26 de septiembre 2008 - 00:00

Tolcachir atempera con humor realidad amarga

Daniela Palaporta encantoy comicidad aun personajeninguneado portodos y laexcelente AnaGaribaldi es sucontrafigura en«Tercercuerpo», nuevorelato deincomunicacióndel director de«La omisión dela familiaColeman».
Daniela Pal aporta encanto y comicidad a un personaje ninguneado por todos y la excelente Ana Garibaldi es su contrafigura en «Tercer cuerpo», nuevo relato de incomunicación del director de «La omisión de la familia Coleman».
«Tercer cuerpo» libro y Dir.: C. Tolcachir Int.: A. Garibaldi, J.M. Marcos, D. Pal y otros. Dis. espacio:C. Tolcachir. Ilum.: O. Possemato. (Timbre-4.)

"Te sorprende que los otros pasen a tu lado y no sepan cuál es tu pena, tu cáncer secreto". Con esta cita de Cesare Pavese incluida en el programa de mano de «Tercer cuerpo», Claudio Tolcachir resume de manera algo despiadada el tema central de su nueva pieza. No obstante en escena abunda el humor y pronto se instala un clima de disparate que atenúa la negrura de ciertas realidades, entre ellas, perder la vivienda, entregarse a un amor inconfesable o querer tener un hijo sin el partenaire adecuado.

Una vez más, el celebrado director de «La omisión de la familia Coleman» aborda el tema de la incomunicación entre individuos que aún compartiendo el día a día no logran profundizar en sus vínculos ni acortar las distancias que los separan.

Tres empleados languidecen en una oficina semi abandonada. La empresa para la que trabajan está a punto de irse a pique (cortes de luz, computadoras en desuso, teléfonos que no funcionan), pero ellos siguen cumpliendo con su rutina sin pensar en el futuro que les espera.

Dicha oficina funciona en verdad como un espacio abstracto, tan solitario y rodeado de vacío como cualquiera de los paisajes imaginados por Beckett. Allí intentan refugiarse:

Moni, la típica huérfana de afectos que en tren de ayudar a sus compañeros sólo logra inmiscuirse en los conflictos ajenos de manera torpe e invasiva. La actuación de Daniela Pal le aporta un gran encanto y comicidad a este personaje «ninguneado» por todos.

Sandra, su contrafigura (papel a cargo de Ana Garibaldi, una de las actrices más brillantes del circuito independiente), es una mujer algo hosca, que emana autoridad y decisión. Se trata, sin embargo, de una gran negadora siempre a la espera de que se revierta una antigua ruptura amorosa que la dejó devastada. Por último, Héctor (José María Marcos), un tierno solterón de atormentada vida sexual, sigue rindiéndole pleitesía a su madre, aún después de muerta.

Las escenas que comparte este trío de desamparados son lo mejor de la obra. Aunque también hay otros cuadros, montados en paralelo, que permiten deschavar las facetas más ocultas de estos personajes (sin cambiar de lugar ni de escenografía, se los ve transitar por bares, consultorios médicos y boliches con sus penas a cuestas).

En cambio, el conflicto de la parejita joven (Hernán Grinstein y Magdalena Grondona) no llega a fundirse con el resto del material, pese a tener una fuerte incidencia en otra de las historias. Ya sea porque el nivel de actuación es menos eficiente o porque la trama en sí se excede en clichés, este tramo argumental carece de interés. Aún así no afecta el atractivo de una pieza que se disfruta por la gracia natural de sus diálogos y por su sobria aproximación al mal de esta época: la soledad en compañía.

Dejá tu comentario

Te puede interesar