7 de abril 2011 - 00:00

PUNTO CALIENTE

La ola de refugiados procedente de Túnez a través del mar Mediterráneo ha vuelto a poner a la pequeña isla rocosa de Lampedusa, situada al sur de Sicilia, en el centro de la polémica.

Y no es la primera vez que la isla, de sólo 20 kilómetros cuadrados, se convierte en punto de llegada de embarcaciones de inmigrantes, debido a su cercanía con África. Entre julio de 2008 y julio de 2009 más de 20.000 inmigrantes del norte de África llegaron tras peligrosas travesías marítimas.

Ubicada a sólo 120 kilómetros de la costa de Túnez, Lampedusa es para muchos desesperados la puerta de entrada a Europa.

En los últimos tiempos la estricta y controvertida política de repatriaciones del Gobierno de Silvio Berlusconi hizo caer con fuerza el flujo de refugiados. Entre julio de 2009 y julio de 2010 sólo llegaron poco más de 400.

Pero la emigración se disparó al calor de las recientes revueltas en el Magreb y en momentos en que Libia y Túnez, países en proceso de un cambio de régimen, se muestran impotentes para ejercer controles.

Berlusconi acaba de anunciar un acuerdo con las nuevas autoridades tunecinas, pero su eficacia está por verse.

Lampedusa, que cuenta con 4.500 habitantes, tiene dos campamentos de refugiados que estuvieron cerrados hasta hace poco.

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