“Salvadora fue una gran pionera”

• MARUJA BUSTAMENTE ESTRENÓ AYER "RABIA ROJA" EN EL TEATRO REGIOLa actriz, autora y puestista habla de su personaje, la esposa de Natalio Botana, y hace consideraciones sobre ciertas formas de discriminación.

Bustamante. “Prefiero escribir y actuar. Dirigir es pesado porque hay que estar atento a los egos de todos”.

"Me costó trabajar como actriz porque era gorda. Hice papeles estereotipados: cinco veces mucama, cajera de super, secretaria bizarra", dice Maruja Bustamante, actriz, dramaturga y directora que estrenó ayer en el Teatro Regio "Rabia roja. Letra viva de Salvadora Medina Onrubia", mujer que eligió porque era "valiente, feminista y se animó a romper muchos esquemas" (simultánea y casualmente, en el cine se estrena hoy el documental "Salvadora", de Daiana Rosenfeld). Bustamante trabajó con Ariel Winograd en cine, y en TV pasó por "Un año para recordar" y "Tiempos compulsivos". Ganó el Trinidad Guevara a la mejor autora por "Adela está cazando patos". "Rabia roja", con Romina Richi, Sofía Wilhelmi, Bárbara Massó y Adriana Pregliasco, se verá los miércoles a las 20.30 como parte del tercer episodio del ciclo de Mercurio, el nuevo espacio de experimentación del Complejo. Dialogamos con ella.

Periodista: ¿De qué se trata este ciclo "Mercurio?

Maruja Bustamante: Se le ocurrió a Luis Cano quien lo comentó con Eva Halac, directora del Regio, y tiene que ver con comunicar cosas nuevas. Mercurio está vinculado con la comunicación, y este ciclo apuesta a apoyar a directores del teatro independiente que no han tenido tanta experiencia en teatros oficiales. Es bueno para nosotros poder hacer una experiencia con la maquinaria del teatro oficial en todos los aspectos, la técnica, la realización, y sobre todo sin demasiadas presiones como acostumbramos en el off.

P.: ¿Y de qué trata "Rabia roja"?

M.B.: Es un retrato de Salvadora Medina Onrubia, y lo hice a través de sus palabras. Tomé fragmentos de sus obras de teatro, poemas, cuentos, y con eso elaboré una mirada poética. Tomo su producción de entreguerras, desde 1921 hasta 1936.

P.: ¿Por qué le atrajo Salvadora?

M.B.: Ella fue periodista del diario Crítica. Cuando llegó a Buenos Aires fue a visitar a Botana para ver si le daba trabajo y entró. Pero yo tome la época donde escribió otra clase de textos. Me atrajo porque era una mujer muy valiente y una feminista muy personal. Era autora de teatro, como yo, y fue la primera que estuvo inscripta en Argentores. Se la invisibilizó mucho y se la prejuzgó, como se hace siempre con las ideas nuevas.

P.: Eligió actrices con las que había trabajado antes.

M.B.: Las elegí porque todas tienen voz grave, son fuertes, son mujeres valientes, cada una en lo suyo, y quería tener un proceso feliz y tranquilo. Son personas talentosas que iban a entender lo que quería hacer. Al no ser una obra formal que se pueda explicar perfectamente, hay que trabajar con gente que pueda abrir la cabeza y ponerle el cuerpo a la poesía, que no es tarea fácil.

P.: ¿Cómo ve la nueva temporada del Complejo Teatral Buenos Aires?

M.B.: Esperamos mucho la reapertura del San Martín así que apuesto a que siga mejorando, que haya trabajo y producciones de calidad. En los teatros públicos siempre ponen clásicos pero es bueno que exista esta otra zona donde se pueda hacer otra clase de obras, retratar la contemporaneidad. Es bueno tener a los clásicos, amo a Discépolo, pero también valoro el lugar para la nueva dramaturgia, aquellos que no tuvieron ni tuvimos espacio en otro momento. En el comercial casi no hay autores locales, y mucho menos mujeres. Hacerles lugar empieza por el teatro oficial.

P.: Da clases de escritura, dirige, escribe, actúa, ¿qué es lo que más le gusta?

M.B.: Escribir y actuar. Dirigir es muy pesado porque hay que estar atento a los egos de todo el mundo y manejar el propio para no volverse loca. Fui ganando un oficio como directora así que aprendí a disfrutarlo también; cuando está hecho y terminado disfruto, sufro un poco el proceso.

P.: Una vez dijo que lucha por combatir la gordofobia, ¿a qué se refería?

M.B.: Hice papeles estereotipados por ser gorda y casi siempre volcados al humor. Hace mucho pensé, o me deprimo o no me importa nada; elegí lo último porque tengo ese carácter y no me voy a preocupar por los prejuicios que tiene la gente, que son muchos. Si alguien nace sin una mano tiene que ver cómo hace; me pueden decir que adelgazar se puede, pero no es fácil, hay demasiado prejuicio. Siento que doy un ejemplo luchando contra la gordofobia, siempre a favor de la salud y en contra de la agresión. Agredir a una persona me parece del medioevo.

P.: ¿Sufrió bullying?

M.B.: Ahora se le puso ese nombre pero siempre existió; toda mi infancia tuve que aguantar que me cargaran y me hicieran a un lado. Eso tiene que ver con la educación, la gente piensa que está bueno reírse del otro. En la Argentina es de canchero burlarse del más débil pero a mí esos chistes me aburren, no me dan risa. Es cierto que he prestado mi cuerpo para ese tipo de cosas y para que la gente se ría, de hecho escuché que no saben mi nombre y dicen ´qué buena que es la gorda de tal película´.

P.: ¿Hacia dónde va su carrera?

M.B.: No tengo grandes ambiciones, prefiero no tener expectativas, pero hasta ahora me viene sucediendo todo. No soy una persona que vaya detrás de las cosas con locura. Se puede ser ambicioso y sufrir mucho, o quedarse tranquilo y que las cosas que tengan que venir, vengan. Elegí lo segundo.