Un reciente artículo de The New York Times echó luz sobre un debate que permanece abierto, sobre todo en un momento en el que las criptomonedas se mantienen con una fuerte volatilidad. Mientras crecen las posibilidades de ganar mucho dinero en poco tiempo y denuncias de hackeos, aparecen las críticas que argumentan que el mercado no es más que una burbuja especulativa.
¿Criptoburbuja? por qué es tan anunciada y parece lejos de estallar
La convicción parece ser la mejor herramienta hasta el momento para que el mercado criptográfico no estalle por los aires. Un reciente artículo publicado por The New York Times echó luz sobre un debate que permanece abierto.
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Un reciente caso llamó la atención de los inversores. Una moneda digital llamada $wool prometió ganar dinero real. Graham Friedman, un criptoevangelista se convirtió en el protagonista de la historia. Friedman invirtió más de 20 mil dólares de su propio dinero para comprar tokens no fungibles.
Wolf Game, el nombre del juego, utiliza algunos principios financieros conocidos, pero en un mundo digital todavía por conocer. Los jugadores pueden comprarle ovejas al creador del juego, identificado solo como “el pastor” y prestárselas a “el establo” —en esencia, una bodega— para ganar intereses. Los pagos son en $wool, la moneda digital que se puede usar como forma de pago en cualquier parte de la cadena de bloques de Ethereum, sobre la cual está construido el juego. Para recuperar una oveja del establo, los jugadores deben pagar un impuesto del 20% en $wool a quienes hayan comprado imágenes digitales de lobos de caricatura.
Cuando el creador de Wolf Game descubrió que el juego era vulnerable a los hackers y lo suspendió de forma temporal para reparar su código, los jugadores casi no pudieron recurrir a nadie. Simplemente tuvieron que aguardar, con la esperanza de que el juego volviera a activarse y que pudieran recuperar sus pertenencias. Esto asustó a algunos participantes, quienes se salieron lo más rápido que pudieron en cuanto el juego volvió a funcionar. Sin embargo, otros, entre ellos Friedman, siguieron jugando.
“Meterme cuando parecía un poco dañado y tenía una reputación incierta resultó ser muy inteligente”, opinó Friedman. En esencia, al comprar cuando el mercado estaba a la baja, Friedman había triplicado su inversión a 60.000 dólares, hasta enero.
La fuerte volatilidad
A pesar de su naturaleza volátil y en ocasiones inescrutable, cada vez se generaliza más la comercialización, el uso y la tenencia de criptomonedas: hace poco, El Salvador comenzó a aceptar el Bitcoin como una moneda de curso legal, la Reserva Federal está estudiando la posibilidad de emitir su propia moneda digital y los gestores de patrimonios están alentando a sus clientes a explorar los criptoactivos.
Hay tan pocas medidas confiables de valor que es difícil saber si está justificada la emoción por una criptomoneda en particular o si hay una burbuja que está a punto de estallar. El análisis financiero tradicional no sirve aquí. En el caso de las monedas digitales sólo con la convicción se puede otorgar valor.
Entonces, ¿Qué puede hacer un nuevo inversionista? Una forma de cortar camino es elegir una moneda o un token que haya sido creado para satisfacer cierto propósito: por ejemplo, una alternativa para una moneda tradicional, como el bitcoin, o, digamos, una manera de transferir dinero a partes del mundo donde los servicios básicos de la banca son difíciles de encontrar. Se cree que, sin importar la fluctuación de su valor, habrá una razón para usarlo, por eso puede ser una buena inversión.
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