22 de agosto 2022 - 00:00

El dólar alcanza máximos a nivel global y suma complicaciones para emergentes

La moneda volvió a fortalecerse luego de conocerse datos relevantes para la economía norteamericana: bajaron las solicitudes de subsidios de desempleo, luego de tres semanas en alza, y hubo una suba inesperada en el índice de manufactura de la Fed de Filadelfia.

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El dólar volvió a fortalecerse a nivel global la semana pasada, luego de conocerse algunos datos relevantes para la economía norteamericana: bajaron las solicitudes de subsidios de desempleo, luego de tres semanas en alza, y hubo una suba inesperada en el índice de manufactura de la Fed de Filadelfia. Estos datos parecieron mostrar que el buscado enfriamiento de la actividad por parte de la Reserva Federal para atacar la inflación, aún no es de una dimensión significativa. En este sentido, la divisa estadounidense borró las bajas que había registrado luego de conocerse la desaceleración inflacionaria de julio en ese país, ya que crecieron las expectativas de que la Fed continúe aplicando una política monetaria contractiva con importantes subas de tasas.

En este marco, el índice dólar, que compara la divisa norteamericana con una canasta de monedas, repuntó fuertemente en la última semana tras subir 2,8% y cerrar en 108,08 puntos. De este modo, marcó valores máximos desde 2002. En lo que va del año, el avance del índice dólar se acerca a los 10 puntos, lo que representa un fortalecimiento superior al 8% de la divisa norteamericana. En consecuencia, 2022 continúa posicionándose como un mal año para los países emergentes dado que un dólar fuerte da continuidad a la aversión global al riesgo y debilita las monedas emergentes, que a nivel local puede traducirse como mayor presión cambiaria.

Analistas consultados por Ámbito señalan que la mayor fortaleza relativa de la economía de EE.UU. frente al resto de las economías, le da más margen a la Fed para continuar en el sendero de suba de tasas. Asimismo, advierten por un mundo con menor liquidez que impacta negativamente sobre los exportadores de commodities.

Ariel Squeo, presidente de ICB Argentina, planteó al respecto: “Los fundamentos a la suba del dólar siguen siendo los mismos que motivaron la suba desde noviembre de 2020, cuando el índice estaba en 89 puntos. En ese momento, comenzó una fase alcista que venía descontando la situación actual de alta inflación en EE.UU. y una propensión de la Fed a subir la tasa de interés. En paralelo, ocurre que la economía norteamericana está más fuerte en términos relativos que las demás economías del mundo, principalmente que la europea. Este factor le da más margen a la Fed a ser más ágil a la hora de subir las tasas, y esto tira al índice dólar al alza”.

En este sentido, agregó que las minutas de la última reunión de la Fed, conocida la semana pasada, dejaron entrever la posibilidad de que la Fed reconsidere el ritmo de subas de tasas hacia adelante, “pero también dejaron ver a una Fed que necesita datos para hacerlo”. “La reacción del mercado fueron leves oscilaciones entre el 16 y 18 de agosto, pero no un gran impacto. Sin embargo, el jueves a la mañana se conocieron dos datos: el dato de manufactura de la Fed de Filadelfia y el dato de subsidio de desempleo, ambos fueron levemente positivos, y le pegaron al dólar. Esto demuestra que el dólar está muy sensible a las noticias que lo favorecen y poco sensible a las que lo hacen bajar”.

Por su parte, Jonatan Kon Oppel, asesor de inversiones en Conosur Investments y Fundador de JKO Finanzas, analizó: “El dólar fuerte es una señal de menor apetito por riesgo. El dólar viene hace meses fortaleciéndose por un conjunto de circunstancias que hacen que los inversores dirijan sus inversiones a activos de menor riesgo. En este proceso, aumentó la demanda de bonos del Tesoro norteamericano y una de las principales monedas de reserva global: el dólar”.

Sobre las consecuencias locales, advirtió que “el fortalecimiento de la divisa norteamericana afecta las posibilidades de financiamiento a menores tasas o de recibir inversiones directas de los países menos desarrollados, como Argentina”.

Asimismo, Squeo coincidió: “Es negativo para las economías emergentes y más para las que exportan commodities porque se ponen más caras en términos de dólar. Además, el dólar fuerte habla de un mundo con menos liquidez del que venía operando en la década pasada y con menos crédito, lo cual complica a economías como la nuestra ya que esto desemboca en un mayor flight to quality. Ante un aumento de la tasa, los capitales del mundo van hacia la calidad. Las tasas de interés en Estados Unidos están en niveles más atractivos que en la década anterior, entonces el dinero es más selectivo y en vez de buscar riesgo en países como el nuestro o proyectos como criptomonedas, van hacia EE.UU.”.

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