Tras más de tres años de negociaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) logró este martes en Ginebra la firma de un acuerdo internacional de cooperación frente a futuras pandemias. El documento busca mejorar la preparación y respuesta global ante futuras crisis de salud, tomando como eje el acceso justo a recursos sanitarios y una coordinación más eficaz entre países.
La OMS aprobó por unanimidad un acuerdo global para combatir futuras pandemias
El documento surgió a raíz de los errores cometidos durante los años de Coivd-19. El texto establece una estrategia de cara a una próxima crisis de salud mundial.
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La OMS firmó un histórico acuerdo respecto a futuras pandemias.
“Este acuerdo es una victoria para la salud pública, la ciencia y la acción multilateral. Colectivamente, nos permitirá proteger mejor el mundo contra futuras amenazas pandémicas”, expresó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La resolución fue aprobada en comisión con 124 votos a favor y ninguna oposición. Se abstuvieron Irán, Israel, Rusia, Italia, Eslovaquia y Polonia. La votación estuvo a punto de enfrentarse a un escenario adverso, cuando Eslovaquia, gobernada por una administración ultranacionalista, amagó con bloquear el consenso pero, finalmente se abstuvo.
El histórico acuerdo de la OMS
El tratado surge como respuesta al colapso de la cooperación internacional durante la pandemia de COVID-19, que dejó en evidencia profundas desigualdades. En las etapas iniciales, muchos países en desarrollo enfrentaron escasez de insumos críticos: desde respiradores y kits de diagnóstico hasta vacunas, acaparadas por las naciones más ricas.
“La pandemia de covid-19 fue un electroshock. Nos recordó de forma brutal que los virus no conocen fronteras, que ningún país, por muy poderoso que sea, puede afrontar solo una crisis sanitaria mundial”, señaló Anne-Claire Amprou, embajadora francesa para la salud mundial y copresidenta de las negociaciones.
Con más de siete millones de muertes oficialmente registradas (aunque la OMS estima que la cifra real podría duplicarse) y pérdidas económicas globales superiores a los u$s12 billones - según estimaciones del FMI-, el impacto del COVID-19 forzó a los países a tomar conciencia sobre la necesidad de una respuesta multilateral y solidaria.
Un nuevo marco legal sanitario
El punto central del tratado es la creación del mecanismo de “acceso a patógenos y reparto de beneficios” (PABS), que permitirá un intercambio ágil de datos y material genético ante la aparición de nuevos virus con potencial pandémico. La medida busca evitar desigualdades como las que sufrió Sudáfrica cuando compartió información sobre la variante ómicron y no obtuvo a cambio un acceso preferente a vacunas adaptadas.
Según establece el texto, las farmacéuticas que adhieran al acuerdo deberán otorgar a la OMS acceso rápido a un 20% de su producción de vacunas, tratamientos y pruebas diagnósticas durante una pandemia. De ese total, un mínimo del 10% deberá ser donado, y el resto ofrecido a precios accesibles.
Los detalles operativos del PABS se negociarán durante los próximos dos años. Para que el tratado entre en vigor, al menos 60 países deberán ratificarlo.
El acuerdo también refuerza el enfoque de “una sola salud”, que reconoce la conexión entre la salud de las personas, los animales y el medioambiente. “Si se tiene en cuenta que el 60% de las enfermedades emergentes están causadas por zoonosis, es decir, patógenos que se transmiten de los animales a los seres humanos, esto es obviamente importante”, subrayó Amprou.
Además, el texto alienta a los Estados a fortalecer sus sistemas sanitarios, asegurando recursos humanos capacitados y agencias reguladoras sólidas. También se promueve una vigilancia multisectorial que permita actuar de forma temprana frente a potenciales brotes.
Estados Unidos, ausente
En un gesto político que dejó huella en el proceso, Estados Unidos no participó de la votación ni envió delegación. La administración de Donald Trump, que retornó al poder en enero, decidió retirar al país de la OMS —una decisión que se hará efectiva recién el próximo enero— y se desentendió completamente de las negociaciones.
A pesar de estas tensiones y de la resistencia de algunos sectores que consideran que el tratado podría limitar la soberanía nacional, el acuerdo fue calificado como un hito por gran parte de la comunidad internacional.
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