El hecho protagonizado el domingo pasado por el cantante Santiago "Chano" Moreno Charpentier concitó la atención de los medios sobre situaciones de emergencia en salud mental que se producen en ámbitos privados y espacios públicos.
Chano Charpentier y otros casos que pusieron el ojo mediático en las emergencias de salud mental
El hecho protagonizado el domingo pasado por el cantante Santiago "Chano" Moreno Charpentier concitó la atención de los medios sobre situaciones de emergencia en salud mental que se producen en ámbitos privados y espacios públicos.
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El domingo a la noche Marina Charpentier, madre del exlíder del grupo Tan Biónica, llamó a la Policía bonaerense para que la auxilien ya que, según informó a los medios, su hijo de 39 años presentaba un cuadro de excitación psicomotriz que no permitía que la mujer y los dos equipos médicos que se encontraban en casa del Barrio Parque La Verdad, de Exaltación de la Cruz, asistiesen al músico.
La llegada del personal policial, lejos de calmar la situación, al parecer profundizó la tensión en Chano, lo que derivó en que uno de los efectivos disparara su arma reglamentaria hiriendo al músico en el abdomen, por lo que debió ser trasladado al Sanatorio Otamendi donde se encuentra internado.
En declaraciones a la prensa, la madre, entre lágrimas, pidió que se hiciese "algo por la ley de salud mental porque la adicción es una enfermedad, está lleno de madres que están golpeando puertas y nadie las escucha", dijo y agregó que la adicción de su hijo data desde hace más de 20 años.
Desde 2015, el músico comenzó a ser protagonista de accidentes de tránsito, episodios de violencia y fue denunciado en 2018 por "violación, violencia física y psicológica" por una de sus parejas, la cantante Militta Bora.
En aquel momento, Chano reconoció púbicamente que tiene problemas de adicciones a las drogas: "Soy un adicto, tengo una enfermedad crónica, que hay que atenderla día a día" sentenció en un reportaje televisivo con Jorge Lanata en donde afirmó que "desde los 24 años" que está "en tratamiento".
Otro caso que ganó presencia en los medios ocurrió en septiembre del año pasado, cuando Rodrigo Facundo Roza, de 51 años, caminaba cerca de la casa en donde vivía con su madre y al llegar a la Avenida Figueroa Alcorta al 3300, en la Ciudad de Buenos Aires, se acercó a personas que estaban en las mesas exteriores de un bar y empezó a hablar solo y gritar frases relacionadas a Dios, hecho que movilizó la presencia de efectivos de la Policía Federal que se encontraban en la zona.
Ignacio Viale, nieto de la conductora y actriz Mirtha Legrand y productor televisivo, fue testigo del hecho y afirmó en su momento que el hombre "empezó a decir incoherencias en voz alta, no insultaba a nadie, decía cosas sin sentido".
Cuando Roza vio a los efectivos policiales sacó un arma blanca de su mochila, situación que puso en alerta a los policías, uno de los cuales desenfundó su arma y fueron alejando al hombre, visiblemente alterado, de la gente.
Al llegar a la intersección de las avenidas, las cámaras de seguridad mostraron como Roza da un salto y acuchilla cuatro veces a Juan Pablo Roldán de 34 años, que cae inmediatamente sobre el asfalto, acto seguido, el agresor recibe un disparo en una de sus piernas que lo hace caer junto al efectivo, ambos fueron trasladados a centros de salud donde horas más tarde murieron.
Según vecinos de Roza, era un hombre "particular" y estaba bajo tratamiento psiquiátrico, la policía aseguró que no tenía antecedentes delictivos y sus familiares se negaron a dar declaraciones.
Por otra parte, en febrero de 2010 los actores Leonor Manso y Antonio Grimau efectuaron una denuncia en la Comisaría 19 de Palermo, para dar con el paradero de su hijo Lucas Rebolini Manso, y el 17 de marzo confirmaron que el joven de 36 años murió como consecuencia de "una complicación causada por una intoxicación severa de cocaína y una neumopatía", según detallaron en su momento las fuentes policiales.
El 3 de febrero el joven había sido visto por última vez en la cancha de Huracán, equipo al que iba siempre a ver; tres días después una vecina del barrio porteño de Palermo llamó a la policía porque vio a un hombre gritar bajo la lluvia en la esquina de Castex y Salguero.
"Soy Dios, soy Dios", gritaba el hombre, desalineado y visiblemente desorientado, mientras se tiraba a los charcos que la incesante lluvia de esa madrugada formaba, según relataron los efectivos de la comisaría 53 que lo trasladaron al Hospital Fernández, donde cuatro días después murió.
El joven "mostraba un cuadro de excitación psicomotriz e intoxicación, también tenía un cuadro de hipertermia y un estado de dejadez", explicó en su momento el comisario mayor Ricardo Pedace, jefe del Departamento Medios de Comunicación de la Policía Federal al diario La Nación.
Rebolini Manso no tenía documento ni nada que sirviera para su identificación por lo que fue inscripto en la morgue como NN, por lo que recién 38 días después pudo ser identificado gracias a pericias dactilares y odontológicas, lo que permitió que sus padres reconocieran el cuerpo.
Distintos medios de comunicación relataron testimonios de vecinos o compañeros de cuarto de Lucas, que manifestaban que tenía problemas de consumo de drogas, incluso el portero de una pensión donde vivió el joven aseguró a Clarín que éste le había dicho que su familia quería internarlo para que se recuperara de su adicción.
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