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Nueva York reabre la Estatua de la Libertad
La estatua, de 93 metros de altura y más de 200 toneladas de peso, visitada cada año por más de 3 millones de turistas, no registró daños por el huracán que azotó a Nueva York y la costa noreste de Estados Unidos el 29 de octubre. Sin embargo, Liberty Island, la pequeña isla de cuatro hectáreas al sur de Manhattan, donde se erige el monumento, sufrió las consecuencias de la subida del mar y el fuerte viento: el 75% de su superficie se inundó, desaparecieron los dos embarcaderos, se destruyó la red eléctrica y telefónica, y hubo daños en los senderos pavimentados.
Cientos de trabajadores participaron en las tareas de reparación en los últimos meses, entre ellos personal del Servicio de Parques Nacionales de todo el país. Desde ayer, mientras hayan reservado con antelación y estén preparados para subir los 377 escalones de la Estatua, los turistas pueden incluso acceder a la corona, reabierta en la víspera del huracán, después de un año de trabajos que demandaron unos 30 millones de dólares. El costo de las reparaciones después de Sandy fue estimado en 59 millones de dólares para Liberty Island y su vecina Ellis Island, puerta de entrada a Estados Unidos para millones de inmigrantes a principios del siglo XX.
Ellis Island fue más gravemente afectada por el huracán Sandy que Liberty Island, por lo que permanece cerrada y sin fecha de reapertura. Allí todavía no hay electricidad ni teléfono. Cientos de miles de piezas del Museo de la Inmigración de Ellis Island debieron almacenarse en otro lugar a falta de aire acondicionado.
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