprobación este año, aunque aún no está convocada la Comisión de Reforma Tributaria que conduce Álvaro González, ya que no está definida la conformación.
De la reunión también participaron el titular del bloque PRO, Cristian Ritondo, y el de la Legislatura, Oscar Moscariello, junto con los legisladores de la oposición Fabio Basteiro (Proyecto Sur), Fernando Sánchez (Coalición Cívica), Claudio Presman (UCR) y Julián DAngelo (socialismo), que junto con Hourest y Epsztein representan a 23 de los legisladores de la oposición, que en total son 34 (el PRO reporta 26 propios en el recinto).
A la salida, los titulares de las bancadas del antimacrismo difundieron un comunicado conjunto en el que señalaron: «No convalidaremos aumentos regresivos de impuestos ni ajustes en el gasto público social».
El PRO también hizo circular su opinión del encuentro y se refirió además a otro tema, como la reforma política. Moscariello y Ritondo señalaron que «en el inicio de las sesiones ordinarias Macri nos solicitó la conformación de la Comisión de Reforma Tributaria donde debemos poner hincapié en incorporar ciertos criterios sobre la base de los cuales debe dictaminar en relación con el impuesto que grava toda transmisión gratuita de bienes y actualizar su contenido».
Ritondo aprovechó para embestir contra el Gobierno nacional y dijo que «Macri no es Kirchner». «Mientras el matrimonio presidencial se pelea con la oposición, Mauricio se junta con ellos, llamándolos al diálogo y a una mejor convivencia política para el bien de todos los ciudadanos de Buenos Aires. La Presidente lo debería imitar», aunque a los dos gobiernos les urge la falta de presupuesto en estos momento.
En cuanto a los proyectos de reforma política, demorados en la Ciudad de Buenos Aires, ya que se debatieron en comisión el año pasado sin llegar a ningún resultado, Ritondo sostuvo que el oficialismo porteño quiere «evitar el sistema de boleta única para evitar la rigidez de procedimientos que impide la incorporación progresiva de innovaciones tecnológicas al servicio de la operatoria electoral, garantizando así los derechos políticos».
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