7 de junio 2007 - 00:00

Blair y Bush, en su última reunión como aliados

Blair y Bush, en su última reunión como aliados
El presidente de EEUU, George W.Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, dos aliados que han marcado la política mundial en los últimos años, se dieron hoy un adiós melancólico en su última reunión oficial.

"Es un momento nostálgico para mí", confesó Bush. "Siento que haya llegado, pero así es la vida", añadió el presidente tras un encuentro de una hora con el líder extranjero el que más ha confiado en sus seis años y medio en el poder.

Blair evitó hacer referencias personales en las declaraciones a los periodistas tras la reunión, tal vez por no dar material a los diarios británicos que le ha calificado como el "perro faldero" de Bush.

Y es que el legado de Blair, por el que tanto se preocupa ahora que está en vísperas de abandonar Downing Street, está vinculado de forma indisoluble a Bush.

Cuando el líder laborista mire atrás el 27 de junio, al presentar su dimisión a la Reina Isabel II, podrá jactarse de haber logrado la paz en Irlanda del Norte, y haber reparado los sistemas de salud y educación, dejados de lado por 18 años de conservadurismo alérgico a lo público.

También recordará su promoción de la "Tercera Vía" económica, como alternativa al comunismo y al capitalismo sin corazón, y el haber sido el laborista que ha gobernado Reino Unido por más tiempo en la historia del país.

Sin embargo, es Irak lo que ha dejado su marca de fuego en su gestión y el motivo de su partida.

Una revuelta en su propio partido por el descontento de los votantes con la participación británica en esa guerra lo ha obligado a pasarle el bastón a Gordon Brown, su ministro de economía, que ha esperado durante años ese momento.

Bush, por su parte, pierde a su apoyo más fiel en la escena internacional, a alguien que le ha ayudado de forma pública y también tras bambalinas, al intentar mediar, por ejemplo, con el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schroeder para convencerles de que abandonasen su oposición a la invasión de Irak.

Reino Unido bajo Blair ha sido el único país que ha enviado tropas a Irak en números significativos y el que ha permitido a Bush hablar de un verdadero esfuerzo "internacional" y una "coalición" en el país mesopotámico.

Además, Bush ha confiado en Blair en mil otros asuntos de relevancia internacional, desde el programa nuclear en Irán hasta la situación en Afganistán y las negociaciones atómicas con Corea del Norte.

Hoy de nuevo ambos líderes mostraron esa sintonía al hablar de Darfur. "Estamos ansiosos por que se tomen acciones enérgicas" contra el Gobierno de Sudán, dijo Blair, en nombre de los dos.

Y Bush lo confirmó: "Enfatizaré (en la cumbre del G8), junto con Tony, la necesidad de que las naciones actúen. Si la ONU no actúa, tenemos que hacerlo nosotros mismos".

Bush impuso la semana pasada sanciones unilaterales contra Jartum y quiere que otros países hagan lo propio.

Pero no siempre están tan de acuerdo los dos y la influencia de Blair sobre un hombre al que no llama "George", sino "presidente", es limitada.

Blair había querido terminar su mandato con broche de oro con un acuerdo en el G8 para limitar la emisión de los gases que ocasionan el efecto invernadero, pero Bush ha impedido ese pacto.

"Nada va a pasar, en términos de reducciones sustanciales, a menos que China e India participen", señaló hoy Bush, quien ha dicho que esos topes deberán ser acordados tras negociaciones entre los 15 países más contaminantes y no en el seno del G8.

Aún así, en una entrevista publicada hoy por el diario británico "The Guardian" Blair se mostró seguro de poder convencer a su colega estadounidense de que acepte un recorte de las emisiones "del orden del 50 por ciento, no de sólo un 20 por ciento".

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