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Un campeón silencioso
A Vélez le costó mucho superar a un Huracán que se está jugando la permanencia en Primera y el jugar sin público (o con muy poco, porque en realidad hubo unos 200 entre allegados y periodistas partidarios) lo favoreció porque se sentía presionado por su propia parcialidad y entonces juega mejor, con más calma y por ende con más orden.
Vélez intentó el triunfo desde el primer minuto, buscando asegurarse llegar con ventaja a la última fecha y tuvo en Ricky Alvarez a su conductor, con habilidad, talento y categoría. Huracán jugó armó un 4-4-2, defendiendo para después contraatacar.
En el primer tiempo los nervios superaron al fútbol y no hubo situaciones de gol, en ninguno de los arcos. En el segundo Vélez presionó y sacó ventajas muy rápido por intermedio de Santiago Silva, que con un cabezazo superó a Monzón y después tuvo la inteligencia de no retrasar sus líneas y seguir buscando otro gol.
Huracán no se desordenó y buscó con sus armas, dejando espacios a Vélez que había hecho ingresar a David Ramírez y Guillermo Franco para refrescar el ataque.
En un roce tonto fueron expulsados Sebastián Domínguez y Facundo Quiroga y en el último minuto Matías Quiroga le cometió un penal a Alvarez y el «Mago» Ramírez redondeó el marcador.
Vélez es un justo campeón, que si no hubiera jugado la Copa Libertadores a la vez que el campeonato habría sacado más diferencia.
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