11 de diciembre 2020 - 00:00

Para asomarse a un cine secreto

Mucho antes de que Michael Radford, Philippe Noiret y Massimo Troisi enamoraran al público de todo el mundo con “El cartero”, basada en una novela del chileno Antonio Skármeta, el mismo Skármeta había hecho su propia versión, llamada como la novela, “Ardiente paciencia”. Es igual de emotiva, aunque menos encantadora. La hizo con Roberto Parada y Oscar Castro, sus paisanos, y es prácticamente una película chilena, salvo por un detalle: la produjo Alemania Oriental, donde los tres estaban exiliados. De igual modo, otros técnicos y artistas exiliados como ellos participaron en más de 50 películas germano-orientales ambientadas en Chile, como en otro tiempo exiliados españoles revivieron Andalucía en los estudios argentinos. Denuncias, nostalgias, curiosas ambientaciones, elencos mixtos, alternando a veces entre fantasía y realidad, varias de esas obras tenían el mérito indiscutible de la emoción. Por ejemplo, “Blonder Tango”, “La huella del desaparecido”, incluso “El autógrafo”, con el músico Juan José Mosalini, basado en “Cuarteles de invierno”, de nuestro Osvaldo Soriano. Cuando cayeron las respectivas dictaduras, casi todos los chilenos volvieron al terruño, y casi todas sus obras se llenaron de tierra en los depósitos de una empresa estatal que había cambiado de manos, de objetivos, y de bandera.

Claudia Sandberg, alemana, y Alejandro Areal Vélez, argentino, recuperaron varios de esos títulos, los mostraron en di-

versos países, e investigaron

lo que le dicen al público de

hoy, diferente del de ayer en algunas cosas, y muy parecido en otras. “Películas escondidas” es, precisamente, el fruto de esas recuperaciones y de charlas con aquellos artistas y escritores, y con el público. Un trabajo interesante, valioso, entretenido, y revelador en más de un aspecto.

“Películas escondidas” (Alemania-Argentina, 2016). Dir.: C. Sandberg, A. Areal Vélez. Documental (Cine.ar.Play).

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