Hace ya mucho tiempo, nada menos que cuatro décadas, que nuestra economía dejó de avanzar sin importantes y prolongados sobresaltos recesivos. Desde los 80, nuestro avance económico se caracteriza por su gran diferencia entre años prósperos y años recesivos, ya que hace años que Argentina dejó de avanzar por el sendero de sostenido crecimiento económico, basamento esencial, aunque no suficiente, para la integración social de la población. El país enfrentó en esos años serias dificultades, entre las que podemos señalar las siguientes seis: (1) un gran déficit fiscal, (2) el estancamiento de las exportaciones, (3) la ausencia de inversiones productivas, (4) la prevalencia de empleos de baja calidad con pobre remuneración, (5) insuficiente stock de capital modernizado, y (6) una de las mayores inflaciones del mundo moderno.
Crecimiento escaso y errático por 40 años
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Wall Street fantasea con los récords porque Trump arruga, y la economía no se achica
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No es oro, pero brilla: la plata vuelve al radar

Ricardo Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.
Estas dificultades siguen vigentes en 2020. El retroceso productivo argentino en el escenario internacional fue notable ya que, por ejemplo, dejamos de significar el 1,33 % del PBI mundial en 1980, para disminuir al 0,61%. El desafío que hoy enfrentamos sigue siendo cómo aumentar las inversiones, para hacer posible la expansión de la producción, las exportaciones y el empleo, es decir, construir un escenario económico expansivo. Hace años que no crece el PBI y mucho menos el PBI por habitante, la industria se achicó y muchos de los sectores productivos se sumergieron en el estancamiento y el atraso tecnológico por falta de nuevas inversiones que impulsó la descapitalización de los activos productivos. Nuestro escaso crecimiento económico agravó el serio problema laboral que se ha agudizado aún más durante este siglo XXI, ya que nuestro sistema educativo no tiene la fortaleza necesaria para capacitar a las nuevas generaciones para poder insertarse en un nuevo mundo laboral caracterizado por rápidos avances tecnológicos. Nuestros altos índices de pobreza reflejan en este año 2020 el grave hecho que en las nuevas generaciones son cada vez más quienes son laboral y socialmente excluidos, ya que nuestro sistema educativo profundiza la desigualdad. Nuestra acumulación de capital humano es hoy insuficiente para sostener un crecimiento económico no sólo prolongado, sino también equitativo, en un mundo crecientemente competitivo impulsado por los grandes avances de importantes naciones asiáticas. Desde 1983 hasta 2019 han pasado por la Casa Rosada siete presidentes que se desempeñaron en nueve períodos mayores que un año. Es ilustrativo observar cuál ha sido la dispar evolución en el nivel de actividad económica en cada caso, expresado en el PBI por habitante; también prestaremos atención a la evolución de las inversiones productivas durante sus mandatos.
Raúl Alfonsín (1983-1989)
El PBI por habitante se redujo un 12,5%. Las inversiones cayeron de un nivel inicial equivalente al 17,3% del PBI (1983) a apenas 12,8% (1989).
Carlos Menem (1989-1999)
El PBI por habitante aumentó 31,6%. Las inversiones crecieron del 12,8% al 16% del PBI. En el primer período (1989-1995), el PBI por habitante aumentó un 20%, mientras que en el segundo (1995-1999) creció un 9,4%.
Fernando de la Rúa (1999-2001)
El PBI por habitante cayó un 7,1%. Las inversiones cayeron de 16% a 14 % del PBI.
Eduardo Duhalde (2002-2003)
El PBI por habitante cayó un 4,7%. Las inversiones cayeron del 14% al 13,3 % del PBI. Estas magnitudes están fuertemente influidas por el colapso de la convertibilidad monetaria de fines de 2001.
Néstor Kirchner (2003-2007)
El PBI por habitante creció un 34,4%. Las inversiones crecieron del 13,3% al 20,1% del PBI.
Cristina de Kirchner (2007-2015)
El PBI por habitante creció un 5,8% en este período. Las inversiones cayeron del 20,1% al 17,1% del PBI. En el primer período (2007-2011) el PBI por habitante creció 9%, mientras que en el segundo (2011-2015) cayó 2,9%.
Mauricio Macri (2015-2019)
El PBI por habitante cayó el 9%. Las inversiones llegaron al 18,5% del PBI.
De los siete presidentes que gobernaron en estos años (desde 1983 hasta 2019), solamente tres exhiben aumentos en el PBI por habitante (Menem, Néstor y Cristina Kirchner). El nivel más alto de nuestro PBI por habitante se logró hace ya varios años, en 2011. La declinación a partir de ese año continúa hasta nuestros días, ya que el PBI por habitante del año 2019 ha sido un 12% inferior al imperante en 2011. Esta declinación tiene una magnitud igual a la imperante en el primer Gobierno de la restauración de la democracia (1983-1989); este hecho nos evidencia el carácter claramente cíclico de nuestra evolución económica.
Es importante que tengamos presente que en este el mundo globalizado, caracterizado por rápidos avances científicos y tecnológicos, no hay posibilidades de progreso económico ni social sin el fortalecimiento de la escuela, ya que sin ella será difícil que nuestro país pueda enfrentar con éxito los retos de la globalización. Reencauzar nuestra economía por el sendero de un crecimiento económico sin bruscas oscilaciones, que permita la creación de nuevos empleos productivos asegurando la igualdad de oportunidades, sigue siendo un gran desafío para nuestra política económica en este año 2020.
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