20 de agosto 2001 - 00:00

LA VISITA DE GOYA A NEUQUEN

El edificio restaurado, sede del Museo Gregorio Alvarez.
El edificio restaurado, sede del Museo Gregorio Alvarez.
Alba Suárez

Con la muestra del artista plástico Julio Le Parc, realizada a comienzos de este año, quedó inaugurada en Neuquén la sede del Museo Nacional de Bellas Artes. Actualmente funciona en forma transitoria en el Museo Provincial Gregorio Alvarez, un edificio con historia para Neuquén, porque allí se guardaban las locomotoras del tren.

Para poder comprender la profunda importancia de la presencia del Museo en la Ciudad se vuelve imprescindible repasar la historia patagónica.

Se deben mencionar tres corrientes civilizadoras. La primera fue la Conquista del Desierto; la segunda, las corrientes migratorias que se ubicaron en la región; y la tercera, la llegada del ferrocarril, que trajo a nuevos contingentes de personas, permitió la comunicación y el comercio.

Un siglo después llega una nueva corriente civilizadora, cultural, con una de sus manifestaciones paradigmáticas, el arte. Y el museo para contenerlo utiliza, casualmente, el mismo edificio que usaba el ferrocarril.

El gobierno municipal, a cargo del intendente Horacio Quiroga, asumió el compromiso de considerar como asunto estratégico el desarrollo de la ciudad, para así posicionar a Neuquén como la puerta de la Patagonia.

En ese contexto se considera a la cultura como el eje de un crecimiento sostenido de mayor formación, que genera un movimiento económico y un desarrollo de la ciudad, y por consiguiente de la provincia toda.

El subsecretario de Cultura del municipio, Oscar Smoljan, realizó una gestión tendiente a jerarquizar las muestras de artes plásticas, presentando las del Banco de la Ciudad, una muestra de Ricardo Carpani y otra dedicada a las vertientes más innovadoras del arte moderno, que tuvieron una gran repercusión y que permitió demostrar que había un gran espacio para trabajar con nuevas ideas. No pasó mucho tiempo desde estos prime-ros movimientos y gestiones de las autoridades, sólo unos pocos meses.

El 25 de setiembre de 2000 se firmó el convenio en la Municipalidad de Neuquén. El Museo de Bellas Artes (MNBA) abriría así una sede en la capital provincial, que es considerada la ciudad más importante de la Patagonia. Esta iniciativa se encuadra dentro de una política de federalización impulsada por el director del MNBA, Jorge Glusberg, quien llevó el museo al interior. Se crearon entonces dos sedes: primero la de Córdoba, y luego la de Neuquén.

Inicialmente el museo comenzó a funcionar en el Museo Paleontológico Gregorio Alvarez, cuya muestra permanente fue trasladada al Museo de la Ciudad.

La comuna materializó la propuesta cediendo un terre-no ubicado en pleno centro comercial y financiero para la construcción del edificio definitivo de la institución, que tendrá una superficie cubierta de 2 mil metros cuadrados.

Esta semana se elevan al Concejo Deliberante las bases de la licitación, que van a posibilitar que capitales privados utilicen el espacio aéreo sin pagar la tasa correspondiente, construyéndole a cambio a la ciudad el edificio del museo.

Las empresas que liciten tendrán que ajustarse al criterio de un museo con un concepto moderno de construcción, con alturas adecuadas, con iluminación natural.

Está previsto también un entorno comercial que permita sustentar ese edificio de exposiciones artísticas, como una librería y un café literario. Neuquén podrá de esta mane-ra, disponer de todo el patrimonio del MNBA que consta de más de 10 mil piezas entre esculturas, pinturas, grabados y tapices.
•El Bellas Artes
Vale recordar que el 16 de julio de 1895, el presidente José Evaristo Uriburu firmó el decreto por el cual se creó el Museo Nacional de Bellas Artes, que fue inaugurado en diciembre de 1896.

El museo funcionó en diversos lugares, primero en el edificio del Bon Marché, luego fue en el Pabellón Argentino, después en un edificio ubicado frente a la Plaza San Martín y finalmente fue trasladado al edificio en donde funcionó la Casa de Bombas de la distribuidora de agua de la Ciudad, que es su ubicación actual, de avenida Del Libertador y Pueyrredón. El edificio fue restaurado y acondicionado por el arquitecto Alejandro Bustillo. En 1931 se instaló la biblioteca y todo el patrimonio de obras de arte, quintuplicado desde su creación, gracias a donaciones privadas y a programas de compras que se realizaron desde que las impulsó su primer director, Eduardo Schiaffino, línea que siguieron todos los directores que lo sucedieron.
•Oferta cultural
En muy poco tiempo más, Neuquén estará en condiciones de brindar una oferta cultural turística muy importante, tal vez la más interesante de la zona, considerando que no es la más poblada ni con más historia del país.

La ciudad cuenta, en un circuito no muy extenso, con el Museo Nacional de Bellas Artes, destinado a exhibir colecciones del central y muestras nacionales e internacionales; el Museo Gregorio Alvarez, con exposiciones arqueológicas, etnológicas y paleontológicas; el Museo de la Ciudad Paraje Confluencia, con muestras permanentes de los primeros pobladores, arqueológicas y etnológicas; el Museo de Geología y Paleontología de la Universidad Nacional del Comahue, la Sala de arte Emilio Saraco, donde se exhiben obras de arte locales y nacionales.

En meses más, próximo a definir el lugar donde funcionará, se instalará el Museo de la Música. También está en estudio y planificación un Museo del Sitio, destinado a la paleontología, geología y especies naturales, que se ubicará en el Parque de los Dinosaurios, en el sector oeste de la ciudad.
•Goya en Neuquén
Queda la certeza que la presencia del Museo Nacional de Bellas Artes en Neuquén es clave, tanto es así que en agosto, por primera vez en la historia de la ciudad, se presentará una muestra de grabados de Francisco de Goya y Lucientes, uno de los pintores fundamentales del arte universal.

Abrir un museo en la ciudad es ingresar a la segunda puerta del progreso futuro de la región. Los recursos naturales ya no son la base de una economía que permite desarrollarse a una región, ahora lo es la ciencia, la cultura y el turismo.

Cuando el subsecretario municipal de Cultura, Oscar Smoljan, manifestó durante la firma del convenio entre el municipio y el museo, "que éste sería el año de los ladrillos culturales", no hacía más que subrayar una obra de mayúscula importancia: el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén.

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