10 de mayo 2020 - 00:00

El esfuerzo colectivo, una salida ante tanta incertidumbre

El esfuerzo colectivo organizado lo que permitirá ganar tiempo para atender las necesidades más urgentes y asistir a quienes se encuentren más expuestos.

Los establecimientos permitirán al sistema sanitario de Córdoba contar con 9.000 camas para tratar pacientes con síntomas leves de Covid-19, número que podría subir a 14.000 al terminar los preparativos.

Los establecimientos permitirán al sistema sanitario de Córdoba contar con 9.000 camas para tratar pacientes con síntomas leves de Covid-19, número que podría subir a 14.000 al terminar los preparativos.

Gobierno de Córdoba

Somos parte de un fenómeno sin precedentes, para el cual la medicina, en primera instancia, no tiene soluciones rápidas ni respuestas concretas. Hoy, el distanciamiento social parece ser la única salida para poder contener lo que para algunas de las personas infectadas puede ser grave, incluso mortal, y directamente catastrófico para la casi tercera parte de nuestra población, compuesta por comunidades de bajos recursos, con problemas habitacionales, que carecen de los servicios más esenciales, como el agua, por ejemplo.

El contagio es rápido y avanza silencioso, dificultando el rastreo de los casos, que se torna cada vez más difícil ante la carencia de pruebas diagnósticas y porque, como si fuera poco, la enfermedad también puede presentarse sin síntomas. Todos somos potenciales factores de contagio y todos podemos contagiarnos, incluso los más saludables. Ante tanta incertidumbre, solo parece haber una salida: el esfuerzo colectivo.

Desde el Estado se vuelve fundamental la planificación y puesta en práctica de políticas públicas sociales, de salud y de educación. Por otro lado, la sociedad debe colaborar quedándose en su casa, siguiendo las medidas de higiene necesarias, cuidando a los niños y a los adultos mayores y tejiendo redes de contención y solidaridad para los que más lo necesitan.

Pese a todas sus carencias y defectos, el sistema sanitario local está dando respuestas y enfrentando la situación de emergencia. La enorme red de prestadores privados y sindicales hacen frente a la crisis cubriendo las necesidades de sus pacientes y afiliados. También el servicio sanitario público- nacional, provincial y municipal- , se pone al servicio de toda la población de forma libre y gratuita, pese a la falta de insumos y presupuesto.

Haya o no haya una epidemia, es fundamental entender que la inversión en salud pública y en sistemas sanitarios siempre es y será una inversión rentable. No hay inversión más rentable que la vida. Y, personalmente, creo que la prevención primaria también debería ser una prioridad absoluta.

Pero este camino recién empieza. El impacto del Covid-19 está sujeto, en gran parte, a las responsabilidades individuales, de suma importancia para minimizar los contagios. La pandemia existe y no se puede frenar, pero lo que sí podemos hacer entre todos es controlar la reproducción de casos y mantener la curva de contagios en valores que el sistema sanitario local pueda resistir. En definitiva, es el esfuerzo colectivo organizado lo que permitirá ganar tiempo para atender las necesidades más urgentes y asistir a quienes se encuentren más expuestos.

La Argentina está demostrando su voluntad de proteger a los adultos mayores y a toda población, sin distinción alguna. Como todas las crisis, ésta también trae oportunidades y plantea desafíos. Seguramente el principal sea el de adecuar el paradigma sanitario a las particularidades y necesidades que impone un mundo globalizado. Por lo pronto, las medidas del Gobierno para amortiguar la propagación del coronavirus tienden, fundamentalmente, a evitar el colapso del sistema sanitario que necesita de profesionales de la salud, insumos, elementos de protección personal, camas de internación y de terapia intensiva y respiradores para atender a las personas afectadas.

Es importante que entendamos que esta enfermedad no tiene vacuna ni tratamiento, por ahora la cura solo depende del sistema inmunológico de cada uno. Pero la prevención sí está en nuestras manos: depende de todos nosotros y de nuestro compromiso como sociedad. Desde nuestro lugar, los profesionales de la salud estamos preparados, ahora más que nunca, para dar batalla.

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