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Blair y Bush, en su última reunión como aliados
También recordará su promoción de la "Tercera Vía" económica, como alternativa al comunismo y al capitalismo sin corazón, y el haber sido el laborista que ha gobernado Reino Unido por más tiempo en la historia del país.
Sin embargo, es Irak lo que ha dejado su marca de fuego en su gestión y el motivo de su partida.
Una revuelta en su propio partido por el descontento de los votantes con la participación británica en esa guerra lo ha obligado a pasarle el bastón a Gordon Brown, su ministro de economía, que ha esperado durante años ese momento.
Bush, por su parte, pierde a su apoyo más fiel en la escena internacional, a alguien que le ha ayudado de forma pública y también tras bambalinas, al intentar mediar, por ejemplo, con el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schroeder para convencerles de que abandonasen su oposición a la invasión de Irak.
Reino Unido bajo Blair ha sido el único país que ha enviado tropas a Irak en números significativos y el que ha permitido a Bush hablar de un verdadero esfuerzo "internacional" y una "coalición" en el país mesopotámico.
Además, Bush ha confiado en Blair en mil otros asuntos de relevancia internacional, desde el programa nuclear en Irán hasta la situación en Afganistán y las negociaciones atómicas con Corea del Norte.
Hoy de nuevo ambos líderes mostraron esa sintonía al hablar de Darfur. "Estamos ansiosos por que se tomen acciones enérgicas" contra el Gobierno de Sudán, dijo Blair, en nombre de los dos.
Y Bush lo confirmó: "Enfatizaré (en la cumbre del G8), junto con Tony, la necesidad de que las naciones actúen. Si la ONU no actúa, tenemos que hacerlo nosotros mismos".
Bush impuso la semana pasada sanciones unilaterales contra Jartum y quiere que otros países hagan lo propio.
Pero no siempre están tan de acuerdo los dos y la influencia de Blair sobre un hombre al que no llama "George", sino "presidente", es limitada.
Blair había querido terminar su mandato con broche de oro con un acuerdo en el G8 para limitar la emisión de los gases que ocasionan el efecto invernadero, pero Bush ha impedido ese pacto.
"Nada va a pasar, en términos de reducciones sustanciales, a menos que China e India participen", señaló hoy Bush, quien ha dicho que esos topes deberán ser acordados tras negociaciones entre los 15 países más contaminantes y no en el seno del G8.
Aún así, en una entrevista publicada hoy por el diario británico "The Guardian" Blair se mostró seguro de poder convencer a su colega estadounidense de que acepte un recorte de las emisiones "del orden del 50 por ciento, no de sólo un 20 por ciento".
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