19 de junio 2007 - 00:00

Charlas de quincho (segunda parte)

Completamos hoy la entrega iniciada ayer de las charlas de este fin de semana largo. Lo más saliente: una comida benéfica a metros de los bosques de Palermo. Allí, como siempre, todos se demostraron expertos en un deporte que había tenido a un argentino como ganador (a pesar de que la mayoría ni lo juega en la play station). Hubo referencias, sin embargo, a títulos falsos (no sólo el del ingeniero, sino también el de un gobernador sureño), a la crisis energética, a las sospechas sobre un actual funcionario que habría integrado la SIDE apoyando una dictadura vecina y a recomendaciones sobre Hugo Chávez lanzadas por la esposa del Presidente. Hubo también un almuerzo peronista con un rabino como orador (toda una rareza impensable hace no mucho), que además salió ovacionado. Finalmente, en un hotel de Punta del Este un mito demostró por qué lo es. Veamos.

Liza Minnellirodeada deJulio Bocca,Edgar Feredjian,SilvinaLuna (HotelConrad) ySusana Giménez.La diva(estadounidense)deslumbró aquienes laescucharon enel hotel esteño,casi todos ellos«high rollers»(fuertes jugadores).
Liza Minnelli rodeada de Julio Bocca, Edgar Feredjian, Silvina Luna (Hotel Conrad) y Susana Giménez. La diva (estadounidense) deslumbró a quienes la escucharon en el hotel esteño, casi todos ellos «high rollers» (fuertes jugadores).
  • Cena a beneficio de dos comedores para indigentes, emprendimiento de un juez no menos emprendedor que prefiere el anonimato (al revés de los candidatos políticos), en un restorán de Núñez (Rumi) y con presencias no sólo del gremio judicial: también llegaron uno de los miembros de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, Gabriela Michetti, Aníbal Ibarra, distintos empresarios como Jorge Brito, Mario Montoto, Daniel Hadad y Alejandro McFarlane; esperaron hasta el final por Daniel Scioli. Buen menú (sushi, bruschettas de jamón y queso, seguido de un pollo salseado con vegetales y un volcán de chocolate como postre), sorteos, donaciones, lo habitual en estos ritos de beneficencia y una curiosidad camaleónica de los argentinos: todos ya hablan como expertos en golf luego de que Angel Cabrera hace 48 horas ganara el Open de los Estados Unidos. Inclusive aquellos que nunca empuñaron un hierro o una madera.
    Palabras como «birdie», «águila», «hazard», «putter», marcas (Calloway, Ping, McGregor) surcaban por las experimentadas mesas como si fueran tan cotidianas como gol o córner, un milagro de adaptación nacional al exitismo deportivo. Tan comparable al político, ya que la Michetti también era rodeada y observada como un fenómeno de la naturaleza, casi todos disponían de una peculiaridad personal de la mujer aunque ninguno sabe si es maestra, abogada o médica. Eso sí: repiten como en la feria que gracias a ella Mauricio Macri venció en la Capital y sorteará con comodidad el ballottage del próximo domingo (se proclamaba con certeza que todas las encuestas le garantizan el triunfo por distintos márgenes al auténtico ingeniero boquense).   

  • Lo más divertido, sin embargo, eran las conversaciones sobre golf y el nuevo héroe argentino, el «Pato» Cabrera, quien según contaban proviene de una cordobesa familia más que humilde con parientes que han tenido problemas que algunos progresistas vinculan a la pobreza, quien atendía en tiempos peores como caddie una casilla de golf en la provincia. Ahora estaban hasta los que habían compartido una línea con él (es decir, habían jugado), como el caso de uno de los magistrados presentes. La anécdota: el juez le pegó mal en el tiro de salida, protestó en voz alta como casi todos los aficionados (bueno, también lo hacen profesionales insuperables: bastó ver a Tiger Woods maldiciéndose en el último certamen cuando no acertaba con sus disparos), y simpático Cabrera le replicó al malogrado jugador: «No te preocupés, gordo, porque vos no te ganás la vida con esto».
    Después, observaciones sobre el progreso del golf en el país, la numerosa cantidad de canchas en la provincia de Buenos Aires (cada día se construyen más) y la certeza de que es un juego accesible en términos económicos. Al revés de lo que pasa en otros, como Estados Unidos, donde la membresía a ciertos clubes no baja de 250 mil dólares y los servicios adicionales cuestan un dineral. ¿Y cómo hace la clase media baja para jugar al golf en esa tierra?, preguntó un neófito. Simple, contestó un especialista: usa el play station.

  • Para más precisiones sobre este deporte, uno habló del paraíso de Naples, antaño lugar de veraneo exclusivo de los Wasps (blanco, anglosajón, protestante), a una hora de Miami, que hoy tiene la mayor cantidad de hoyos por habitante del mundo (casi una estadística del Reader's Digest). Y en el que, decían, ahora se desarrolla una sofisticación casi impensada hasta en los libros de ciencia ficción y, si se piensa, imprescindible por el sofocante calorde ciertos meses en el sur de la Florida: alrededor de una de las canchas han experimentado con unas pastillas químicas que, al encenderse, cambian la temperatura ambiente y les permitirían a los jugadores practicar como si dispusieran de aire acondicionado al aire libre. Obviamente, es de imaginar que el fee (el permiso para jugar) de esa cancha tendrá un precio sideral.
    Al también golfista McFarlane (28 de hándicap) le preguntaban sobre la crisis energética y, los más especializados, por la certeza de que la controlante de la empresa que dirige (Edenor, o sea Pampa Holding del grupo Mindlin) se ha quedado ya con la central Piedrabuena. No respondió en ninguno de los casos: en la noche hacía beneficencia, no hablaba de negocios. Brito se desentendía de cualquier involucramiento en la compra de YPF y la Michetti reiteraba comentarios sobre la futura gestión en la Intendencia porteña. Ninguno de sus dichos provocaba discrepancia: no fuera a ser que se le caiga algún voto el próximo domingo.   

  • Nadie eludía, otra vez, el tema del falso título de ingeniero de Juan Carlos Blumberg (sobre lo que el macrismo no habla y, por el contrario, hay información de que mucho antes de la divulgación de Ambito Financiero ya había tomado distancia, por esa razón usurpadora, del exitoso predicador por la seguridad), cuestión que el gobierno y sus voceros han tomado como emblema. Pero tanto empecinamiento y burla oficiales sobre Blumberg les hace olvidar una mínima respuesta o aclaración en torno a un dato que también ofreció este diario -el mismo día de la falta de título de ingeniero de Blumberg-, sobre la pertenencia de un actual secretario de Estado del Ministerio de Defensa, Martín Gros, defensor de los derechos humanos, a un organismo de inteligencia como la SIDE en tiempos que este instituto apoyaba en Bolivia al controvertido general Hugo Banzer.
    Importa conocer alguna contestación porque la ministra Nilda Garré, amén de su urticaria con todo lo que significa centroderecha, ha instruido que no se debe convalidar ningún recuerdo a violadores de la Constitución, a pesar de que ella fue embajadora frente a Hugo Chávez y se reconoce peronista de Perón (ambos, claro, en algún momento protagonizaron episodios que transgredieron la ley). Si la Garré no revela nada, tampoco Kirchner -lo que significa una política premeditada al respecto-, al menos el propio Gros podría ofrecer algún detalle, exculpatorio o no, de esas misiones argentinas por países vecinos siempre relacionadas con grupos paramilitares.

  • A propósito de Chávez, se comentó la defensa que Cristina de Kirchner hizo del mandatario venezolano en Ginebra («No hay que temerle a Chávez»). Si bien en ese foro nadie presta atención a las declaraciones de los invitados -recordar que la OIT es uno de los organismos más inservibles y burócratas en existencia-, quienes allí hablan siempre lo hacen para su propio país, para su propia campaña. Es un ejercicio doméstico, no internacional, por más que hasta allí el gobierno haya derivado al propio canciller Jorge Taiana.
    De ahí que alguien se preguntara:¿por qué la esposa del Presidente, al hablar de Chávez, no le preguntó a Daniel Funes de Rioja, el abogado del sector empresario que la acompañó y hasta ayudó a salvar escollos en la organización, sobre si se le debe temer o no a Chávez? Este especialista del derecho laboral la podría haber iluminado al respecto; conoce como pocos la realidad empresaria de ese país. Puede ser, decían, que en la Casa Rosada se carezca de la información necesaria, también de la oportunidad: hoy no deben leer los diarios sobre el unicato político que ha impuesto el bolivariano, el modelo clientelista que sirve para el poder omnímodo de uno solo y no alcanza a resolver problemas esenciales del país. A pesar, inclusive, de que el gobierno usufructúa uno de los mejores períodos de su historia por el precio del petróleo. Hubo otro razonamiento interesante sobre esta declaración de la primera dama: si, como mandaron decir algunas fuentes del gobierno, la candidatura de Cristina representaría un cambio, su afirmación a favor del militar venezolano indica que ella se mantiene a pie juntillas con ese proceso y lo que significa, desde la expropiación a los piqueteros, de los límites a la libertad a la demagogia personal. Algo para pensar.   

  • Como más de uno deseaba que no se conociera su opinión -nadie quiere comprometerse aún en situaciones difíciles- un infidente se apartó de ese diálogo para sorprender a los presentes con una pregunta. A propósito, claro, de los títulos «truchos». Inquirió: ¿a qué no saben quién es el gobernador sureño que también presume de una graduación universitaria que no tiene? Tengo todas las pruebas de que él también se hace llamar doctor y nunca se recibió. Atención general, falta de precisiones -este enigma se resolverá en próximas entregas de quinchos-, la nueva tendencia argentina por el golf también acude, por otra vía, a debatir, develar y transmitir una pasajera moda local: los usurpadores de títulos. También en esto, los argentinos parecen tan campeones como Cabrera.

  • En el peronismo, ese movimiento donde todo cabía, nunca se advirtió demasiada proclividad hacia los judíos, a pesar de que hubo hombres de esa religión en los diversos gobiernos de ese partido (tampoco esa comunidad, para ser justos, nunca se mostró entusiasmada con el justicialismo). Más bien se destacó en el peronismo una corriente poco afín a la comunidad judía, vestida de nacionalista, la que en buena parte terminó en el 55 quemando iglesias. Gente contradictoria, sin duda; lo cierto es que eran otros tiempos. Ahora, tanto se ha cambiado que, de pronto, los peronistas que no siguen a Néstor Kirchner se fanatizan con los mensajes del cardenal Jorge Bergoglio -él, además, reconoce que en su juventud fue peronista, de una de las sectas menos recomendables por su esoterismo político ( Guardia de Hierro)- y ahora, con excitado fervor, esos mismos hombres le rinden culto a un rabino: Sergio Bergman. Quien, además, por si no alcanzara la admiración, los trata como «compañeros» en forma reiterada, ya que a la palabra el vulgo argentino le asigna un carácter partidario cuando en verdad representa, en su sentido original, la máxima confraternidad humana por el significado de compartir el pan.
    Y compartió el pan con ellos, en el restorán El General (cada vez se come peor), lo partió y repartió con Andrés Cisneros, Alberto Kohan -quien llevó al pastor al almuerzo-, Rodolfo Barra, Jorge Raventos, Mariano Caucino, Rodolfo Iribarne, Humberto Toledo, Jorge Castro, Pascual Albanese, Víctor Lapegna, Marcelo Bragagnolo y el orfebre Juan Pallarols, entre otros. Como no sólo de pan vive el hombre, hubo lentejas y empanadas, poco vino, mientras Bergman se permitió una dieta lácteovegetariana para no ganar en esas comilonas los kilos que pierde en un gimnasio de Barrio Norte y cumplir además con las leyes alimentarias de un té.   

  • Recogió aplausos -aunque varias veces dijo no ser peronista- por su reclamo de democracia y república, ya que la democracia de un solo mandante -en la que otros poderes pierden significado- se desliza, inevitablemente, a la tiranía. La muchachada (injusta calificación a tantos que ya están en la tercera edad) bramaba de alegría, más cuando el rabino los instó a que compartieran sus personajes míticos, Perón y Evita, con el conjunto de los argentinos. Es una forma, según él, de contribuir a la identidad nacional. Como es joven, quizás Bergman ignore que en otras épocas el justicialismo trató de imponerle al resto de los argentinos, con aceite de ricino, a sus personajes míticos.
    Había una guía en el rabino, pues les habló de construir futuro con la historia en lugar de usar facciosamente la memoria y suponer, con arrogancia, que la historia empieza a partir de la gestión propia. Más vítores; no había que señalar a quién se refería Bergman: todos entendían, hasta los más peronistas. Tanto espíritu fraterno en el almuerzo, por otra parte, complementó el hecho de haber compartido el pan: es que Pallarols invitó a todos los asistentes a que contribuyeran con un golpe de cincel a su obra de unión nacional que considera una misión. Y la mostró: una mascarilla en plata de Eva Perón de la cual aspira que, a golpes de cincel, varios miles de argentinos lo ayuden a terminarla. Mientras, Bergman abogaba por los partidos políticos, por la participación y, de paso, encendía su verba para explicar: un país necesita unión, afirmación, pero respeto a las diferencias. No aceptemos la « tolerancia» del poder, esa palabra que denota la suficiencia del poderoso frente a los demás. No sólo los peronistas de El General entendían el mensaje, tanto que ni siquiera le preguntaron si se postularía a senador o qué había pasado en su corto trayecto político que pasó de Carrió-Telerman a Macri con la velocidad del tren bala.

  • Castigada por la vida -por su propia decisión de vida-, alcohólica y otras yerbas, Liza Minnelli -testigo recuperado para el espectáculo- atrae aún por historia, encanto familiar (Judy Garland, Vincente Minnelli), escándalos amorosos (Frank Sinatra), casorios diversos. Y por cierto profesionalismo musical de origen, como el que mostró en el Conrad en una sesión especial para los high rollers y otros invitados que adornaron la presentación (Susana Giménez, Teté Coustarot, Julio Bocca, Gustavo Yankelevich, habitués del balneario). Para gente -muchos brasileños- que tiene como premio, por haber jugado y perdido tanto en el casino una invitación al show, la estrella deslumbró, al menos recordando «Cabaret» o «New York, New York».
    Después hubo cena de hotel, desfile de fotógrafos ( importante dotación a pesar del invierno), gente en lista de espera para el puchero del sábado, y comentarios sobre la permanencia de Francis Ford Coppola en la Argentina. Contaban allí que se quedará un año entero en el país, hará un film con acento italiano, tomará vino en cantidad y calidad, traerá a toda su familia (incluye a su hija directora), visitará lugares diferentes de la Ciudad, curiosidades como la radio «La Colifata» en el Hospital Borda, donde prometió que convertirá en actor a uno de sus protagonistas. Si hasta podría ir al programa de la Giménez, ¿o acaso la Minnelli no la mencionó a la Su en su recital del Conrad? Famosa local, famosa internacional.   

  • Si abundan las inquietudes sobre el venezolano Chávez y sus pretensiones hegemónicas, por más que la señora del presidente argentino diga que nadie debe asustarse, en la embajada brasileña poco caso le hacen a su consejo. Con motivo de la despedida de María Dulce, encargada de negocios ahora devenida embajadora ante Cabo Verde, se habló largamente en el cóctel sobre el general y la inclusión -útil o no-de Venezuela en el Mercosur. Para Brasil, por lo que se escucha, toda visión sobre los dos casos son críticas. Ni al comprensivo Lula parece gustarle que su colega -a fin de junio, visita Moscúse compre entre 5 y 9 submarinos (gastos de 2.000 millones primero, 3.000 millones después) para convertir a Venezuela en el país de la región con la flota de submarinos más grande.
    ¿Es bueno ese socio con el cual sólo se hacen tratos para avanzar más en la paz? Pregunta que quizás responda la Kirchner en Ginebra, pero que también debe preocupar en la Argentina. Es que ese avance de la armada venezolana forzará otros avances militares de Brasil, lo que siempre inquieta a sus vecinos. Innecesaria carrera armamentista, fútil además (si entrara en guerra Chávez, ¿sería bueno saber quién lo proveería de materia logístico?), preocupante para los socios y tan estúpida que, cuando le entregue Rusia los primeros submarinos, en 2010, ya entonces Brasil dispondrá del primero a propulsión nuclear. Y no hecho en los talleres Domecq García, como pretendía el almirante Massera.   

  • ¿Con quién pasó Carlos Menem el Día del Padre? Con su hija Zulemita, su nieto y una rubia que -se suponees amiga de la hija. Almuerzo en el Plaza y, fuera de lo social, la duda metodológica del riojano: ¿Me presento a la gobernación de La Rioja o a la Presidencia? La hija no sabe, no contesta, pero admite que su padre en la provincia es el candidato mejor posicionado. ¿Con quién pasó Diego Maradona el Día del Padre? Con su hija Dalma buena parte, a quien fue a ver como actriz en el teatro El Nudo, donde participa en la obra «Fuimos todos» (casi una respuesta al libro de Juan Bautista Yofre, «Nadie fue»).
    ¿Por qué saber sobre ellos? Sencillo, es por los argentinos que preguntaban los peruanos que, en su embajada, recibieron al canciller José Antonio García Belaúnde, sobrino del ex presidente Fernando Belaúnde Terry, tan comprometido con la Argentina durante la guerra de Malvinas. Muchas palabras del gobierno sobre ese episodio, rasgarse las vestiduras por la patria, pero ausencia absoluta a la hora de honrar amigos de aquel momento. Sí, en cambio, estuvo Rodolfo Terragno, radical que manifestó en su momento observaciones críticas sobre la estupidez de la guerra, como diría Juan Bautista Alberdi. Amable reunión en la que también participó un ex militar, Julián Licastro: ideólogo en los 70 de algunas corrientes del peronismo, socio de otro militar retirado que terminó junto a Domingo Cavallo, ex embajador argentino en Lima y hoy con trabajo diplomático en la Junta Interamericana con sede en Washington (una forma oficialista de vigilar al imperialismo). Le pagó el gobierno Kirchner con ese cargo por su devoción peronista y los militares ni siquiera se quejaron: ocurre que medió más de una vez para evitar que el gobierno sancionara a oficiales de menor rango por denuncias de las organizaciones de derechos humanos. También estaban otros embajadores, Rosendo Fraga opinando sobre la pingüina o el pingüino, los anfitriones preguntando por Menem y Maradona, y algún lenguaraz interrogando al vacío: ¿Es cierto que la ministra Felisa Miceli contrató a un semiólogo para saber quién realmente escribe cada artículo de economía en los diarios y revistas?   

  • Vamos a cerrar con un chiste no tan fuerte como el que publicamos ayer, pero que tiene lo suyo. Un político «coloca» a un amigo en un puesto público. Lo hacen pasar por la revisión médica, y allí se descubre que el hombre había perdido ambos testículos en un accidente. El médico laboralista le dice:

    -Todo bien, hombre... No hay problemas: está aprobado.

    -Pero doctor, ¿está seguro de que lo que tengo (o no tengo, mejor dicho) no será un impedimento para mi futura tarea?

    -Le aseguro que no; preséntese el lunes a trabajar.

    -¡Gracias, doctor; muchísimas gracias!

    El hombre, agradecido pero atribuyendo su éxito a su recomendación, se va del consultorio, pero vuelve para preguntar cuál es el horario que deberá cumplir.

    -Mire; en este ministerio se trabaja de 9 a 17, pero usted cáigase tipo doce, una...

    -¿Y por qué?

    -Es que desde las nueve hasta pasado el mediodía lo único que hacen acá es rascarse las bolas...
  • Dejá tu comentario