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San Sebastián: un día de cine familiar
Kore-eda está en San Sebastián con los niños (también hermanos en la vida real), y se asombra cuando le dicen que la película «es como un dibujito de Hayao Miyazaki pero con actores reales». Luego reflexiona: «Tenemos algo en común, ambos nos admiramos de las cosas pequeñas de nuestra vida cotidiana». También se asombra cuando le reprochan que en sus películas «hay demasiada gente buena». A su lado, los niños cuentan en japonés lo bien que pasaron durante el rodaje, se matan de risa, contagian la risa por todos lados, y se van a pasear.
La otra comedia, algo menos deliciosa, se llama «Le Skilab», por el satélite que cayó en 1979. La protagonista es una nena que va perdiendo su infancia, por la conciencia de una posible destrucción del planeta y por un chico del que se ha enamorado. La actriz Julie Delpy vuelve aquí a la dirección, se pone al mando de dos docenas de buenos intérpretes haciendo de familiares, y se reserva un papel de madre joven (ya está en edad). Nada demasiado trascendente, pero lindo de ver, y agradecido.
No desentona el aporte argentino que se vio, también ayer, en la competencia Horizontes Latinos: «Abrir puertas y ventanas», de Milagros Mumenthaler, donde, ante la muerte de la abuela, tres hermanas viajan a la casa familiar empujadas a hacer el duelo, las paces, y acaso la venta. El público llenó la sala para la primera proyección, y casi todos se quedaron a conversar después con la directora. Venía con la chapa de haber ganado en Locarno, y mostró las razones.
En otras secciones emocionan, por su parte, la vasca «Bi anai» (dos hermanos), de Imanol Rayo sobre novela de Bernardo Atxaga, donde a la muerte del padre un deficiente mental queda al cuidado de su hermano menor, y el dibujo «Arrugas», de Ignacio Ferreras, sobre una historieta de Paco Roca verdaderamente para adultos, donde los internos de un geriátrico protegen al que viene con Alzheimer temprano, para que no lo manden «al piso de arriba». Detalle de color, uno de los viejos es un argentino ventajero que termina mostrando su parte noble. Así también nos ven, por suerte.
* Enviado Especial
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