6 de abril 2015 - 00:00

Perspectiva de cosecha en EE.UU. hace variar precios

Hay por delante la temporada de siembra de soja de EE.UU.; se abre el mercado climático en sus dos tiempos: primero, el que influye en el ritmo de siembra, y luego vendrá el más fuerte, entre junio y agosto, que es el del período reproductivo.
Hay por delante la temporada de siembra de soja de EE.UU.; se abre el mercado climático en sus dos tiempos: primero, el que influye en el ritmo de siembra, y luego vendrá el más fuerte, entre junio y agosto, que es el del período reproductivo.
Si bien al productor local le cuesta entender esto, los fundamentos que mueven los precios de los granos en esta época del año son las perspectivas de cosecha nueva norteamericana, más que el tamaño de la producción local. Esto ocurre porque mientras la producción local es ya un dato cierto, la expectativa se traslada a la intención de siembra y perspectiva de rindes en el hemisferio norte.

Así las cosas, el elemento que más atención concentró en las últimas dos semanas fue el reporte de intención de siembra de EE.UU., junto con el de existencias al 1 de marzo en ese mismo país. Durante la semana pasada los operadores estuvieron posicionándose esperando un paso de área de maíz a soja del orden del millón de hectáreas. Como esta expectativa era mayor que lo que se preveía antes, la semana pasada el maíz subió y la soja bajó. Sin embargo, el dato que se difundió el martes mostró un paso de área en el mismo sentido, pero de una magnitud menor, en el orden de las 500.000 hectáreas.

En el caso del maíz se reportó una intención de siembra de 36,1 millones de hectáreas, 600.000 menos que el año pasado, pero 200.000 hectáreas más de lo esperado por el mercado. En soja se informó una superficie a sembrarse de 34,3 millones de hectáreas subiendo 400.000 respecto del año pasado, pero 500.000 hectáreas menos de lo esperado. Si tenemos en cuenta el rinde tendencial que el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) utiliza para proyectar, potencialmente este año EE.UU. apunta a producir 1 millón de toneladas más de soja y casi 6 millones menos de maíz.

Pero además de este informe también se publicó el de stocks al 1 de marzo. En éste, los datos de trigo y soja estuvieron dentro de lo esperado. Pero en el caso de maíz se encontró un stock 3,5 millones de toneladas por encima de lo que esperaba el mercado. Esto implica que el consumo está trabajando más lento de lo que los analistas estaban esperando.

En resumen, los dos informes resultaron bajistas para el maíz (mayor área y mayores stocks que lo esperado), mientras que en soja el de área fue alcista y el de stocks, neutro. En trigo no se dieron sorpresas.

Ahora hay por delante la temporada de siembra de EE.UU. Se abre así el mercado climático en sus dos tiempos: primero el que influye en el ritmo de siembra, y luego vendrá el mas fuerte, entre junio y agosto, que es el del período reproductivo. En el corto plazo se requiere clima seco que permita avanzar con la implantación, y luego lluvias.

En el mercado local, a medida que avanza la trilla se confirman los elevados rendimientos de los que se venía hablando la semana pasada en forma incipiente. La entrega de cambiones en puerto sube, mostrando cómo se va generalizando la trilla. Sin embargo, los precios no convencen y ésta es la gran preocupación de los productores. Éstos saben que están pasando por un período de precios en el que la coyuntura es muy bajista, y esos fundamentos ya están metidos dentro de los precios. Quisieran por esto esperar a que los nuevos fundamentos irrumpan esperando que las condiciones cambien gracias a esto. Sin embargo, el problema es que hay que afrontar compromisos y habrá que vender sí o sí una parte de la cosecha. Por ello lo que no se venda deberá promediarse a la suba con lo enajenado a precios bajos, para promediar a la suba. Esto generará una férrea retención en la segunda parte del año.

En el mercado de trigo, la gran expectativa está puesta en el factor político para el año próximo. Las promesas de campaña de eliminar restricciones comerciales y los derechos de exportación harían que el trigo sea el cultivo estrella el año próximo. En cuanto al maíz, si también se le quitaran las restricciones comerciales, su atractivo subiría mucho. Sumado a esto las cuestiones agronómicas, referidas a las rotaciones y a cortar el ciclo a las malezas resistentes al herbicida, hay mucha expectativa. Sin embargo, no son pocos los que dudan de las promesas electorales, y por otro lado, los que indican que para el momento que los productores del centro y norte del país tengan que vender para hacer caja, el nuevo Gobierno todavía no habrá asumido. Distinta es la situación si el productor puede esperar para vender.

(*) Profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.

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