29 de mayo 2018 - 22:50

Sin veto, bomba fiscal imposible de afrontar

• SE NECESITARÍAN UNOS $130.000 MILLONES MÁS DE INGRESOS ESTE AÑO
Si Mauricio Macri aceptara y reglamentara el proyecto de tarifas del Senado, el déficit treparía a 3,6% del PBI y la necesidad de financiamiento para este año subiría en u$s5.000 millones.

Inevitable. Los números del ministro Nicolás Dujovne son lapidarios. Si se aprueba el proyecto del Senado, no hay acuerdo con el FMI.
Inevitable. Los números del ministro Nicolás Dujovne son lapidarios. Si se aprueba el proyecto del Senado, no hay acuerdo con el FMI.
Si el Gobierno aceptara y pusiera en práctica, sin vetos, el proyecto de ley de suspensión del cronograma de eliminación de subsidios que el Senado estaría por aprobar mañana, comenzaría a correr el reloj de una verdadera bomba fiscal que estallaría en poco tiempo. Si el peligro era alto antes de la corrida iniciada el 25 de abril; en estos tiempos, aceptar la reglamentación del proyecto opositor, directamente sería suicida. Los números que circulan en los despachos oficiales (y las oficinas de economistas y asesores financieros de todos los bancos y grandes empresas del país) causan pánico. Más aún, a sólo 15 días de haber salido de una corrida cambiaria provocada por el rechazo final de los mercados al ritmo gradualista. Según los datos oficiales, el Gobierno debería conseguir unos $130.000 millones para soportar fiscalmente la suspensión del cronograma de incrementos tarifarios propuestos por la oposición; un nivel de dinero que aumentaría radicalmente el déficit ya previsto para este año. Los números más conservadores lo llevan a un eventual volumen de $ 400.000 millones; cuando para fin de año debería ubicarse en aproximadamente $330.000 millones. Esta última cifra es la que había fijado el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne con un desequilibrio primario pactado en 2,7% del PBI. Sin veto al proyecto que tratará el Senado, ese déficit treparía al 3,6% del PBI; con lo que se necesitarían al tipo de cambio actual entre u$s5.000 y 5.200 millones extras para cubrir el nuevo bache fiscal. Si se tiene en cuenta que el país tiene los mercados de crédito internacional cerrados, y que aún le quedan unos u$s9.000 millones por conseguir, la cifra a llegaría a los u$s14.000 millones. Si ya era imposible en la situación financiera internacional conseguir el primer monto; obtener crédito para la nueva suma resulta utópica. Y obviamente, con los nuevos números fiscales, el país debería olvidarse de cualquier posibilidad de un acuerdo con el FMI. El Gobierno de Mauricio Macro quedaría, sin mayores vueltas, librado a su solitaria suerte financiera, en un marco mundial 100% negativo. En otras palabras, sin veto, el país va a un escenario de incertidumbre fiscal terminal.

Los números fiscales hablan solos. Según los datos que se desprenden del propio Presupuesto Nacional, y que se manejan en los ministerios de Hacienda de Nicolás Dujovne y de Energía de Juan José Aranguren, si Mauricio Macri no vetara el proyecto de ley de la oposición; el déficit fiscal primario tendría un retroceso a una situación similar a la del resultado final del 2017; y llevaría el porcentaje de desequilibrio a aproximadamente 3,6% del PBI. Según las cifras oficiales presentadas en enero por Dujovne, el año pasado el déficit primario llegó a los $404.000 millones, un 3,9% del PBI. En medio de la corrida cambiaria de las últimas semanas, el ministro de Hacienda se apuró a anunciar (buscando lanzar un guiño a los complicados mercados de esos días), que la pauta original de un déficit primario de 3,1% del PBI bajaba a 2,7%; lo que implicaba un ahorro extra de $3.800 millones más. El ministro diseña por estos días las fuentes de ese ahorro, prometiendo incluso que los recortes podrían llegar a unos $20.000 millones más en todo el año. Incluso se coquetea con los técnicos del FMI con los que se negocia en Washington, que el déficit final podría incluso ubicarse cerca de 2,5%; y comprometerse formalmente en un eventual acuerdo con el organismo a esa meta final para el 2018. En total sería un déficit (dependiendo del número final de PBI para este año) de $200.000 millones.

Todo se derrumbaría si el proyecto de ley que avanzará mañana en el Senado, se aprobara, reglamentara y se pusiera en práctica. Un estudio reciente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) determinó que subir tarifas al ritmo de la inflación (tal como indica el proyecto que aprobaría la oposición), tendría un costo fiscal de 0,7% del PBI, lo que inmediatamente llevaría el número de déficit primario a un 3,2% del PBI. El informe fue elaborado antes de la aceleración de la inflación, con lo que el número final superaría el 3,5%, lo que ubicaría la cifra en un nivel parecido al que había presentado Dujovne de unos $130.000 millones; tomando en cuenta sólo las tarifas de luz, gas y agua potable. Si se sumaran además la eliminación de subsidios al transporte, el problema se multiplicaría.

En 2015 los subsidios llegaron a representar el 3,8% del PBI; con un déficit primario que se acercaba al 4,3% del PBI; lo que implicaba que al final del Gobierno de Cristina e Kirchner, este ítem representaba el 90% del desequilibrio primario. La tendencia comenzó a cambiar recién en 2017, cuando comenzó un proceso de recorte real de $210.000 millones en 2016 a $125.000 millones a fines de 2017; con lo que en un año bajaron 40%. Por su parte, los subsidios destinados al transporte pasaron de $80.000 millones a $90.000 millones. Esto implicó un aumento nominal del 13%; lo que implicó una baja del primer capítulo de 1,5%; pasando del 3,7 al 2,2% del PBI. El Gobierno quiere mostrarle al FMI que es posible pasar a menos de un dígito para el 2019. Como contrapartida, la baja en los subsidios derivó en un importante alza de las tarifas frente a la inflación, al punto de llegar a un peligroso límite para la economía real (ver nota página 4).

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