29 de octubre 2001 - 00:00

El peligro de los amortiguadores defectuosos

El peligro de los amortiguadores defectuosos
En ellos generalmente encontramos madres con niños pequeños, que se tomaron el trabajo de colocar “tikers”en la luneta que dicen “uidado, bebé a bordo”, o también taxis sorteando el tránsito, donde atrás, sin inmutarse, viajan personas como usted intentando infructuosamente leer el diario, por citar algunos ejemplos, quizá los más comunes y significativos. Este panorama, tan común en el paisaje urbano, evidencia una falta de información y de control que puede perjudicar no sólo al responsable del vehículo sino a cualquiera de nosotros.

El amortiguador, causante de este síntoma, es un componente ignorado frecuentemente por los conductores, que desconocen su vital importancia en el desempeño y la seguridad de su vehículo.

Un organismo independiente alemán, el TÜV, realiza frecuentemente ensayos e investigaciones para evaluar la influencia de los amortiguadores en la seguridad. Con tal fin, se comparó un amortiguador nuevo con uno similar pero con un desgaste de 50%, estado en el que se sugiere cambiarlos por estar al límite de su capacidad.

Un desgaste que se logra según el uso, donde intervienen factores como el estado de los caminos donde frecuentemente se transita o el modo de conducción. En nuestro país la reposición es conveniente hacerla entre los 40.000 y los 60.000 kilómetros de uso.

Los ensayos realizados sobre un monovolumen arrojaron datos muy significativos y alarmantes. Para medir las características de maniobrabilidad y la capacidad de frenado en situaciones imprevistas se llevaron a cabo dos tipos de prueba en ruta.

•Optimas condiciones

En la primera, un “anic stop”en línea recta con un cambio rápido de carril a 80km/h sobre una superficie irregular.

Aquí el monovolumen con los amortiguadores en óptimas condiciones pudo resolver la situación en 33,9 metros, mientras que con los amortiguadores desgastados necesitó casi cuatro metros más, lo suficiente para incrustarse en el obstáculo.

Posteriormente, se realizó la famosa “rueba del alce” una maniobra de escape con doble cambio de carril.

En este ejercicio, el conductor, con los amortiguadores en condiciones, no tuvo inconvenientes en evadir el obstáculo a 59km/h, mientras que al enfrentarse a la misma situación con los amortiguadores defectuosos necesitó disminuir la velocidad a 7 km/h para poder sobrevivir y contarnos esto.

Estos ensayos demuestran que aun a bajas velocidades, las consecuencias son notorias y no cabe duda de que en velocidades normales como las de una autopista o una ruta, las consecuencias son exponencialmente peores.

Con los amortiguadores en mal estado, las distancias de frenado aumentan considerablemente, el vehículo se torna ingobernable y cualquier maniobra genera una sensación de inseguridad que, si no estamos entrenados, puede ser fatal, aun en condiciones normales.

Los amortiguadores desgastados también pueden ser detectados cuando al tomar una curva necesitamos hacer una corrección de la trayectoria o evitar algún obstáculo. Notaremos que la rueda delantera tiende a bloquearse generando otra situación que en el mejor de los casos resulta sólo incómoda, trayendo consigo la pérdida de estabilidad del vehículo.

El problema se acrecienta cuando las condiciones climáticas son adversas. Al llover, la superficie donde transitamos se convierte en un terreno peligroso aun con los amortiguadores en buen estado, pero si éstos se encuentran desgastados, aun en rectas, encontraremos sorpresivamente que nuestro vehículo se torna incontrolable y por segundos no podremos ejercer ninguna acción sobre él. La tendencia al “cuaplaning”aparece constantemente ya que la capacidad de adherencia se ve reducida drásticamente.

El auto puede derrapar porque las ruedas quedan flotando en el agua debido a que el amortiguador no tiene la capacidad de ejercer la presión necesaria.

Las fallas en los amortiguadores también se evidencian cuando notamos en las cubiertas un desgaste secuencial perpendicular al sentido de rodamiento que, obviamente, trae aparejado vibraciones en la dirección.

Gran parte de la seguridad que buscamos al conducir un automóvil depende de los amortiguadores y es por eso que debemos estar atentos; éstos merecen una revisión periódica que no debe superar los 15.000 km de uso. Estos deben ser cambiados como mínimo de a pares por nuevos y olvídese de los reparados.


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