Prueba de resistencia

El conjunto de indicadores del exterior vive su propia problemática, mientras que el Merval toma señales de lo que se produce afuera y, en estos días, incorpora a su «mochila» cuestiones que le son totalmente propias. Una mezcla complicada y que colocó al desarrollo local en una especie de «prueba de resistencia», a sabiendas desde antes del comienzo que si había un resultado bastante lejos de lograrse, era el de observar un mercado optimista y alcista. Sin acusar huellas de la problemática que tiene mucho más nerviosas a las empresas, que a sus acciones. Tampoco es correcto suponer que carteras de origen «oficial» hubieren actuado de sostén y asimilando oferta, para evitar la imagen negativa.

Y esto es comprobable a través un volumen negociado que no se fue del marco y el promedio, que le es propio a nuestro mercado desde hace un buen tiempo. De haber existido presión seria de ventas, esto tenía que haber originado cifra mucho más importante de efectivo que los $ 52 millones que se pudieron concertar.

Por el mundo, se supo de una baja general entre los europeos, así como un saldo inexpresivo del Dow Jones. Y en la misma línea, una baja leve del Bovespa, con el 0,25%. Mientras en Buenos Aires hubo un mínimo en 3.357 puntos, con máximo en las 3.403 unidades para cerrar con marca de 3.381. Dando porcentaje del 0,75% en la plana mayor, que no se fue de línea en los demás indicadores. Diferencia de 21 aumentos, contra 37 títulos en baja. Y entre líderes, lo más bajista fue el título de Macro, con un 3,45%, seguido por Edenor con algo más del 3%. Una cuarta rueda que reflejó males menores, aunque para las sociedades -y accionistas- bullen males mayores. La Bolsa, apática.