29 de junio 2009 - 00:00

Muy buen concierto de la Orquesta de Cámara de Berlín

Katrin Scholz dirige con autoridad una orquesta que se caracteriza por una efervescencia que no cae en la desmesura por la limpieza técnica de cada uno de sus integrantes.
Katrin Scholz dirige con autoridad una orquesta que se caracteriza por una efervescencia que no cae en la desmesura por la limpieza técnica de cada uno de sus integrantes.
Dentro del ciclo anual de Festivales Musicales de Buenos Aires que este año rinde tributo a Cuatro Aniversarios (Purcell, Haendel, Haydn y Mendelssohn) se oyó a la Orquesta de Cámara de Berlín (Kammerorchester Belín), dirigida por la violinista Katrin Scholz. Creada en 1945 y dirigida en ese entonces por Helmut Koch, desde 1995 la orquesta es conducida por Scholz, quien posee una destacada carrera internacional que incluye actuaciones en el Teatro Colón.

En esta ocasión, el repertorio reunió tres de los compositores homenajeados por Festivales Musicales esta temporada: Haendel (Concerto grosso en Fa mayor), Haydn (Concierto para violín en Do Mayor) y Purcell (Suite para cuerdas de la música incidental para la tragedia «Abdelazer»). El programa incluyó, además, «Eine kleine Nachmusik», K. 525 de Mozart, y dos bises contemporáneos: una obra de Aaron Copland y una de las antiguas danzas de Ottorino Respighi.

La agrupación berlinesa posee como característica saliente una efervescente vitalidad, a veces un poco desmesurada, pero que no llega a molestar en virtud a la limpieza técnica de sus instrumentistas, catorce eficientes músicos a los que se sumó como invitado, cuando fue necesario, el clavecinista argentino Matías Targhetta.

La pujanza de Katrin Scholz desde su puesto de directora de la orquesta o en sus performances como solista sellaron con personalidad la rotunda sonoridad del grupo, respetuoso de las decisiones de su conductora. Ella misma con su violín de un taller de Guadagnini, Piacenza (1743) señaló el camino con excelencia técnica, vitalidad, respeto por los estilos y los matices tanto como elegancia y refinamiento en cada una de las creaciones abordadas. Si bien la vehemencia y la tensión se adueñaron de los movimientos marcados «Allegro,» no hubo que lamentar falta de reflexión en los «andantes», que en franco contraste realzan las necesidades expresivas de los ilustres compositores elegidos.

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