19 de agosto 2013 - 00:00

Preocupa a Brasil una devaluación brusca del real

Las protestas siguieron durante el fin de semana en  Río de Janeiro y Brasilia , por mejores indemnizaciones para los que deben desalojar sus casas por obras para el Mundial de fútbol.
Las protestas siguieron durante el fin de semana en Río de Janeiro y Brasilia , por mejores indemnizaciones para los que deben desalojar sus casas por obras para el Mundial de fútbol.
Brasilia - El Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff observa con "preocupación" el aumento del dólar que la semana pasada rondó los 2,30 reales y está previsto que se reúna con el ministro de Hacienda, Guido Mantega, para analizar medidas que puedan contener el alza. Un asesor del Gobierno dijo que existe "preocupación" frente a la evolución del dólar y ante la falta de instrumentos eficaces para impedir la valorización dado que se trata de una tendencia global, fundada en la recuperación de la situación económica de Estados Unidos.

El tema será analizado a partir de hoy por Rousseff, Mantega y el titular del Banco Central, Alexandre Tombini. Fuentes del Gobierno consideran que la valorización de la moneda norteamericana fue "excesiva", al superar el 4% en una semana. "Esto colocó a las autoridades económicas en una situación poco "confortable" pues esa alza puede continuar, hasta orillar los 2,4 reales, valor que redundaría en una mayor inflación", según dijo ayer Folha de Sao Paulo.

La nota añadió que "el Gobierno considera que lo ideal es que el dólar se estabilice en la banda de los 2,30 reales porque esto no tendría gran impacto en la inflación y ayudaría a la exportación algo importante en momentos de aumento del déficit de cuentas externas".

Por otra parte, durante el fin de semana hubo nuevas protestas en Brasilia y en Río de Janeiro. Un grupo de manifestantes acampó en la madrugada de ayer frente al domicilio del alcalde de Río, Eduardo Paes, y otro se reunió frente a la sede del Congreso en Brasilia, dos meses después de las multitudinarias protestas callejeras que sacudieron a Brasil y luego de que la semana pasada se registraran heridos y detenidos en marchas en algunas de las principales ciudades.

La concentración frente a la casa de Paes, en protesta por las obras para la Copa del Mundo de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, comenzó el sábado a la tarde. Vecinos de los barrios de la zona norte de Río de Janeiro, donde se realizan esas construcciones, se reunieron frente a la residencia del alcalde para protestar contra los desalojos obligatorios y la falta de mejores compensaciones económicas para los desplazados. La Secretaría de Vivienda estimó que unas 19.200 familias deben dejar sus viviendas para la construcción de grandes obras, entre ellas un gran centro comercial en los alrededores del estadio Maracaná.

En tanto, otro grupo de manifestantes se reunió también desde el sábado frente al Palacio del Congreso, en Brasilia, para repudiar el tendido de un alambrado de protección tras la invasión del predio durante las protestas de junio. El cerco fue levantado ante la presunción de que el 7 de septiembre próximo, Día de la Independencia, habrá una marcha de protesta numerosa.

Entre la noche del miércoles y la mañana del jueves pasados, varias manifestaciones contra la corrupción en el sector del transporte público dejaron al menos siete heridos y cuatro detenidos en las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro.

Brasil vive una ola de protestas callejeras que se iniciaron el 10 de junio en San Pablo con una manifestación contra el aumento de las tarifas de colectivos y trenes, y pronto se extendió a todo el país y a diversas reivindicaciones. Esas protestas alcanzaron su punto máximo en los últimos días de junio cuando millones de personas salieron a las calles de todo el país y se registraron al menos siete muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos.

Agencia ANSA

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