17 de mayo 2010 - 00:00

Por dos conflictos faltarían alimentos

Armando Cavalieri
Armando Cavalieri
Tras un sábado complicado, ayer volvieron a funcionar con normalidad los supermercados, dado que el Sindicato de Empleados de Comercio acató la conciliación obligatoria dispuesta por el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, la preocupación continúa entre los empresarios del sector, dadas la inhabituales dureza e intransigencia exhibidas en este conflicto por el gremio que comanda el histórico Armando Cavalieri.

La paritaria de los mercantiles siguió un patrón fácilmente previsible: tomaron como referencia el reclamo de sus colegas del gremio de la Alimentación, que aún mantienen abierta su pelea contra las empresas del sector y amenazan con provocar el desabastecimiento de alimentos y bebidas.

Ese piso es de $ 3.000 de salario básico y entre el 45% y el 50% de aumento para el resto de la escala. La cifra pareció que sería inferior cuando los metalúrgicos de la UOM cerraron en poco más del 25% en dos cuotas. Así, la gente de las empresas productoras de alimentos se sentó con el gremio que tiene a Rodolfo Daer como cabeza visible, confiados en llegar a un acuerdo alrededor de esos guarismos y plazos. No fue así, y ahora al reclamo de ese gremio se suma el de los mercantiles. La doble acción de medidas de fuerza tanto en los centros de producción como en las grandes cadenas de comercialización amenaza con dejar sin comida a los argentinos, más allá de las medidas proteccionistas que impulsa el polémico secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.

Hasta ahora las cadenas están trabajando con stocks que acumularon en previsión no de peleas con los gremios sino por la suba de precios. Sin embargo, de prolongarse y/o agravarse las huelgas que vienen llevando a cabo esos dos sectores, el agotamiento de esas existencias acumuladas se hará inevitable y los faltantes que ya se verifican en productos como azúcar, manteca y aceites se extenderán al resto de las góndolas.

Para evitar esto, Arcor concedió un aumento al personal de su complejo de Arroyito (Córdoba), que emplea a 1.800 personas, del 30%; el razonamiento de Daer y de su par cordobés Héctor Morcillo fue: «Si nos dieron el treinta casi sin pelear, vayamos por el 50% que la ganamos».

El caso de Cavalieri es similar, pero diferente en un aspecto esencial: el «Gitano» viene muy golpeado desde hace tres años por el «robo» de fichas al que lo sometió Hugo Moyano, que reafilió a muchos mercantiles a su gremio de Camioneros. La semana pasada, Comercio sufrió un nuevo embate de la familia del líder de la CGT, Facundo Moyano, «inventor» del SUTPA (peajes), que trató de birlarle las fichas de los empleados de AUSA.

A Cavalieri no le quedó más remedio que apretar el acelerador: de otro modo, ¿cómo justificaría ante sus bases que Camioneros, Peajes y hasta Alimentación consigan convenios más favorables? Así las cosas, activistas mercantiles cortaron el viernes y el sábado el ingreso a hipermercados, home centers y grandes tiendas por departamento, pero también hubo casos insólitos como el de un autoservicio de Luján que emplea a 17 personas y que el viernes no pudo funcionar por el piquete mercantil.

Concretamente, Cavalieri reclama un básico de $ 3.000 y un aumento en la escala remunerativa del 45%; sin embargo, a eso le suma pedidos de hasta casi un 60% en la parte no remunerativa de los salarios, adicionales del 100% por trabajo en domingo, un plus especial para las cajeras que lo llevaría a $ 4.000 (lo mismo que gana un boletero de Metrovías o TBA, es el argumento; no menciona que esas empresas reciben subsidios del Gobierno).

En la negociación con los mercantiles participaron en persona Carlos de la Vega, titular de la Cámara Argentina de Comercio, y Osvaldo Cornide, su par de la CAME. En cambio, Cavalieri eligió preservarse y enviar a sus abogados.

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