25 de enero 2010 - 00:00

Pinamar: cuatriciclos no tienen control

Continúa la polémica por el mal uso de los cuatriciclos que son furor en la costa bonaerense.
Continúa la polémica por el mal uso de los cuatriciclos que son furor en la costa bonaerense.
El movimiento turístico, en aumento en las principales localidades de la costa atlántica trajo otro crecimiento: sólo en Pinamar hay 2.000 cuatriciclos más que en la temporada pasada, una preocupación para las autoridades, que confiesan que están desbordadas.

En lo que va del verano, ya entraron 10.000 cuatriciclos, un número muy alto para los 60 inspectores que tiene la Municipalidad de Pinamar para controlar que, entre otras faltas, no circulen por las calles, no sean conducidos por menores o por adultos sin casco.

«No sabemos qué hacer. Existe un vacío legal respecto de los cuatriciclos porque según la Ley de Tránsito no son un vehículo y se les prohíbe circular por la vía pública», explicó Diego Quintana, secretario de Gobierno y Obras Públicas.

En consecuencia, los cuatriciclos estarían habilitados a que circulen por la playa o los médanos, pero eso «no está expresamente escrito y al no estar considerado un vehículo no existe la posibilidad de que se los patente», explicó Quintana. Los accidentes más frecuentes de cuatriciclos se dan en las zonas rurales o en los médanos, por lo que esos lugares «se convierten en los más peligrosos, ya que el vehículo no es fácil de manejar, no dobla con facilidad y requiere una técnica y aprendizaje especial para manejarlo», remarcó Quintana.

«Es imposible poder controlarlos a todos. Pinamar es un distrito que tiene muchas calles serpenteantes y nuestros inspectores están apostados en puntos estratégicos. A los que se les descubre en infracción se les labra un acta y tienen que abonar multas que parten desde los $ 800», explicó y aseguró que se aplican unas 40 multas diarias.

Quintana consideró que el éxito de Marcos Patronelli a bordo de un cuatriciclo en el reciente rally Dakar «fomentó el entusiasmo por su uso» y vinculó al aumento de este tipo de rodados en Pinamar «a una suerte de glamour social que está relacionado con la posibilidad de hacer turismo aventura».

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