5 de junio 2025 - 08:13

Inflación dos años dentro del rango meta: ¿cuál es el panorama futuro?

La inflación cumplió 24 meses dentro del rango de tolerancia, acumulando un 5,05% anual en el mes de mayo.

La política monetaria del Banco Central del Uruguay, un factor decisivo en el nuevo nivel de inflación.

La política monetaria del Banco Central del Uruguay, un factor decisivo en el nuevo nivel de inflación.

Foto: Freepik

La inflación cumplió 24 meses consecutivos dentro del rango de tolerancia establecido por el Banco Central del Uruguay (BCU), un logro directamente relacionado con el manejo de la política monetaria, en un rumbo que trazó el directorio conducido por Diego Labat, cuya continuidad garantizó Washington Ribeiro y mantiene en el inicio de su gestión Guillermo Tolosa.

El IPC logró sostenerse por debajo del techo del 6% durante un período equivalente al Horizonte de Política Monetaria (HPM), siendo de 5,05% en mayo, y de cara al futuro asoma un interrogante: ¿puede consolidar ese proceso y alcanzar el objetivo del 4,5% en el corto plazo?

Un contexto global incierto

El economista Ignacio Umpiérrez recordó en diálogo con Ámbito que hace dos años el debate a nivel mundial era “si la inflación, luego de los picos de 2022, volvería a los niveles prepandemia, a qué velocidad ocurriría eso y cuál sería el ratio de sacrificio en términos de actividad y empleo”, teniendo en cuenta las políticas monetarias contractivas de los bancos centrales.

Al respecto, recordó que en Uruguay intentaba vislumbrarse “si la convergencia hacia una inflación más baja sería a su promedio histórico de 7-8% o habría alguna ‘baja de escalón’”, algo que terminó ocurriendo, a su entender, “en primer lugar por el cambio en la política monetaria”.

Umpiérrez destacó que la inflación “promedió en los últimos 24 meses 5% y 5,3% en los últimos 12 meses”, de manera que consideró derribado un mito. “Ha quedado demostrado que no hay tal cosa como ‘la excepcionalidad uruguaya’, que nos impedía tener una inflación más baja, aún con rasgos idiosincráticos como alta indexación, economía parcialmente dolarizada o algunas rigideces nominales”, analizó.

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La política monetaria fue un factor determinante

A su turno, la economista de CPA Ferrere, Florencia Zufiría, consideró en declaraciones a este medio que “la política monetaria contractiva decidida por parte del Banco Central durante la administración anterior fue determinante para lograr el quiebre de la inercia inflacionaria”.

Para Zufiría, ese contexto “fue facilitado por una caída en los precios transables que se profundizó durante 2023 y permitió una moderación del indicador global”, mientras destacó que “a pesar de presiones al alza por la depreciación del peso uruguayo en 2024, se mantuvo dentro del rango”.

En tanto, Umpiérrez consideró que al priorizar el objetivo inflacionario “se mejoró la comunicación, la transparencia y se fortalecieron los instrumentos, actuando más conforme a una regla que por discrecionalidad y así las políticas funcionan”.

A la vez, realzó “la voluntad y el trabajo del equipo económico de aquel entonces” y apuntó: “El Banco Central empezó a recuperar credibilidad perdida, que sube por escalera, pero había bajado por ascensor en anteriores períodos”.

Una baja de escalón “sin grandes costos”

A eso, el economista con posgrado en Finanzas Corporativas le agregó que “hubo un contexto macroeconómico que facilitó que ello ocurriese”, señalando que “la economía en promedio creció a un nivel cercano a su potencial en este período, sin grandes holguras en el mercado de trabajo, con salarios nominales y dinámicas de precios no transables que paulatinamente fueron incorporando el escenario de desinflación”.

BCU Banco Central Del Uruguay

Uruguay importó desinflación desde la extrarregión con precios de materias primas más bien débiles, un dólar estable en promedio y luego débil en los últimos meses y deflación en dólares desde Argentinahasta fines de 2023”, observó.

En esa línea, Umpiérrez destacó que “se logró una baja de escalón hacia un nivel más bajo, sin grandes costos en términos de actividad”, ni tampoco “grandes afectaciones en el volumen exportado, el déficit de cuenta corriente o la creación de empleo”.

“Esas variables habrían tenido un desempeño esperado muy negativo si asumiéramos que la política monetaria contractiva habría sido la causante del ‘atraso cambiario más grande del siglo’, como llegó a decirse”, desafió las críticas sobre la depreciación del dólar en años anteriores.

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¿Qué puede ocurrir a futuro con la inflación?

Pensando en los próximos meses, Zufiría consideró que alcanzar la meta del 4,5% “dependerá de varios factores”, para luego profundizar: “En el corto plazo, el panorama internacional estaría operando a favor de una mayor desinflación a nivel local, especialmente por la caída del dólar a nivel internacional, que se traduce en una apreciación del peso, pero también por un contexto de menor crecimiento global que aporta en el mismo sentido”.

A la par, Umpiérrez valoró que “el nuevo marco de política monetaria fue validado por el actual equipo económico y se han dado señales para alcanzar el 4,5% como meta puntual, de ir hacia una desinflación más simétrica y de anclar ese 4,5% en la instancia salarial y presupuestal de julio y agosto”, algo que calificó como “sano y bueno”.

“Estamos nuevamente en un momento donde hay fundamentos externos y domésticos consistentes para que la inflación pueda ir al 4,5% en el corto plazo, quizás a fin de año o en los próximos 12 meses”, vaticinó.

Factores locales y globales a monitorear

Al ponderar cuestiones domésticas de cara a las próximas semanas, el economista afirmó que “a partir del segundo trimestre la economía estaría ingresando en una fase de desaceleración, que podría ser más pronunciada en la segunda mitad del año”, mientras que en el escenario externo admitió que “está siendo un poco atípico, ya que el dólar a nivel global se ha debilitado y no fortalecido como suele ocurrir”.

“Los precios internacionales han fluctuado heterogéneamente, con granos y petróleo débiles, y carne y lácteos tonificados, pero las presiones desde la demanda tenderían a mantenerlos en niveles bajos en términos históricos de las últimas décadas”, observó y agregó: “Las tasas continuarían altas por un tiempo más prolongado, de modo que el escenario es adverso, agravado por un tipo de cambio que, al momento, no estaría amortiguando este ciclo”.

“Este escenario, condicional a la reafirmación de menores expectativas inflacionarias y una brecha del PIB levemente negativa en los próximos trimestres, podría comenzar a sugerir alguna baja en la Tasa de Política Monetaria (TPM) para julio o agosto”, anticipó Umpiérrez de cara a las próximas reuniones del Copom.

En tanto, Zufiría indicó que “ciertos indicadores muestran que aún faltaría un esfuerzo adicional para alcanzar el objetivo del BCU”, entre los cuales mencionó las expectativas de inflación que todavía mantienen “cierta distancia con el objetivo”, así como la inflación subyacente, que “permanece elevada y más cercana al techo del rango de tolerancia”.

“Las autoridades también han destacado la importancia de que la desinflación se dé de forma más ‘simétrica’, con referencia a la necesidad de moderar la evolución de la inflación no transable, que ha sido más ‘rebelde’”, indicó la referente de CPA Ferrere.

Finalmente, observó que tanto la próxima ronda de los Consejos de Salarios como la presentación del Presupuesto “serán instancias clave en cuanto a la posibilidad de que la inflación siga bajando y dejarán en evidencia si existe una coordinación de políticas y si la política salarial y fiscal estarán alineadas con el objetivo del BCU”.

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