22 de octubre 2015 - 00:00

Mediana crónica mafiosa que daba para mucho más

Johnny Depp se luce en “Pacto criminal”, film basado en hechos reales cuyo director no se atreve a desarrollar el asunto con la seriedad, imaginación y buen humor negro de Martin Scorsese o Brian de Palma.
Johnny Depp se luce en “Pacto criminal”, film basado en hechos reales cuyo director no se atreve a desarrollar el asunto con la seriedad, imaginación y buen humor negro de Martin Scorsese o Brian de Palma.
"Pacto criminal" (Black Mass, EE.UU.; 2015), Dir.: S. Cooper. Int.: J. Depp, J. Edgerton, B. Cumberbatch, D. Johnson, K. Bacon.

Basada en una historia real, esta película cuenta cómo el jefe de la mafia irlandesa de Boston simuló ser informante del FBI con el único fin de que las fuerzas del Gobierno liquiden a sus competidores del crimen organizado italoamericano. La alianza surgió de la antigua amistad de dos amigos del barrio, el hampón James "Whitey" Bulger (Johnny Depp) y el agente John Connolly (Joel Edgerton).

Con este punto de partida, "Pacto Criminal" tenía todo para ser una gran película de mafiosos despiadados y agentes del FBI corruptos. Y no es que el resultado sea del todo malo, sólo que realmente no se atreve a desarrollar el asunto con la seriedad, imaginación y buen humor (negro, por supuesto) necesarios para que el espectador no termine extrañando seriamente a Martin Scorsese, o al Brian De Palma de "Carlito's Way".

O incluso al mismo Scott Cooper, un director que hizo las cosas mucho mejor en su anterior película, el durísimo policial negro "La ley del más fuerte" ("Out of the furnace"). Es que aquí Cooper parece tan atrapado por los hechos reales en los que se basa el guión al punto de terminar imposibilitado para desarrollar el auténtico potencial del asunto, al punto de que termina dedicándose más a las discusiones de escritorio de los burócratas gubernamentales que a otra cosa.

En sus peores momentos "Pacto criminal" casi podría confundirse con uno de esos seudodocumentales sobre la mafia del cable (y las intermitentes entrevistas con hampones secundarios que interrumpen la acción apuntan a esta dirección). En sus mejores momentos amaga convertirse en la gran película policial que podría haber sido. Es decir, hay un puñado de escenas notables, sobre todo en la primera mitad de las dos horas de película.

En algunas de esas escenas, Johnny Depp realmente se luce. Pero en general el director no sabe bien qué hacer ni con él ni con los demás actores, ni cómo volver realmente interesantes a sus personajes, con la única excepción del desquiciado agente Joel Edgerton, el verdadero protagonista de esta crónica mafiosa que daba para mucho más en varios sentidos. Por ejemplo, en la actuación de un Kevin Bacon totalmente desaprovechado, O en algunas imágenes formidables de la ciudad de Boston a cargo del director de fotografía Masanobu Takayanagi que, increíblemente, el realizador nunca logra integrar del todo al drama.

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