26 de marzo 2024 - 09:13

La discusión necesaria que nadie quiere dar: ¿Qué hacemos con la ciencia en Argentina?

¿Tienen los investigadores del CONICET una baja productividad? ¿Qué hay detrás del estudio del “ano de Batman”? ¿Es la ciencia en el resto del mundo un asunto de los privados?

Si pensamos en un sector productivo (privado) con una mayor participación, las experiencias internacionales hablan de un sistema de innovación abierta que ponen a jugar al sector privado y público en el mismo equipo.
Si pensamos en un sector productivo (privado) con una mayor participación, las experiencias internacionales hablan de un sistema de innovación abierta que ponen a jugar al sector privado y público en el mismo equipo.

Al otro día de haber salido como el candidato más votado en las paso, en un agosto que parece haber sucedido hace dos siglos, Javier Milei dijo que cerraría el CONICET. Su opinión fue acompañada con argumentos relacionados a la mala productividad, la poca pertinencia de áreas de investigación o simplemente diciendo que era un asunto “de los privados”. Desde ese momento hasta hoy, toda la comunidad científica argentina ha estado convulsionada.

¿Tienen los investigadores del CONICET una baja productividad? ¿Qué hay detrás del estudio del “ano de Batman”? ¿Es la ciencia en el resto del mundo un asunto de los privados?

AFUERAAAA

El Ranking Scimago es una herramienta que evalúa y clasifica las instituciones de investigación a nivel mundial utilizando la base de datos Scopus. Hablamos de un indicador cuantitativo, es decir que recopila información sobre la producción científica y saca cuentas. Este proceso implica revisar no solo la cantidad de documentos científicos vinculados a una institución sino que también la calidad. ¿Qué es calidad para el mundo científico? Que publiques en lugares donde la evaluación es exhaustiva, donde te lee mucha gente y que después te citen mucho. Si puede ser en el medio, que tengas colaboración internacional.

Según este algoritmo, el CONICET se ubica en la posición 224 de 9054. Me dejan decir: mejor que el 95% del mundo científico. Si ponemos la lupa en Latinoamérica, bajamos a 628 instituciones, ubicando al Consejo cómo la mejor institución gubernamental, y si sumamos al análisis universidades y empresas, sigue siendo top 3. Seguida por la UBA que aparece cómo parte de las 15 mejores.

Podemos discutir los ranking, pero según los datos duros de cuánto se publica, con qué impacto y con qué vínculos internacionales, la afirmación de la productividad es falsa. No solo eso, una de las comparaciones del Sr. Presidente fue con la NASA. Quién está peor ubicada en dicho ranking y con 72 veces más presupuesto, aunque la comparativa no aplica porque tienen objetivos distintos.

¿Qué carajos es el ano de Batman?

Un punto muy divertido (si toca esa palabra) de estos últimos meses fue la Vicepresidenta hablando de un trabajo científico denominado “El ano dilatado de Batman: apuntes para una investigación sobre archivos de odio y borramiento de las disidencias sexo-genéricas”, producido por el investigador Facundo Saxe. Ya hay una chorrera de análisis sobre esto, pero quiero ir a un punto particular: ¿quién define qué se investiga y con qué fin?

La respuesta en 280 caracteres es simple, con un país que tiene millones de pobres no podemos invertir en cualquier cosa. Muchos vamos a estar de acuerdo con esta afirmación, pero lamentablemente invisibiliza muchos aspectos que ameritan un análisis.

Batman & Robin (1997).jpg

Primero, el CONICET tiene 4 grandes áreas, Ciencias Agrarias, de Ingeniería y de Materiales, Ciencias Biológicas y de la Salud, Ciencias Exactas y Naturales y Ciencias Sociales y Humanidades. Hay una distribución de investigadores casi equitativa en las 4 áreas, es decir, es mentira que hay más en ciencias sociales. Ya se que están pensando, - tiene que haber más en ciencias de la salud, en ingeniería, hay que desarrollar el país!! -. Nuevamente vamos a estar de acuerdo con eso. Entonces debemos hablar de mejorar los salarios y las condiciones de trabajo para que los jóvenes elijan carreras científicas, es decir más inversión, no menos. Sigamos.

Volviendo al señor Batman y las partes de su cuerpo, en todo el mundo hay un debate sobre crear incentivos para orientar las carreras científicas, pero comprendiendo que hoy la regla son los problemas multidisciplinarios y complejos. Los desafíos que tienen todos los países no se pueden atacar solo con ingeniería, hay implicaciones sociales, éticas, gubernamentales o culturales que demandan profesionales formados en todas las disciplinas. Lo que falta en este sentido, son espacios serios y profesionales de debate y acuerdo, más los incentivos económicos y políticos correctos. Necesitamos espacios anti grieta y anti 280 caracteres. Ya sé, pensé lo mismo, es muy difícil. Pero no queda otra.

La ciencia y la tecnología, cosas del mundo privado

Uno de los comentarios que más debate generó fue sobre quién debía invertir en ciencia y tecnología. Spoiler alert, en los países desarrollados esto no es un debate. Allá por el 2003, un teórico de la Universidad de California introdujo un concepto que le puso nombre y apellido a un proceso que hoy es la regla, la Innovación Abierta. Esto explica que la investigación y el desarrollo ya no se hace dentro de las 4 paredes de una organización, sea ésta pública o privada. Pero no solo eso, fundamenta que sin un ecosistema de varias instituciones invirtiendo en ciencia básica, aplicada y generando innovaciones (productos o servicios que llegan al mercado) las cosas sencillamente, no pasan.

Esos ingenieros de software que hoy empujan la frontera tecnológica en empresas cómo Mercado Libre o Tesla son formados en las universidades, con profesores que a su vez son científicos. Haciendo prácticas en laboratorios dentro del CONICET, que a su vez desarrollan empresas de base tecnológica co-financiados con capitales privados. Hablamos de un gran sistema global, que llevó años construir, y que se reproduce en todas las áreas del conocimiento. Miremos la vacuna contra el COVID desarrollada entre una empresa privada argentina y una universidad nacional, la única en Latinoamérica.

Específicamente, si miramos por ejemplo el porcentaje del PBI de inversión pública de estados cómo Chile, Brasil o México, es superior al 1%. Mientras que en Argentina no llega al 0,35%. Ni hablemos de ese primer mundo en donde se invierte entre el 2 o el 4% de su producto bruto. Vuelvo al punto, el sector privado tiene que ser cada vez más referente en inversión de I+D+i, pero sin una sociedad con el Sistema Nacional de innovación público no podrán ingresar en caminos de innovación a largo plazo.

Conclusiones de un tema no concluido

Hay puntos en las opiniones de estos últimos meses que son verdad, hay ciencia solo motivada por la curiosidad del investigador/a, y hay áreas estratégicas que ameritan más cantidad de recursos calificados. Pero una cosa no esta estrictamente vinculada a la otra, el tema no se va a salvar con menos inversión, y de cara a los problemas de la argentina vamos a necesitar de todas las profesiones.

Finalmente, si pensamos en un sector productivo (privado) con una mayor participación, las experiencias internacionales hablan de un sistema de innovación abierta que ponen a jugar al sector privado y público en el mismo equipo. Porque al fin y al cabo, ¿deberíamos jugar todos los argentinos con la misma celeste y blanca no?

Secretario de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires

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