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Magistratura: pelea final por presidencia

Daniel Angeliciy Germán Garavano
El futuro de la composición de la Magistratura es incierto no sólo porque existe una sentencia de la Justicia en lo Contencioso que ordena regresar al formato anterior (en el cual la Corte tenía mayores atribuciones), sino porque cerca de Germán Garavano ya se encuentran elaborando una nueva ley para la Magistratura. El contenido de ese proyecto es elemental porque dará una pista sobre cuál es el estado de situación entre la administración actual y la Corte. Un test que se extiende al destino de la presidencia del organismo y los proyectos para ampliar al máximo tribunal.
La Magistratura y la Corte son frentes de baja densidad si se los compara con el iniciado contra la procuradora Alejandra Gils Carbó. Tal como adelantó este diario, el destino de esa pelea no está en un jury del Senado, sino en la Comisión Bicameral que regulará la instauración de la reforma Procesal Penal. La mediación de Elena Highton de Nolasco no será suficiente para contener nuevas embestidas.
El entorno presidencial observa con interés la decisión de Highton de Nolasco de designar a su hija al frente de la flamante Secretaría de Derecho del Consumidor. El cargo tiene rango de camarista y su creación ribetes incómodos porque el reglamento prohíbe que familiares directos sean designados por integrantes del tribunal. Vehículo necesario tras los escándalos de la década del 90, cuando el encumbramiento de familiares en la Corte era normal. Este movimiento además, de generar el malestar interno esperable, reforzó la percepción de que la jueza podría haber avalado el ascenso de su familiar para renunciar en un futuro no muy distante. En privado ella lo niega y atribuye esos pronósticos a interlocutores del Gobierno kirchnerista. Como sea, el clima interno podrá constatarse en las firmas de la jueza (no ha acompañado ninguno de los últimos fallos rutilantes).
Cualquier posibilidad de nuevas vacantes estimula al macrismo que en el plano cortesano ya reconoce que la nominación de Domingo Sesín a la Corte ha adquirido un impulso imparable en la bancada del peronismo. Por eso retirar su pliego hoy por hoy ofrece complicaciones que hace dos meses eran inesperadas. De confirmarse esta tendencia, tendrá sentido la jugada magistral de Ricardo Lorenzetti, que recomendó el nombre de Sesín a la administración de Cristina de Kirchner cuando ésta ya se encontraba en su ocaso. La candidatura del juez cordobés tiene eco en el empresariado y en sectores clericales, pero el punto de partida fue el cuarto piso.
El destino de la Magistratura tiene para el nuevo Gobierno un valor que se mide en la cantidad de concursos rutilantes que allí deben resolverse. La nominación de Piedecasas a la presidencia se sustenta en la lógica de que sería lo esperable luego de que el radicalismo no desembarcara en la representación del Poder Ejecutivo ante el pleno (ésta sería para Juan Mahíques). Piedecasas tiene el aval de los radicales y los jueces y sólo precisaría el voto del delegado presidencial que en el pasado fue un estrecho colaborador de Donato, o sea, la competidora directa.
Mientras la liga Cambiemos navega esta intriga, el peronismo debe apurar el trámite para resolver su representación en el organismo que nombra y remueve jueces. Por el Senado ya es un hecho la llegada de Rodolfo Urtubey. La incógnita ahora es sobre si el sanjuaninio Ruperto Godoy dejará su silla. Ese espacio es defendido por José Luis Gioja, que ya debió resignar otras posiciones. En Diputados el panorama es igual de incierto porque Anabel Fernández Sagasti ya no integra esa Cámara y, con motivo de su reciente promoción en el bloque, Héctor Recalde habría decidido dejar el organismo. Habría dos lugares a cubrir, uno de los cuales ya es reclamado por el diputado Rodolfo Tailhade que encuentra en Eduardo de Pedro a su principal sponsor.
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